POESÍA. NARRATIVA. INFORMACIÓN LITERARIA. CONCURSOS. AUTORES CLÁSICOS Y NÓVELES


Puedes pedir los libros de la autora al mail: beamarchisone@gmail.com (envíos a todo el país)

LIBROS PUBLICADOS POR LA AUTORA
(poesía y narrativa)
"DE LOS HIJOS" (2014)- Ediciones Mis Escritos (Bs. As.)

Rincones y Acuarelas I (Poesía) -2019- La Imprenta digital (Bs. As)

Rincones y Acuarelas II (Narrativa)- 2019- La Imprenta digital (Bs. As.)

Los encontrarás:
En Rafaela (Santa Fe): en Librerías "EL SABER", "PAIDEIA" y "FABER".
En San Francisco (Córdoba): en Librería "COLLINO"
y en otras librerías del país.

sábado, 18 de febrero de 2017

martes, 14 de febrero de 2017

Obras seleccionadas en el II Concurso de cartas Ojos Verdes Ediciones, “Cartas en el agua”. (Alicante- ESPAÑA)

AQUÍ  LAS  OBRAS: http://ojosverdesediciones.com/cartas-en-el-agua/


Las mismas serán publicadas en una recopilación, tanto en formato papel como en ebook.

En San Valentín: Estás allí (de la autora)


El sol de la mañana aparece cada día
despertando los aromas de la casa,
alumbrando, invadiendo los rincones,
penetrando en las rendijas de todas las ventanas.

Tú amaneces allí...al lado mío,
para que juntos escribamos otra página
del libro que relata nuestra vida,
usando como tinta la verdad y la confianza.

Estás allí, esquivando los escollos,
en este mundo tan alborotado,
orientando el cauce de los ríos,
dejando una huella, allí por donde vamos.

Siempre allí, modelando mi paisaje
o pintando una parte de mi cuadro,
completando mi rompecabezas
con las piezas que aún no hemos inventado.

Y cuando haga el balance de mi vida,
siempre estarás allí, tan simple y complicado,
tan huracanado y tan sereno,
tan íntegro, tan libre y necesario.     

Publicada en el libro SENTATE QUE TE CUENTO. Editorial De los cuatro vientos- Bs. As - 2009         

martes, 7 de febrero de 2017

LIBROS SUGERIDOS: "Cinco esquinas" (Mario Vargas LLosa)

Cinco esquinas (2016) es la última novela de Mario Vargas Llosa (1934) y la número dieciocho de su vasta colección, la misma que le valiera el Premio Nobel en 2010. Como suele suceder con las obras de Vargas Llosa, el argumento inquietante y cambiante de la novela, así como la manera tan dinámica en que está narrada, atrapan al lector de comienzo a fin. No es una novela larga ni mucho menos densa; de hecho solamente cuenta con veintidós capítulos cortos, cuyos títulos se asemejan a titulares de periódicos, y 314 páginas de lectura ágil, interesante, y amena. El estilo narrativo de la novela tampoco es complejo en absoluto y aunque coexisten varias historias paralelas no es difícil seguir la trama de ninguna de ellas ni tampoco el hilo unificador.
 El título de la novela se refiere a un espacio emblemático de Barrios Altos, un vecindario muy venido a menos, en el centro de Lima, al sector donde se interceptan cinco calles , y también se cruzan y mezclan, al menos, cinco cautivantes historias. El contexto histórico-político de Cinco esquinas corresponde a los últimos años de la dictadura de Fujimori-Montesinos.
 Cuando todo parece indicar que la novela es de corte erótico, hay un giro inesperado en la narración y creemos ahora estar frente a una novela política o de denuncia político-social frente a los chantajes, calumnias, intrigas, asesinatos y corrupción generalizada propios de la dictadura Fujimori-Montesinos, una protesta contra el periodismo sensacionalista, la prensa amarilla o, parodiando a Vargas Llosa, “la cultura del espectáculo”.
 La novela Cinco esquinas nos muestra, como suele suceder en muchas otras novelas de Vargas Llosa, un cuadro socioeconómico del Perú. Los personajes pertenecen a diferentes clases sociales y sus luchas, frustraciones, ilusiones, triunfos, fracasos y sueños son distintos. Es como si el barrio Cinco Esquinas fuera un fresco histórico detenido en el tiempo, que nos ofreciera una radiografía del pueblo peruano, es un cruce de caminos donde se juntan “todas las sangres”.

FUENTE:   Reseña de “Cinco esquinas”, de Mario Vargas Llosa, por María-Elvira ...

lunes, 6 de febrero de 2017

Un jardín sin control (de la autora)



Muchas ciudades se destacan por sus edificios, pero en Nueva York estos afloran como en un jardín del que ya no se tiene control. Algunos quieren sobresalir más que otros como imponiéndose, soberbios. Otros, proyectan su sombra con la complicidad del sol que busca por dónde alumbrar a los transeúntes que circulan como hormigas, a sus pies. Están los que con su sola presencia remueven nuestra mente porque
simbolizan una película, como el Empire State Building, donde se filmó “King Kong”, “Sintonía de amor” y otras tantas, o el Hotel Plaza, donde transcurrió la historia de “Mi Pobre Angelito”; o los que disparan un nombre, como la Torre Trump, del actual presidente de los Estados Unidos, ubicada justo donde se inicia Central Park, o el edificio de Google,  el del New York Times, o la sede de la ONU. También están aquellos que se identifican por su forma particular como el Chrysler Building, de estilo art decó, con las ventanas triangulares en su torre; o los que nos sitúan en un momento determinado que quedó marcado en nuestra vida por alguna emoción, como Las Torres Gemelas, aunque ahora allí sólo queden los huecos; o el Madison Square Garden, donde transcurrieron tantos eventos deportivos con algunos representantes de nuestro país.  Las puntas, las torres, los cristales, las cúpulas, las formas cóncavas o convexas, cúbicas, planas o circulares, nos recuerdan constantemente que el hombre es capaz de proyectar, crear e idear más allá de nuestra imaginación. Entonces, ante nuestros ojos, aparecen representaciones y dimensiones que surgen de la necesidad de ganar espacio y a su vez, impactar, casi como lo haría un artista, como es el caso de la majestuosa terminal de pasajeros llamada World Trade Center Transportation Hub, que se sitúa en las inmediaciones de las Torres Gemelas, diseño del prestigioso arquitecto español Santiago Calatrava, y que utiliza la metáfora de una paloma blanca que alza sus alas para comenzar a volar como gesto simbólico en homenaje a las víctimas del atentado del 11 de Septiembre. Y como si esto fuera poco, por las noches, las luces se complotan con las formas para que la puesta en escena sea digna de un gran espectáculo de Broadway. El neón en sus diversas manifestaciones viste la ciudad que nunca duerme y hace que el transeúnte se fascine buscando abarcar con su vista la maravillosa escenografía que tiene ante sus ojos. En
ocasiones, los colores de la iluminación conmemoran ciertas fechas o acontecimientos, como el Empire State que se viste de rojo, verde y blanco en Navidad, o dibuja un corazón de luces en sus ventanas para San Valentín. Y aunque las construcciones se elevan tratando de alcanzar un pedazo de cielo, se expanden, invadiendo los espacios vacíos y se amontonan, desplazando al oxígeno necesario, de pronto aparece Central Park, recortando un rectángulo perfecto en el cemento, como un pulmón necesario y salvador. Es allí donde se concentran todos los pájaros, buscando un refugio natural, en medio de la ciudad que fluye, vibra, palpita, late en el ritmo de Times Square, en el corazón de sus habitantes y en la emoción de los turistas que se sorprenden en cada esquina. Mientras tanto, el jardín sigue creciendo, incontrolable. Con sus edificios altivos, imponentes, majestuosos; que son símbolo, metáfora, arte, escenario; que representan, albergan, cobijan, espejan. Pero sobre todo, que deslumbran los ojos del visitante ocasional, que hace que siempre desee volver.