POESÍA. NARRATIVA. INFORMACIÓN LITERARIA. CONCURSOS. AUTORES CLÁSICOS Y NÓVELES


Puedes pedir los libros de la autora al mail: beamarchisone@gmail.com (envíos a todo el país)

LIBROS PUBLICADOS POR LA AUTORA
(poesía y narrativa)
"DE LOS HIJOS" (2014)- Ediciones Mis Escritos (Bs. As.)

Rincones y Acuarelas I (Poesía) -2019- La Imprenta digital (Bs. As)

Rincones y Acuarelas II (Narrativa)- 2019- La Imprenta digital (Bs. As.)

Los encontrarás:
En Rafaela (Santa Fe): en Librerías "EL SABER", "PAIDEIA" y "FABER".
En San Francisco (Córdoba): en Librería "COLLINO"
y en otras librerías del país.

sábado, 26 de octubre de 2019

"Títere" (De la autora)

Poesía homenaje a Javier Villafañe. Poeta, escritor y titiritero argentino.



Un muñeco de plástico y de trapo,
descansa en su caja de madera.

De vellón su cabeza inanimada,
su boca tiesa y sus ojos fijos,
desgarbada su figura articulada,
mezclada con las cuerdas y los hilos.
De pronto, una mano se desliza,
lo toma, lo levanta, lo acomoda con destreza,
el aspa de mandos está lista,
el corazón inerte cobra vida
y el muñeco levanta la cabeza.
Con movimientos torpes, primitivos,
se desplaza en el retablo con soltura,
el personaje se adueña del espacio,
camina, llora, ríe
y con una reverencia nos saluda.
La voz chillona de la marioneta
se convierte, de repente, en un hechizo,
el público lo mira embelezado,
aplaude, se divierte con sus mimos.
Las piernas y las manos obedecen,
al hombre detrás del mecanismo,
su espíritu enciende la ilusión,
y una brisa encantada llena el alma
de los grandes y los chicos.
La historia se vuelve entretenida,
y la función se llena de colores,
habrá sido una velada inolvidable,
actuada por los mágicos actores.

Y en el final,
el telón se cierra
y vuelve el títere de trapo
a su caja de madera,
dejando feliz al hombre oculto,
que con sus manos y la magia de su voz
inventa un mundo de quimera.

Javier Villafañe - Wikipedia, la enciclopedia libre

miércoles, 23 de octubre de 2019

"El faro"- (De la autora)

     Llegué al faro con el único motivo de visitarlo. Nunca había visto uno de cerca y siempre me habían parecido misteriosos, como si en su interior se guardaran historias de marineros y barcos fantasmas. Pero en el fondo, una parte de mí me alertaba que quizás había visto demasiadas películas de Hollywood.
     Yo sabía que muchos faros habían dejado de funcionar por la invención del GPS, algunos de ellos fueron remodelados y transformados en museos, otros, en observatorios de vida silvestre o en centros de investigación atmosférica, cambiando así su función, pero siempre manteniendo el atractivo pintoresco para los visitantes de la zona.
     Y allí estaba ante mí, imponente, desafiante, vigilante, pintado de azul y blanco a rayas, erigido sobre una punta de tierra elevada que entraba al mar y terminaba en un acantilado. Llegué sola, en el jeep que habíamos alquilado para el fin de semana, escapándome de mi familia que había quedado en la playa. Quería recabar datos que pudieran ayudarme en la novela que estaba escribiendo, y para eso necesitaba hacer preguntas a alguna persona idónea del lugar. Supuse que podría encontrar a algún cuidador o encargado que estuviera allí en ese momento.
     Estacioné sobre la arena firme, cerca del sendero principal y me dirigí hacia la puerta blanca de madera un tanto gastada por el viento marino, que hacía de entrada al mismo. Mientras tanto, las olas rompían contra el acantilado desgastándolo cada vez un poco más, en un vaivén constante y perpetuo. Golpeé dos veces con mi puño cerrado y el sonido retumbó en el interior delatando su altura hueca. Miré a mi alrededor y como nadie aparecía toqué la manija y, ante mi sorpresa, la puerta se abrió sin dificultad, la empujé suavemente y se quejó con un chirrido agudo que alertaría a cualquiera de mi presencia. Deduje que el lugar estaría vacío porque no escuché ningún movimiento. Entonces, decidí recorrerlo por mi cuenta con mi libreta y mi bolígrafo en la mano, preparada para anotar cualquier información que pudiera resultarme útil. Me sentía como esos chicos que se escapan a la hora de la siesta para realizar alguna travesura a escondidas de sus padres, con toda la adrenalina que eso implica.
     Ya adentro, elevé mi vista y pude ver una escalera interior, en forma de caracol, que lo recorría íntegramente hasta la cúpula, donde se encontraba el habitáculo con las grandes linternas que hacen de guía a los barcos, ofreciendo un camino seguro a la costa. Yo sabía,  porque había buscado material en Internet para agilizar el proceso de mi novela, que la alimentación de las luces de los faros había pasado por diferentes etapas, desde el aceite de ballena, la parafina vaporizada, los generadores diesel hasta llegar a la energía solar, económica y ecológica. Comencé a subir lentamente, pisando con mucho cuidado, iluminada por las ventanas que estaban en algunos tramos del recorrido, y mientras iba ascendiendo pude percibir que una tormenta, oscura y amenazante, se acercaba por el lado del mar. Ante tal situación, aceleré el paso para poder averiguar lo que necesitaba antes de que la inminente borrasca me sorprendiera allí. Si no lo hacía ahora, mi visita no se repetiría.
     El torreón contaba con otros cuartos pequeños desplegados a los costados de la escalera, necesarios para su funcionamiento diario. Pasé por la sala de control llena de aparatos que no entendía, por una pequeña recámara con herramientas, elementos de limpieza y víveres, y por el cuarto de servicio, siempre tomando notas de aquellos detalles que pudieran enriquecer mi escritura y estimular mi imaginación. Me sorprendió una pequeña biblioteca, ubicada ya casi al final de la escalera, donde se encontraban algunos libros que seguramente servirían para entretenimiento del farero, considerando el tiempo que el hombre debería transcurrir encerrado. Todo parecía normal y tranquilo, como si el encargado hubiera salido por un momento, pero cuando ya estaba llegando a la cúpula, se escuchó un ruido extraño, como el de una palanca accionada, produciendo que la luz del faro comenzara a girar originando un gran resplandor en los ventanales superiores de la torre. Como afuera ya estaba bastante oscuro por los nubarrones, la luminosidad resaltaba aún más. Sorprendida, me detuve inmediatamente y me apoyé contra la pared, porque evidentemente habría alguien arriba, que yo no había visto. Comencé a llamar para que la persona que había encendido el aparato me escuchara pero no obtuve respuesta alguna. El sol ya había desaparecido por completo a causa de la tormenta y mi familia ya estaría en la cabaña; pensé que probablemente se asustarían cuando no me encontraran allí. Yo no había dado información sobre mi aventura; me había escabullido sin aviso, y mi celular había quedado en el jeep. Decidí seguir. Terminé de subir el último tramo de escalera que quedaba y llegué a la cima, encandilada por los destellos que no cesaban. Efectivamente, allí no había nadie. Quizás el mecanismo se había activado automáticamente con algún reloj programado, conjeturé, aliviando el trabajo del personal. Entre los grandes ventanales de la torre pude encontrar una puerta, también de vidrio, que conducía al balcón externo, desde donde se podía divisar la inmensa costa. La abrí y salí a una especie de mirador compuesto por una angosta pasarela contenida por una baranda de hierro. Se me cortó la respiración ante semejante panorama. La brisa marina chocaba contra mi cara y el sonido de las olas penetraban en mis oídos como una sinfonía afinada y única. Todo el paisaje era mío. Extendí mis brazos, como para acapararlo. Me apoyé luego, sobre el barral y me sumergí en el espectáculo que tenía ante mis ojos.  De no ser por la tormenta, me hubiera quedado allí todo el día; cualquier escritor se hubiera sentido inspirado. Deduje que mi familia entendería cuando les contara la experiencia. De pronto, mi concentración se rompió al divisar un objeto que se movía entre las olas. Pude distinguir con dificultad, que era la figura de un barco en medio de la tempestad que se avecinaba, dirigiéndose a la bahía a una velocidad  intrépida y desconcertante. Chocaría contra los arrecifes si no reducía la marcha de inmediato. La luz del faro debería alertarlo pero yo no sabía si el mensaje que enviaban las luces era el correcto. En un movimiento del oleaje quedó al descubierto el nombre de la embarcación que resaltaba en letras blancas sobre la pintura magenta del casco: “Prestige”, pude leer.  Mi desesperación aumentó cuando me dí cuenta que se dirigía directamente hacia una roca gigantesca que por momentos quedaba escondida por la marejada. No había boya alguna que marcara las rocas traicioneras que estaban sumergidas pero que eran una amenaza para cualquier vehículo marítimo. Pensé que podrían ver los rayos que emitía la torre y virar la nave evitando la colisión, pero no fue así. Los desprevenidos navegantes chocaron de lleno contra el objeto que se les interpuso en su ruta de navegación; pude escuchar el estruendo y quedé petrificada.  Comencé a bajar las escaleras rápidamente para pedir auxilio a la guardia costera, mientras las linternas del faro seguían girando, emitiendo señales intensas que seguramente, se verían a la distancia. No pude entender cómo desde el Pretige no pudieron divisarlas, e imaginar así que estaban acercándose a la costa, para tomar las precauciones necesarias. Ya la lluvia golpeaba contra los vidrios y supuse que me resultaría difícil el trayecto hasta el pueblo con el jeep ya que no soy una experta conductora. Pero cuando salí y me asomé lo más que pude al extremo del acantilado, ya no pude encontrar el barco encallado, la roca se veía claramente pero el Prestige no estaba allí. No era lógico que se hubiera hundido en ese pequeño lapso que me llevó bajar las escaleras de la torre. Subí al jeep y me alejé buscando ayuda, en medio de la tormenta que no cesaba. Mi celular tenía llamadas perdidas de mi familia que seguro me estaría buscando, pero debía llegar a avisar sobre la tragedia lo antes posible. El jeep no tenía techo y la lluvia golpeaba mi cara con fuerza y por momentos me obstruía la visibilidad. Mientras conducía no podía dejar de pensar que había sido testigo de un tremendo accidente.
     Cuando llegué al centro de guardia costera que estaba en el ingreso al pueblo, les informé lo que había ocurrido. Ellos me miraron estupefactos y lo que es peor, no se sobresaltaron. Quedé desconcertada cuando me dijeron que el faro hacía años que no funcionaba, que había sido clausurado y que el Prestige era un barco que había encallado hacía cincuenta años llevándose al fondo del mar a toda la tripulación. Para convencerme y disipar mis evidentes dudas, me mostraron una foto que estaba colgada en la oficina donde podía verse exactamente lo que yo había visto desde el balcón de la torre: el barco encallado, hundiéndose, y su nombre claramente visible en letras blancas sobre el casco magenta. 
 
1er PREMIO Concurso de Poesía y Cuento organizado por la SADE Baradero-San Pedro, Escritor Alfredo Cossi, edición 2019-
Publicado en "Rincones y Acuarelas"- La Imprenta Digital- Buenos Aires- 2019 
       
Pintado por YASMÍN PÉREZ- Premio del Concurso
YASMÍN PÉREZ:  Oriunda de Baradero, donde posee su atellier. Profesora en Bellas Artes (Universidad Nacional de Rosario)- Ella pintó el cuadro que fue premio para la escritora.
Fallo del "XVI Concurso de Poesía y Cuento Escritor Alfredo Cossi"- S.A.D.E. Baradero-San Pedro (Buenos Aires)

lunes, 21 de octubre de 2019

Fallo del "XVI Concurso de Poesía y Cuento Escritor Alfredo Cossi"- S.A.D.E. Baradero-San Pedro (Buenos Aires)


Premiados cuentos:
-1º Premio EL FARO Beatriz Chiabrera de Marchisone
Clucellas- Santa Fe
-2º Premio ÚNICA GIRA, Marcela Mabel Pelagatti
Bella Vista, Bs. As.
-3º Premio MÁSCARAS, César Augusto Bruzzone
Santa Fe

-1ª Mención EL DIARIO DE LEONARDO DA VINCI, Mirta Krevneris
CABA
-2ª Mención ALAVÁ, Jaime Leonardo Kleidermacher
CABA
-3ª Mención LA ESPERA, María Inés López Fabre
CABA

Premiados Poesía:
-1º Premio POEMA DE AMOR, Rafael Restaino
Pergamino
-2º Premio ENCENDER LOS PÁJAROS, Evaristo Santana
Ituzaingó, Bs. As.
-3º Premio POESÍA PARA LEER MIENTRAS LLUEVE /POESÍA ESCRITA EN EL PECHO, Antonio Cali
Puerto Madryn, Chubut

-1ª Mención CRÓNICA DE UN DÍA DE VERANO, Gladis Naranjo
Claromecó, Tres Arroyos, Bs. As.
-2ª Mención A-DIOS, Anahí Duzevich Bezoz
Cañada de Gómez, santa Fe
-3ª Mención INTERROGACIÓN, Griselda Rulfo
Villa María, Córdoba

domingo, 20 de octubre de 2019

"La primera mirada" (De la autora)



A mis hijos
     En ese momento estabas muy ocupado. Todo era muy confuso para vos, estoy segura. La situación se presentaba caótica, desorganizada y no estabas preparado para afrontarlo, nunca te preparan para eso. Escuchabas ruidos metálicos y voces desconocidas que te provocaban miedo y desconfianza incitándote a quedarte donde estabas, seguro y protegido, a pesar de la oscuridad y la humedad que te rodeaban.  Pero había que salir, no quedaba otra opción. Afuera todos te estaban esperando.
     Te gustara o no, fuerzas superiores perturbaban tu largo letargo que estaba llegando a su fin. Habías empezado a sentir presiones, que te impedían controlar tus escasos movimientos. Cuando llegó el momento, divisaste una tenue luz que te indicaba la única salida, el sendero que debías seguir obligatoriamente y que te alejaría de la zona de seguridad. Algo se rompió, y sentiste que ibas a ser desalojado a pesar de tus intentos por quedarte. La incertidumbre era parte de la historia pero la curiosidad no te movilizaba a acelerar el proceso que parecía anárquico, agresivo y desolador. Pero no estabas solo.
     De pronto notaste que ibas llegando a una zona desconocida y eso te asustó aún más, pero ya no podías hacer nada para detenerte, eso escapaba a tu decisión y a tus deseos. Las presiones se hicieron insoportables. Los ruidos y las voces fueron aumentando de a poco y la luz se tornaba cada vez más intensa a medida que te acercabas al final del largo y estrecho túnel, al punto de no permitirte abrir los ojos. ¿Qué era lo que estaba ocurriendo? Esto no estaba en tus planes.
     Sin embargo, cuando la realidad parecía estar fuera de control, la violencia cesó por completo al final del laberinto y, aunque sentiste frío y temor, te encontraste en libertad. Las emociones contradictorias que te acechaban te condujeron a un llanto que, luego de nueve meses, completó el ciclo milenario y misterioso.
     Y ahí fue cuando te vi. No creo que lo recuerdes, porque tu esfuerzo estaba centrado en percibir el entorno borroso y en amoldarte a la nueva situación, pero ese fue el momento en que se encontraron nuestros ojos por primera vez. Frente a frente. Sin la interferencia del mundo que, en pocos minutos, empezarías a transitar y a enfrentar. Y aquella mirada, la primera, detuvo el tiempo. Y en ese preciso instante supe que mi vida cambiaría para siempre.  


 Mención Premio Farfalla- Flia. Trentina- Rafaela-2016

miércoles, 16 de octubre de 2019

Carta para Cacho, que ya no está... (de la autora)

A Cacho Castaña.
Mirá Cacho, qué te puedo decir que no sepas. Un pueblo te está despidiendo en medio de esta “humedad, llovizna y frío..”, como dice uno de tus tangos. Eternos tangos que quedan prendidos en cada esquina de tu país tanguero. Allá irás a codearte con aquellos que tanto admiraste: con Gardel, para quien querías entoldar las calles de Buenos Aires antes del amanecer, por si volviera; con Tita, con quien compartiste algunas veces tus pasos por el Favaloro, y tuvo la oportunidad de reclamarte que le habías escrito al Polaco y a ella no; con Goyeneche, aquel de la Garganta con arena y sus tangos “insolentes y equilibristas”. Paso uno a uno tus temas. Tus letras no se pueden creer.
“Te pintaron las cejas con dos pinceladas de asfalto caliente,
Y quedó Buenos Aires, pintado en tu frente” (Tita de Buenos Aires)
“Hermano bandoneón, prestame un tango más” (Qué tango hay que cantar)
Busco información. A los 14 años ya eras profesor de piano, casi un niño prodigio. Empezaste como pianista en orquestas de tango, y en la segunda mitad de la década de 1960 te presentaste como cantante en programas "ómnibus", de esos que duraban más de 6 horas en vivo). Formaste el grupo Beto y los Huracanes, dando tus primeros pasos como vocalista. Y de allí no paraste.  En 2005 recibiste el Diploma al Mérito de los Premios Konex a la Música Popular en la disciplina "Autores/Compositores de Tango" como uno de los 5 mejores de la década en Argentina. Pero no te quedaste en el tango. En 2008 compusiste junto a Valeria Lynch la canción Por amor a vos, la cual sería cortina musical de la telecomedia del mismo nombre. Esta canción ganó el premio Martín Fierro a la mejor canción original. No se pueden mencionar todas tus canciones. Ni elegir. Cantaste con todos. Con La Berisso hiciste un video increíble. Con Lavié los escuchamos sentados a una mesa, cuando ya te costaba respirar.  Te hicieron homenajes y los disfrutaste. Nosotros también te disfrutamos y lo seguiremos haciendo. Porque las voces no mueren nunca. ¿Cómo podés haber pintado a Buenos Aires de esa manera?.  Ahora será el turno de algún poeta canta-autor, tan pasional como vos, que te escriba y te pinte. Te lo merecés Cacho. Gracias.

La Beriso y Cacho Castaña - Cacho de Buenos Aires - YouTube

miércoles, 9 de octubre de 2019

"Más allá de la guerra" - (de la autora)


Voy escuchando las noticias en la radio mientras ando en el auto por el pueblo, haciendo las compras. Debo detenerme en un negocio, pero antes, quiero escuchar el informe del periodista. Un veterano de guerra de Malvinas recibirá su casco que fuera entregado por un marine inglés en la embajada argentina en Londres, luego de 37 años. Ambos se habían enfrentado en el Monte Harriet, el 11 de junio de 1982, en una cruel batalla que dejó herido gravemente al argentino Héctor Pereyra. Andy Damstag lo tomó prisionero primero y luego lo protegió con su casco para que no fuera alcanzado por la artillería argentina. Luego lo llevó a un
hospital donde los médicos británicos le salvaron la vida. Los dos marinos tenían 18 años en ese momento y según relata el argentino, su “enemigo” inglés le comentó que no tenía idea de la existencia de las islas. También hablaron de fútbol; Andy le mencionó a Ardiles, que en ese momento estaba jugando en el Tottenham de Inglaterra. En esos momentos de confusión donde no se sabe bien qué están haciendo en una guerra de otros, esos chicos trataban de llevar adelante la situación hablando de temas que los sacaran del lugar. 37 años después, Andy lo contactó por las redes sociales y acordó devolverle el casco que tuviera su nombre y DNI. En el acto que se realizó en la embajada de nuestro país en Gran Bretaña, Andy besó el casco antes de entregarlo, lo que emocionó profundamente a los presentes.
     No puedo dejar de pensar en la situación. Una guerra, cruel, devastadora, feroz. Con tantas víctimas. Pero aún así, aparecen ciertos actos de nobleza que engrandecen a las personas. Y me entristece compararlo con la actualidad, donde encontramos diariamente un grado de enemistad dentro de nuestro país, como si estuviéramos viviendo una guerra. Y aunque busco, no encuentro un solo acto de nobleza que engrandezca a nadie. Todos somos enemigos.

El veterano de Malvinas Héctor Pereyra recuperará su casco ...

viernes, 4 de octubre de 2019

Finalistas Cuarto Premio Nacional Literario S. E. G. A.- Miramar- (Pcia de Buenos Aires)- 2019. Género: Poesía


Aquí están las 20 obras finalistas, seleccionadas entre 346 obras recibidas, que integrarán el libro de poesías:
Luego de deliberar, el jurado formado por 6 miembros de la comisión directiva, encontró las 20 obras finalistas que integrarán el libro de poesías, resumen del cuarto Concurso Nacional.
Los títulos de las poesías, sus autores y respectivos lugares de residencia son:

-Bitácora de vida Susana Angélica  Orden-   C. A. B. A.
  -Cónclave animal Juan José Reimondez Florencio Varela. Bs. As.
  -Credo Mario Corradini Mar del Plata
  -Deja vú Raúl Oscar D´Alessandro Mar del Plata
  -Instrucciones para preparar un ocaso Hernán Misael SosaCaleta Olivia. Santa Cruz
  -La taba Héctor Pablo Golfetto C. A. B. A.
  -La trama Graciela Isabel Ferraro Tandil
  -Llora el mar Beatriz Chiabrera de Marchisone Clucellas. Santa Fe
  -Los viejos Trudy Pocoví Santa Fe
  -Mientras no cicatrice, se está a tiempo Silvia Gabriela Vázquez Lanús. Bs. As.
  -Mujeres de ceniza José Luis Frasinetti Gral. Belgrano Bs. As.
  -Nuestra esencia Raúl Ángel Fernández Villa Adelina, San Isidro.
  -Origami íntimo Silvina María Gatti Comodoro Rivadavia.
-Romance a José Pedroni Juan Carlos Pirali Dolores. Bs. As.
  -Savia Aldo Renato Guardatti Bº Tres Cerritos. Salta
  -Se me perdió una palabra Josette Digna Sabaté Pergamino. Bs. As.
  -Soneto Marcelo Galliano C. A. B. A.
  -Un  mar que vuelve María Marta Pugliese C. A. B. A.
  -Un otoño más  Yamila Urban  Indio Rico. Bs. As.
  -Vamos mi niño Manuel Sindín Chamorro Córdoba, Capital

Seguimos trabajando y deliberando para encontrar los tres primeros premios!
Muchas gracias! a los 346 participantes de distintos lugares de nuestro país y felicitaciones a los finalistas!
A todos los esperamos el sábado 23 de noviembre a partir de las 17 hs. en la Biblioteca Municipal José de San Martín, calle 34 Nº 940 de la ciudad de Miramar.
Realizaremos entonces la entrega de premios recordando los 23 años de nuestra sociedad.

FUENTE: https://segamiramar.wordpress.com./

jueves, 3 de octubre de 2019

"Patria" (de la autora)

Qué sola estás mi Patria,
qué sola y lastimada, Patria mía,
sangras sin cesar por tus rincones,
y no alcanzan los ungüentos
para sanar todas tus heridas.
No decaigas,
ya no trastabilles,
no permitas que manchen tu bandera,
no te dejes ultrajar por los bandidos,
por aquellos que traicionan en tu nombre,
por los otros, que afilan sus cuchillos.
Qué triste y solitaria estás mi Patria,
qué lejos, te han llevado, de tu cauce,
andas sin fuerza, y con temores,
cargando una mochila de injusticias,
sorteando a los lobos
y la perenne amenaza de sus fauces.
Resiste Patria mía,
no dejes que despojen tus entrañas,
recoge las esquirlas
y fragmentos,
intenta nuevamente,
respira,
resiste en nombre de tu pueblo.