sábado, 18 de octubre de 2014

Cuando digo hijo (de la autora)


En el día de la Madre, un regalo a mis hijos Virgi, Emi, Ceci y Fer...

Cuando digo hijo,
digo el mundo entero,
digo sol y tierra,  
digo campo y pueblo, 
y resuenan las voces de todos los duendes,
y el alma se colma de rondas y tejos,
porque digo hijo y dejo mi huella
aunque mi pisada ya se encuentre lejos,
porque digo hijo con las manos llenas,
con la piel sensible
y los ojos repletos,
con la risa urgente,
con las dudas lejos,
porque digo hijo con miel en los labios,
con copla en la voz
y plegaria en los dedos, 
con el tintineo de oídos alertas,
con la prontitud de un beso dispuesto,
con la fuerza eterna de los desafíos,
y la llama ardiente del amor materno.
Y también lo digo
con la incertidumbre de un mañana ignoto,
con el titubeo de errar el sendero,
con el miedo pronto,
 la prisa latente,
y las madrugadas de insomnios secretos.
Cuando digo hijo, lo digo de frente,
y lo digo fuerte,
y lo digo lejos,
y el eco irrumpe en todos los rincones,
e invade rendijas, grietas y agujeros.
Porque digo hijo…
porque digo hijo con el cuerpo entero.               
     
                           

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