
"Las dos palabras del Mono barrieron con todas las demás
y se instalaron, atroces y simples, ocupando todo el espacio alrededor. El mozo, ahora que habían dejado de convocarlo, se aproximó dócil y dispuesto a levantar el pedido. El Mono pidió dos cafés, pero Fernando ni siquiera lo notó. Le habían quitado el mundo de debajo de los pies, los objetos, los sonidos.".... "Fernando iba a recordar mil veces esa conversación. Evocaría las palabras de los dos. Lo que fue pensando. Lo que fue temiendo. Pero no se acordaría del esfuerzo sobrehumano que hizo por no llorar. Una estupidez. Un ahínco inútil. Pero buena parte de su intención y su energía estaba puesta en que no se le escapara una lágrima."
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes enviar comentarios personales al siguiente mail: beamarchisone@gmail.com