También hubo espectáculos musicales y teatrales. Un grupo de Abuelos
de la Residencia de Adultos Mayores salieron a escena a emocionar al público presente. A veces no hace falta ser
buen actor para emocionar. Pero lo que sí hace falta es demostrar lo que ellos
demostraron: un enorme esfuerzo por estar allí, una formidable dedicación a estudiar
el libreto que les tocaba y una predisposición que asombró a todos. Nada impidió que ellos actuaran: ni los bastones, ni las sillas de ruedas.Y ellos brillaron
sobre ese escenario al aire libre, con sus trajes de caballero, dama antigua o
vendedores ambulantes al grito de “vendo vela, velita”. Sus actuaciones arrancaron aplausos
espontáneos y lágrimas en los ojos, que coronó una tarde de sol, tomando mate y
comiendo pastelitos. Una tarde de emoción y mucho esfuerzo.
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