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martes, 11 de febrero de 2014
CURIOSIDADES LITERARIAS: Manías de los escritores
Thomas Mann era tan obsesivo con los personajes que creaba para sus novelas que incluso se imaginaba cómo podría ser su firma. Luego también le leía lo escrito a toda su familia y les pedía consejos.
Gabriel García Márquez necesita estar en una habitación con una temperatura determinada. Debe tener en su mesa una flor amarilla, de lo contrario no se sienta a escribir. Y siempre lo hace descalzo. Si no está inspirado, no escribe absolutamente nada.
John Steinbeck trabajaba con lápiz, pero tenían que ser lápices redondos para que las aristas no se le clavaran en los dedos.
Mario Vargas Llosa, que empieza la escritura a las 7 de la mañana, tiene un orden casi obsesivo, los libros de su biblioteca están ordenados por motivos curiosos: por tamaño, por países… y se rodea de figuras de hipopótamos de todas clases.
Norman Mailer siguió un sistema de trabajo muy rígido a la hora de ponerse a escribir Los desnudos y los muertos: sólo trabajaba 4 días a la semana: lunes, martes, jueves y viernes.
Saramago sólo escribe dos folios por día, y ni una línea más.
Haruki Murakami se levanta a las 4 de la mañana, trabaja 6 horas. Por la tarde corre 10 km o nada 1.500 m, lee, escucha música y se va a la cama a las 9. Sigue esa rutina sin ninguna variación. Dice que termina siendo una especie de hipnosis, que le permite alcanzar un profundo estado mental.
Henry Miller tenía manía a la comodidad. Para él la incomodidad era el acicate de la imaginación. Trabajar incómodo era la mejor forma de escribir algo potable.
Mario Benedetti, a sus más de ochenta años, procuraba a veces llegar a sus citas con antelación y así aprovechar ese tiempo para trabajar.
Antonio Tabucchi sólo escribe en cuadernos escolares.
Carmen Martín Gaite, cuya última enfermedad no le dejó concluir su novela Los parentescos, murió abrazada a sus cuadernos.
Neruda lo hacía con tinta verde.
John Updike, si estaba atravesando un bloqueo literario, pensaba en el futuro: ¿cómo quedaría su libro en los anaqueles de una biblioteca pública? Se lo imaginaba con todo lujo de detalles y entonces encontraba nuevas energías para ponerse a escribir.
Borges se metía en la bañera por la mañana y meditaba sobre si lo que había soñado valdría para un poema o relato.
Jorge Edwards aprovecha cualquier papel que lleve encima, desde una servilleta del bar hasta un recibo de la lavandería, para tomar nota de sus ideas en los momentos más insospechados.
Isabel Allende hace conjuros antes de ponerse a escribir. Tiene fetiches y comienza siempre sus novelas el 8 de Enero. Al empezar a escribir, enciende una vela. Cuando la vela se apaga, deja de escribir, esté por donde esté. Lo deja todo.
Hemingway también tenía otro fetiche: escribía con una pata de conejo raída en el bolsillo.
Michael Chrichton era tan obsesivo con su trabajo que, cuando no estaba escribiendo, su cabeza estaba pensando en el libro. No en vano se casó 5 veces, y una de sus mujeres, Anne-Marie Martin, declaró: Era como vivir con un cuerpo inerte. Michael estaba siempre en otra parte.
Isaac Asimov trabajaba 8 horas al día, 7 días a la semana. No descansaba ningún festivo o fin de semana, y su horario era intocable. Cuando estaba dedicado a escribir, su media era de 35 páginas al día. No le gustaba revisar más de una vez sus escritos, porque lo consideraba una pérdida de tiempo.
Vía | Cuando llegan las musas de Raúl Cremadas / Las bibliotecas perdidas de Jesús Marchamalo
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19 comentarios:
CONSIDERO APROPIADO CONOCER CIERTAS COSTUMBRES DE LOS GRANDES ESCRITORES. MUCHAS GRACIAS.
ES UNA FORMA DE AYUDARNOS A LOS ASPIRANTES.
La inspiración de cada uno de esos autores, es algo personal, ellos saben cuál es su acicate para dar rienda suelta a su
imaginación. Saberlo es informativo, cada uno se incentiva como puede.
Curioso. Aunque en esto de la escritura cada uno es 'de su padre y de su madre'.
muy interesante...cada individuo tiene momentos distintos y distintas motivaciones.
Anahí Duzevich Bezoz
Interesante.
Cada ser humano es un mundo.
los artistas cree que ciertos amuletos les acerca la inspiracion, en realidad la inspiracion que viene del exterior de si mismo, no necesita esos amuletos para pasar por ese puente que es el artista. solo que el artista pone esos murallas y acondiciona el recibir el arte.
Yo "no necesito silencio". Cuando me inspiro, primero lo hago mentalmente y cuando casi lo tengo armado, sea cuento o poesía, lo vuelco en el papel. Por eso puedo crear en un colectivo, en una sala de espera, etc. y también por eso a veces me dicen: ¿estabas en otra galaxia? No me molesta la TV, nada, me aíslo del resto del mundo y estoy a solas con mi obra.
(Una vez me pasé cuatro cuadras de la parada del colectivo, donde tenía que bajar)
Marta Susana Siciliano
Muy interesante. A mí la inspiración me llega de cualquier manera. Uno de mis cuentos fue inspirado mientras viajaba en colectivo, por uno de los carteles indicativos de las calles.
y sí todos tenemos manías,y formas
Interesante información!!
Conocer estas curiosidades me sirve para darme cuenta que cada uno de nosotros tenemos nuestras peculiaridades a la hora de crear una obra, me hace sentir bien saberlo.
Muy interesante los comentarios. Cierto que cada uno tenemos nuestras manías y costumbres. Gracias Beatriz.
Un abrazo.
Hola Queridisima Bea[
Te confieso que a veces me asalta la inspiración cuando estoy manejando y, creas o no, aprovecho a escribir en los semáforos, o tomo el celular y grabo, de lo contrario, lo que parecía genial, luego se me olvida. Así salieron algunos cuentos muy interesantes. Besos y gracias por publicar las curiosidades
Gracias y abrazos
Cuidado Miriam, que te va a detener la policía y vas a tener que echarle la culpa a la inspiración! Besos
Hay personas crean hábitos que les resultan prácticos para inspirarse, por ejemplo, o simplemente porque es parte del ritual, propio de un escritor, en este caso. Muy interesante, hasta creo que cada uno comienza siempre después de... No sería tan loco conversar a observarnos antes de escribir. Lidia Moré
Algunas las sabía, pero también es bueno recordarlas y sumar otras... Gracias Beatriz x el envío
comienzo a escribir cualquier cosa que se me ocurra y luego le voy dando forma puede ser que tenga una idea vaga al principio y luego puede terminar el cuento totalmente distinto
En definitiva, cada uno decide cuándo, cómo y por qué, hay quienes escriben con un orden rutinario, otros cuando no se
sabe por qué, otros según el humor que tengan apropiado, otros
por las noches y sin horario rígido, otros a la madrugada, otros
después de hacer el amor (o antes), otros lo hacen todos los
días de la vida en horarios discontinuos o continuos..., otros
a veces necesitan hacer una pausa que puede durar poco o
mucho tiempo, en fin, podemos hacer una lista interminable
de en qué momento y por cuanto tiempo. En mi caso particular,
cuando tengo esa necesidad imperiosa de escribir, ni antes ni
después.
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