Mirando hacia la derecha me sobresalta un movimiento brusco del
carruaje.
Miro el camino y me doy cuenta de que estamos transitando por la
banquina.
Le grito al cochero que tenga cuidado y él inmediatamente retoma la
senda.
No entiendo cómo se ha distraído tanto como para no notar que dejaba
la huella.
Quizás se esté poniendo viejo.
Giro mi cabeza hacia la izquierda para hacerle una señal a mi
compañero de ruta y dejarle saber que todo está en orden pero no lo veo.
El sobresalto ahora es intenso, nunca antes nos habíamos perdido en
ruta.
Desde que nos encontramos no nos habíamos separado ni por un momento.
Era un pacto sin palabras.
Nos deteníamos si el otro se detenía.
Acelerábamos si el otro apuraba el paso.
Tomábamos juntos el desvío si cualquiera de los dos decidía hacerlo...
Y ahora ha desaparecido.
De repente no está a la vista.
Me asomo infructuosamente observando el camino hacia ambos lados.
No hay caso.
Le pregunto al cochero, y me confiesa que desde hace un rato dormitaba
en el pescante. Argumenta que, de tanto andar acompañados muchas veces alguno
de los dos cocheros se dormía por un ratito, confiado en que el otro se haría
vigía del camino.
Cuántas veces los caballos mismos dejaban de imponer un ritmo propio
para cabalgar al que imponían los caballos del carruaje de al lado.
Éramos como dos personas guiadas por un mismo deseo, como dos
individuos con un único intelecto, como dos seres habitando en un solo cuerpo.
Y de repente,
La soledad,
El silencio,
El desconcierto.
¿Se habría accidentado mientras yo distraído no miraba?, quizás los
caballos habían tomado el rumbo equivocado aprovechando que ambos cochero
dormían.
Quizás el carruaje se había adelantado sin siquiera notar nuestra
ausencia y proseguía su marcha más adelante en el camino.
Me asomo una vez más por la ventanilla y grito:
- ¡hola!
Espero unos segundos y le repito al silencio:
- ¡hola,
¿dónde estás?.
Ninguna respuesta.
¿Debería volver a buscarlo, sería mejor
quedarme y esperar que llegue, o más bien debería acelerar el paso para
volver a encontrarlo más adelante?
Hace mucho tiempo que no me planteaba estas
decisiones.
Había decidido allá y entonces dejarme llevar
a su lado donde el camino apuntara.
Pero ahora…
El temor de que estuviera extraviado y la
preocupación de que algo le haya pasado van dejando lugar a una emoción diferente.
¿Y si hubiera decidido no seguir conmigo?
Después de un tiempo me doy cuenta de que por
mucho que lo espere nunca volverá.
Por lo menos no a este lugar.
La opción es seguir o dejarme morir aquí.
Dejarme morir. Me tienta esa idea.
Desengancho los caballos y le pido al cochero
que se apee. Los miro: carruaje, cochero, caballos, yo mismo...
Así me siento, dividido, perdido, destrozado.
Mis pensamientos por un lado, mis emociones
por otro, mi cuerpo por otro, mi alma, mi espíritu, mi conciencia de mí mismo,
allí paralizada.
Levanto la vista y miro al camino hacia
delante.
Desde donde estoy, el paisaje parece un
pantano.
Unos metros al frente la tierra se vuelve un
lodazal.
Cientos de charcos y barriales me muestran
que el sendero que sigue es peligroso y resbaladizo. No es la lluvia lo que ha empapado la tierra.
Son las lágrimas de todos los que pasaron antes por este camino
mientras iban llorando una pérdida.
"Las
pérdidas forman parte de nuestra vida, son constantes universales e
insoslayables. Y las llamamos pérdidas necesarias porque crecemos a través de
ellas." Jorge Bucay. La pérdida de un ser querido, la ruptura de una
relación, el abandono definitivo de algo que considerábamos valioso son
expresiones de una misma realidad. Son fenómenos que pueden hundirnos en la
tristeza, el aislamiento e incluso empujarnos a la desesperación.
En El Camino de las Lágrimas Bucay nos invita a reflexionar sobre uno de los desafíos más difíciles pero, al mismo tiempo, más importantes que todos los seres humanos debemos enfrentar: el proceso de duelo.
En El Camino de las Lágrimas Bucay nos invita a reflexionar sobre uno de los desafíos más difíciles pero, al mismo tiempo, más importantes que todos los seres humanos debemos enfrentar: el proceso de duelo.
ALEGORÍA: Composición literaria o representación artística que tiene sentido simbólico.
Símbolos: Carruaje (cuerpo). Caballos (deseos, emociones, impulsos). Cochero (mente)
Ahora vuelve a leerlo, conociendo los símbolos.Colección HOJAS DE RUTA
EXTRACTOS DE LIBROS. "La alegoría del carruaje I" - (El camino de la autodependencia- Jorge Bucay)
EXTRACTOS DE LIBROS. "La alegoría del Carruaje II"- (El Camino del Encuentro- Jorge Bucay)
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