La parí una tarde lluviosa de otoño
cuando en las ventanas las gotas golpeaban,
así, de repente, casi sin pensarlo,
sobre el blanco papel vi cómo rimaba.
Jugaban los verbos con los sustantivos,
los puntos, las comas, su lugar buscaban,
y los adjetivos peleaban su espacio
con algún sinónimo vestido de magia.
Escribí y taché unas tantas veces,
y otras tantas veces la dejé guardada
y con mucha paciencia la fui modelando,
y la fui esculpiendo como a una estatua.
Surgió así, de a poco, y en algún momento,
hasta pareció que alguien me dictaba,
escuché murmullos y entre los silencios,
sin imaginarlo, brotó la palabra.
Casi como un hijo que toma tu mano
me dio tanto placer verla terminada,
que me trasladó por senderos nuevos
plagados de flores y de lunas blancas.
Noté los perfumes y las melodías,
las luces y sombras mientras caminaba
y me llenó el pecho de tanta frescura,
casi como un hijo que te llena el alma.
Publicado por la autora en el libro “SENTATE QUE TE CUENTO”- Editorial De los cuatro vientos- Bs.As- 2009
2 comentarios:
Querida Beatriz, un poema lindo, ingenioso, explicativo. Gracias por el envío y por el material todo.
Un abrazo,
¡Hermosa!
Publicar un comentario