Mario R. Vecchioli |
la débil sombra un día se nos suelta,
y nuestra luz, de la materia absuelta,
regresa al cosmos desde el cual nos vino.
Después, de nuevo el mismo torbellino
con la misma pregunta no resuelta:
el ser, no ser, y estar siempre de vuelta
para un "porqué" no hallado en el camino.
Pero, qué importa el ir de vida en vida,
ni el fin o la razón de cada viaje?
Lo bello es que, al volver de la partida,
siempre se deja atrás el turbio anhelo
y se trae en el último equipaje
un trozo niño de más dulce cielo.
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