25 de diciembre de 2022
Querida Julia:
Este increíble paso del
tiempo ya nos tiene a fines de 2022, cuando contás con un año y medio de vida,
de una vida que nos llena de luz. Es constante y diario tu crecimiento; nos
sorprendemos con cada balbuceo acompañado de señas, con cada nuevo gesto que
copias al instante y lo incorporas a tu diccionario de comunicación. Y
aprendemos de vos, y aprendemos de la vida misma, y muchas veces no
comprendemos la velocidad con la que sucede tu crecimiento. O no queremos
comprenderlo para que no pase tan rápido.
Todo lo nuevo te
inquieta; y sabemos que tal vez no entiendas muchas cosas todavía. Pero te
maravilla ver la luna suspendida en el cielo, o una hormiga que transporta una
hojita hacia su hormiguero, o un pájaro que no se sabe cómo pasa volando ante
tus ojos. De eso se trata, de maravillarnos.
Y quizás los momentos de la Navidad
te confundan un poco ante un Papá Noel que miras con desconfianza y algo de
miedo, aunque traiga una bolsa llena regalos; luego comprenderás que lo
importante es que no haya sillas vacías alrededor de la mesa navideña.
Pero los cambios son
parte de la vida, y muchas veces nos toman desprevenidos. El Sambo nos está
dejando lentamente Julia, y vamos a tener que acostumbrarnos a que pronto no
estará; igualmente no olvidaremos la ración de balanceado que le dabas con tu
manita, o sus zambullidas a la pileta a modo de perro rescatista cuando veía
que nos tirábamos alguno de nosotros. La tristeza también es parte de la vida.
Espero que en esta
Navidad se colme tu corazón de niña con la bendición del nacimiento de Jesús, y
que siempre puedas llenar los espacios vacíos con nuevas esperanzas que
alumbren ese camino que tienes por delante.
Te amamos pequeña. Feliz Navidad
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