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LIBROS PUBLICADOS POR LA AUTORA
(poesía y narrativa)
"DE LOS HIJOS" (2014)- Ediciones Mis Escritos (Bs. As.)

Rincones y Acuarelas I (Poesía) -2019- La Imprenta digital (Bs. As)

Rincones y Acuarelas II (Narrativa)- 2019- La Imprenta digital (Bs. As.)

Los encontrarás:
En Rafaela (Santa Fe): en Librerías "EL SABER", "PAIDEIA" y "FABER".
En San Francisco (Córdoba): en Librería "COLLINO"
y en otras librerías del país.

lunes, 13 de julio de 2020

"El encuentro" (por Nélida Baros Fritis) TALLER VIRTUAL 5


Robert Valverde hacía cuatro años que no se reunía con su amigo Frank Crepick, pianista. Ellos tenían una gran amistad desde que estudiaron en una escuela de música. Cada uno siguió su destino; Frank en el Conservatorio y Robert en la Universidad estudiando  Ingeniería comercial. De vez en cuando se escribían  en el Watsapp y rara vez, en el computador.

Robert, un veinteañero, buen mozo, inteligente, trabajaba en una empresa  de Automóviles. El año 2009 se había casado con Martiña Piamonti y llevaba un año casado con la joven morena de ascendencia cubana que  estudiaba medicina en la Universidad del Norte, muy atractiva y sencilla. Asistieron a la presentación del pianista Frank Crepick en el Teatro Municipal  de Antofagasta, acompañado de la orquesta sinfónica. El público llenaba la sala y aplaudía  con entusiasmo; terminaba la sinfonía de Beethoven, continuaba una segunda parte del espectáculo con canciones que han quedado en el recuerdo: “Sorba el Griego, Gracias a la Vida, Te recuerdo  Amanda”,  etc. Terminada  la presentación, Robert y su esposa se aproximaron a felicitar a Frank; lo invitaron  a compartir a un restaurant, él se mostraba interesado en saber de sus vidas. La conversación estaba llegando a su término cuando  Robert miraba la hora.

- Frank dijo.- ¿Qué te parece amigo, si nos juntamos en tu casa a tocar el piano a duo? Todavía recuerdo cuando yo iba al hogar de tus padres y tocábamos  en el piano de tu abuelo.

-¿Hasta cuándo estás en la ciudad? Preguntaba Robert Valverde

- Hasta el domingo, a las 14hrs. viajo a Santiago, después a Viena. -Respondía Frank.

Bueno, no se diga más nada, es tarde y mañana es viernes hay que ir al trabajo. Le entregaba a su amigo una tarjeta diciendo:-El sábado te espero en casa, te vas en taxi. Calle los Naranjos población los Canelos 656.

El día sábado el matrimonio almorzaba a las 13:30hrs. Martiña iba a buscar a su madre para visitar a la abuela chilena. En el living dejaba preparada una mesa con una botella de champagne y cosas para picar. Todo  ordenado y limpio, podía salir sin problema y Robert esperaría a Frank.

En cuanto salía la joven de su casa, Robert llamaba a su amigo, eran las cinco de la tarde cuando aparecía con una rosa roja y una botella de vino tinto.

Frank dijo. -Hola Robert y de inmediato le daba un abrazo de oso, luego tomó  asiento y comenzó a indagar cómo sucedió ese matrimonio con la cubanita.

- Frank decía.-Hermosa  la cubanita, muy linda persona. ¿Te has puesto a pensar si ella dejó un novio en la isla? 

-¡No, no! Ella es sincera, creo advertirlo y me lo diría. -Respondía Robert.

Ya, ya no preguntes tanto, aprovechemos de brindar por tus éxitos.- Respondía Robert y  de inmediato abría la botella de champagne  y servía las copas, Frank se acercaba a coger una y se aproxima diciendo,  esta rosa es para ti. ¡Nunca, nunca te olvidé!, Cada día tengo una rosa y la dejo en el  piano  junto a una copa con un  poquito de vino, así no sales de mi cabeza, me inspiro y toco las canciones que más te gustaban. El submarino amarillo de Los Beatles, Para Elisa, valses y danzas, etc. Se pusieron a cantar y hasta bailaron, parecían dos colegiales excitados por la música.

Frank acercó la copa a los labios de su amigo Robert diciéndole- querido, hasta la última gota. Siguieron  bebiendo  y escanciaron dos, tres botellas hasta el whisky así, ambos se besaban  olvidados del mundo, no escatimaron  caricias.

Tocaron el piano recordando viejos tiempos, momentos vividos en Santiago  y se olvidaron de que la esposa llegaría a casa. Cuando la joven  entraba al antejardín los amigos no  sintieron que la puerta se abría y cantaban juntos sin pensar en ser interrumpidos. Ella quería ser escuchada y hablaba a Robert, él estaba en una borrachera tal que no respondía; he ahí en ese momento, ella  se dio media vuelta y se fue a casa de una amiga a dormir. Los dos amigos continuaban en franca algarabía, otras botellitas de vino y whisky  salieron de un mueble y quedaron vacías. Robert y Frank perdieron la noción del tiempo con el licor, en el piano quedaba  la rosa y una copa con un poco de licor  derramado.

El piano continuaba sonando y los dos pianistas estaban desnudos, abrazados   en una cama durmiendo la borrachera. Eran las 10 de la mañana del día domingo, Robert despertaba con el agua fría que lanzaba en los rostros una furibunda Martiña. Ninguna excusa merecía su perdón, en unos segundos  juntó su ropa hizo la maleta y se fue a su casa. Lloraba desconsolada, su padre comenzaba a oír la razón que tenía para llegar al  hogar.

El padre de la joven fue  a casa de Robert, golpeó la puerta, esta se abrió  y en frente a su yerno, desenfundó la pistola e hizo dos  disparos a quemarropa. Sólo el ruido de un auto quedaba a  lo lejos. Cuando Frank  sintió los disparos, salió del baño a medio vestirse para socorrer a su amigo que yacía herido en el piso, le puso toallas en la parte del estómago que sangraba mucho. Al fin llegaba la ambulancia y lo trasladaron a la clínica, minutos que fueron eternos, una bala destruyó el baso. Frank regresó a la casa, buscó afanoso el fono del  hermano de Robert, en pocas palabras le explicó que un desconocido al abrir la puerta quería robarle y al oponer resistencia le disparó. En la semana siguiente, Martiña  acompañada de su madre  y padre, se embarcaba en un avión  a Cuba.

AUTORA: Nélida Baros Fritis

Copiapó (Chile)

TALLER VIRTUAL 5

sábado, 11 de julio de 2020

"Clases de piano" (por Hilda Olivares Michea) TALLER VIRTUAL 5


Nunca tuve claro por qué razón mi padre nos enviaba a clases de piano; éramos apenas unos niños de manos torpes y aprender a leer solfeo, pentagramas y partituras era un verdadero suplicio si aún no asistíamos a la Escuela primaria.

Ella, la Señorita Elba,  nos recibía en la mampara de la señorial casa, enorme, más que aprender a tocar el piano me gustaba recorrer los pasillos mientras esperaba mi turno de sentarme en el taburete con la espalda muy derecha, entonces miraba el piso de madera que brillaba sin una basura; me gustaba mirar a la señorita Elba con sus guantes que hacían juego con sus vestidos, su cintura y ese olor a perfume Francés, sus labios rojos; me gustaba ese silencio que imponía y el coro de niños repitiendo la notas DO-RE-MI-FA-SOL-LA-SI, creo que fue lo único que aprendí en las clases pagadas.  Papá el día jueves nos mandaba a bañarnos, lavarnos una y otra vez las manos, cortar y escobillar las uñas, nos vestíamos lo más formal posible y bien peinados caminábamos los tres hermanos a clases. Pensaría mi Padre tener al menos un hijo concertista y comenzó por querer cambiar el color de nuestra piel, tal vez en nuestra humilde casa sonarían mejor las teclas de un piano que el chicharreo continuo de la radio onda corta que cambiaba su frecuencia. Seguro que conversando con los tripulantes de los barcos extranjeros (su oficio era estiba, desestiba de barcos metaleros en la Bahía de Chañaral) ellos le contaban en qué ocupaban el tiempo libre sus hijos, golf, piano o Rugby, en cambio nosotros jugábamos en la tierra con trompos, bolitas; sucios y descalzos reíamos. Mi Madre, como siempre, no opinaba. La primera clase con la Señorita Elba fue contarnos la historia del piano, mecanismo y función de los pedales armónicos, pedal de acorde, nos mostraba el pentagrama, una hoja en blanco con cinco rayas para escribir las notas musicales, tiempo y pausa.

Creo que solfeo era leer las partituras. Escala mayor de DO, MI bemol DO sostenido. Redonda 4 pulsos, banca dos pulsos, negra un pulso, corchea ½ punto, semicorchea ¼ punto, fusa y semifusa, notas musicales, ondas sonoras, negras y blancas.  Sentados por turnos en la banqueta o banquillo, derecha la columna vertebral, nos pedía, temerosos tocábamos una nota musical, sonaba horrible, de inmediato la batuta castigaba nuestras manos, ¡solo los dedos!, ¡solo los dedos!, gritaba la Señorita Elba fuera de control. Ayer mientras esperaba mi turno fui más audaz y llegué hasta el jardín, rodeadas de una reja pintada de blanco estaban las flores de muchos colores trepando por los árboles, a un grito de ella corrí a sentarme. Como todo era de memoria, porque no sabíamos leer ni escribir, decidimos ir a practicar al Hotel Grenett, ahí tenían un piano y el pianista que amenizaba las cenas de los clientes adinerados, con mucha paciencia nos ayudaba a mover las manos, para soltarlos con ejercicios antes de comenzar a tocar las teclas, a mantener la cabeza arriba, a escuchar atentos cómo suena cada una; algo que no nos enseñaba la Profesora. Cuando terminaron las clases y por qué nunca lo supe, tal vez se terminó el dinero, mi padre se daría cuenta que cada quien debe vivir su propia realidad y que nunca jamás habría ni cabría un piano en nuestra casa, o fue porque llegábamos llorando con las manos rojas o simplemente como dice el dicho “no teníamos dedos para el piano”.

Nosotros seguimos siendo niños, luchando en la tierra o jugando a pata pela un partido de futbol, ahí éramos felices.  

AUTORA: Hilda Olivares Michea. 

Chañaral (Chile)   

viernes, 10 de julio de 2020

"Concierto en el monoblock" (por Emilio Itatí Rodríguez) TALLER VIRTUAL 5



Desde un balcón, se le escucho a un soberbio piano
 insinuar una fina melodía
que despertó los oídos de todos.
Luego, se sumaron unos audaces violines.
Una estridente trompeta, animó a un saxo y un clarinete.
Un chelo y un bajo no quisieron quedarse fuera.
Las flautas y  oboes de igual manera se hicieron oír.
Mágicamente el concierto fue tomando forma.
Una guitarra, un charango y varias quenas
se prestaron gentiles participando también.
Una batería y otros instrumentos de viento se un unieron 
junto a timbales, platitos y bombos
terminaron de conformar el gran concierto.
Cada instrumento ejecutó sus notas como nunca
 con vigor, entusiasmo y calidez excelsa.
De sus corazones, surgió la más bella y dulce composición
Todo aquel día se los escuchamos tocar
atentos a esos compases cuidados y limpios
Con esa cadencia libre, impecable y única.
Recordaremos siempre este maravilloso momento.
Ya que es una ocasión de júbilo, de celebración.
Donde se acallaron los aplausos y las sirenas.
Y la algarabía se extendió inundando los hogares
El terrible monstruo que nos amenazaba
 había sido vencido.

AUTOR: Emilio Itatí Rodríguez
Resistencia (Chaco- Argentina)

jueves, 9 de julio de 2020

"Aquella casa" (De la autora)



Aún se respira en los rincones

el aire utópico del pueblo,

aún se oyen las voces obstinadas

que rebotan en los muros

que albergaron al Congreso.

Y fue en el mes de Marzo

que llegaron a la casa de Francisca,

irrumpiendo desde todos los senderos.

Nada los detuvo, nada,

nada podría mutilar sus sueños,

ni el temor de los necios y cobardes,

ni el helor en medio del invierno.

Ellos colmaron el suelo tucumano,

empuñando ideas de pioneros,

ellos invadieron los patios y las salas,

con la sangre urgente,

con la piel sensible de patriotas nuevos,

ellos cobijaban en sus puños

la esperanza blanca

de la libertad de un pensamiento nuevo,

ellos abrigaban el clamor entre los labios,

para soltar cadenas,

para romper las ataduras de otro imperio.

Y fue un martes de Julio

que acabaron los murmullos,

que surgieron las palabras

que atestaron los silencios.

Porque era voluntad de las Provincias,

que unidas reclamaban sus derechos.

Ya la casa se colmó de independencia,

ya las calles desbordaron

con aromas de festejo,

ya las voces inundaron los balcones

con olor a triunfo,

con sabor a juramento.

Dos siglos atrás, aquella casa

cobijó un nacimiento.

Y aún se respira en sus rincones

el aire utópico del pueblo.


  Beatriz Chiabrera de Marchisone

Publicado en "Rincones y Acuarelas I"- La Imprenta Digital- Buenos Aires- 2019


                                    

martes, 7 de julio de 2020

"Ensalzar" (por Doris Ortega Saldarriaga) TALLER VIRTUAL 5


Despliego mis alas y vuelo hacia ti, sinfonía amada. Donde las emociones se entonan al unísono, creando una melodía mágica; uniendo los corazones de los seres sin memoria, etéreos, con su alma viva que los guiara eternamente en un mundo irreal, omnisciente, sin sombras, donde los coros celestiales enaltecen el espíritu.

AUTORA: Doris Ortega Saldarriaga

Medellín (Antioquia- Colombia)

TALLER VIRTUAL 5

"Acordes de pájaros nuevos" (por Sonia Rovegno) TALLER VIRTUAL


Vuelan pájaros ciegos

con angustia en las alas

cayó la última hoja

en calendario de otoño

el invierno tiñó de gris

mi ventana.

 

Pero una primavera anticipada

se ha posado

en brotes de guayabo

la mañana despierta

celebrando su llegada

Iluminada

embebida de sonidos

y besos de rocío

¡tanta ternura alumbradora

recala en paisaje

recién inaugurado!

Y todo huele a azul pradera

a celebración de primavera

que el aire esparce

 entre acordes

de pájaros nuevos.


AUTORA: Sonia Rovegno

Montevideo (Uruguay)

TALLER VIRTUAL 5

"La celebración" (por Brenda Alzamendi) TALLER VIRTUAL 5


Comenzaron a llegar las invitaciones para la celebración muy especial, “de etiqueta y antifaz” dictaba el mensaje. Seguro será una noche de sorpresas.

El lugar era una vieja casona, poblada de mil leyendas, recuerdos, que ahora estaba siendo acondicionada para el evento.

 En un rincón de la sala, un arcón de madera negra, lucía un gran candado de hierro forjado con su llave larga, fina, rematada con un hermoso corazón labrado que,  junto con la alfombra roja serían los únicos elementos que le darían al lugar un toque de autoridad.

            El salón estaba iluminado con velas, estas reflejaban su luz en los cuadros que, colocados en paredes enfrentadas, dialogaban entre sí.

Tan inusual decorado le daba al lugar un toque un poco mágico.

                                                                       *

Comenzaron a llegar los invitados con antifaces emplumados, ellas completaban su atuendo con insólitos abanicos. Los mozos, vestidos de negro, caminaban veloces por la sala como de retazos de viudos, cargando bandejas con bellas copas de burbujeante champan. Llegado el último invitado, la puerta se cerró.

Un tenue teclado comenzó a sonar; parecía que emanaba de las sólidas paredes, una sensación de placidez inundó el lugar y dio paso a una alegría quieta. La bella alfombra engullía el sonido de los tacones; ya no importaba el motivo de la celebración, brindis, saludos, tenues risas, era el día del reencuentro.

Decidí al atravesar la sala, tenía curiosidad por ese enorme arcón. Me paré

frente a él, lo roce con la yema de los dedos, recorrí sus tallados hasta que tropecé con el candado, de curioso quité la llave. Me senté en el lugar más oscuro del salón, la llave en mi puño, desde allí tenía el privilegio de ver el mundo que me rodeaba.

Las sombras hacían posible que viera la luz de las velas en su opaca intensidad. Mi mente comenzó a entorpecerse, me paré, cuando quise cruzar el camino de la bruma, en el trayecto me convertí en un fantasma que iba de lado a lado la sala sin ser visto. Pero no solo había música, comencé a escuchar los colores de la noche, el golpe de una ola en el rompiente, el graznido de gaviotas chillando libres.

Mis ojos rodaban como monedas de un lugar a otro, no entendiendo bien qué sucedía, espadas batientes en cruentas batallas, la paz del soldado de regreso a casa, el amor aferrado a la sinrazón.

_De todo laberinto se sale –me decía- me sentía simplemente un explorador, en busca de respuestas, sin destino cierto.

Me acerqué al arcón, regresaría la llave a su lugar y huiría de allí. Introduje la llave en el candado y la giré. Dentro de él había un mundo lejano, donde para mi asombro, convivían, la música, el verso, D´Arezzo, escalas, pentagramas, claves de sol, junto con Cervantes, papiros, Víctor Hugo, todos pugnando por salir a festejar. Algunos hablaban un idioma que no entendía, me relataban historias sin palabras, que podía escuchar. Yo quería ver el sol, pero estaba entreverado con la noche, quería subir al árbol, pero no tenía ramas, era un gigante asustando a los niños, no sabía si estaba llorando o si llovía.

De pronto todo ruido cesó, se apagaron las flamas de las velas, todos de pie sobre la alfombra roja semejante a la nave de una iglesia y aquel arcón que había surcado siete mares, quedamos expectantes, en suspenso.  

De la nada una delicada dama de antifaz nacarado, nos dio la bienvenida vestida de hojas de “washi”, festoneado con nubes de tul, abotonado con fragmentos de poesía, comenzó a cantar.

Su dulce voz, acompañada por los acordes del teclado, semejaban aquella sirena que al igual que a Ulises, nos quería arrastrar a sus confines; del arcón, las claves y las escalas volaban por los aires y se posaban en el atril del viejo piano, que sostenía entre sostenidos y bemoles la delicada copa, con la cual quizás un siglo atrás ella habría brindado. Me di vuelta para ver el silencio, pero no había nadie, ella también se había ido.

Desconcertado, cómo Diógenes con su lámpara encendida buscando un hombre honesto en la claridad, quité la rosa roja del ojal de mi chaqueta y como gracia a tanto, la deje junto a la copa.  Y me fui.

La claridad y frescura del amanecer, me recordaron que cuando introduje la llave en el candado, me fui a otros tiempos, habitado por almas viejas, encantadas, todo les pertenecía, las puertas, el arcón, las persianas, sus sueños seculares, éramos hijos de otros tiempos.

 Iré por otra rosa roja, para esta noche.

 

AUTORA: Brenda Alzamendi  

Montevideo (Uruguay)

TALLER VIRTUAL 5

"Cinco" (por María Alejandra Civalero Mautino) TALLER VIRTUAL 5


Cinco las líneas

del pentagrama olvidado.

Cinco los sorbos

que di por ti

de esa tinta borgoña

que tiñó mis venas

y alentó el latido de mi corazón

que desahuciado esperaba

que tú regreses.

Cinco "me quiere",

cinco "no me quiere"

en aterciopelados pétalos

deshojé por ti

de la flor hechicera

que sentenció certera

que ya no te espere,

que el tiempo no vuelve.

Y en cinco segundos

mojados de vino

cayeron al suelo

danzando nostálgicos

el vals del recuerdo

que casi sin fuerzas

mis débiles dedos

tocaron por ti.

 

AUTORA: María Alejandra Civalero Mautino

Clucellas  (Santa Fe- Argentina)

TALLER VIRTUAL 5

lunes, 6 de julio de 2020

Prólogo de la antología "Había una vez un castillo..."


Este taller surge con motivo de la pandemia mundial de coronavirus, que comenzó a fines de 2019 en China, y se extendió al mundo entero, imponiendo una cuarentena en distintos lugares. Éste ya es el cuarto de una serie de talleres que irán cambiando de tema, a través de una imagen.

   La particularidad de este taller es que tiene dos categorías. La primera es para que participen niños y adolescentes hasta 16 años, y la segunda es para adultos, pero con la temática adecuada a los de la primera categoría.

   Aunque la participación para la primera categoría fue escasa, y aunque no todos los textos de la segunda categoría se adecuan a la temática para niños y adolescentes, considero muy valioso el aporte de los autores participantes, por eso los he incluido a todos.

     La necesidad de escribir es siempre una salida en los momentos de crisis, y un espacio compartido es un lugar de encuentro. Algunos asocian lo que escriben con la realidad; otros apelan a la ficción, para escapar de ella.

     Los temas que inspiró la imagen del castillo en medio de ese bello paisaje fueron muy variados. Dragones que lanzan flores, piedras con poderes que curan, doncellas y princesas enamoradas, libros y orquestas mágicas, castillos de golosinas, brujas y fantasmas, viajes a través del tiempo.               

     Los textos llegaron desde distintas provincias de Argentina,  desde otros países de América (Chile, Uruguay y Colombia), y desde Europa (España).

     La idea de recopilar los escritos en una antología aparece como forma de valorar el esfuerzo de los escritores, y apreciar los distintos géneros, temas, tonos y enfoques que se pueden aplicar a través de una misma imagen.

     El orden de las obras- cuentos, poemas y relatos- responde al orden en que fueron recibidas y publicadas en el blog:

beatrizchiabrerademarchisone.blogspot.com.

Beatriz Chiabrera de Marchisone

Recopiladora

domingo, 5 de julio de 2020

"El estudiante de música" (por Beatriz Barsanti) TALLER VIRTUAL 5



        Jacinto había asistido a las clases del conservatorio después de haber juntado,  con mucho sacrificio,  monedita tras monedita.   Cuando tuvo necesidad de un instrumento propio  para continuar,  no pudo adquirirlo.

        El vecindario se burlaba de sus aspiraciones por considerarlo un sujeto raro,  anodino.   Decían que se movía como un muñequito y al verlo pasar,  sin disimulo,  intentaban descubrirle   algún recurso de juguetería.

         Cuando el muchacho aceptó la certeza de no disponer de una herramienta musical,  se concentró en buscar la música.   Siempre la había escuchado por todas partes,  no sabía de dónde venía,  hasta que,  de tanto moverse para encontrar,  se dio cuenta de que estaba dentro de sí mismo,  por lo que,  metiéndose en su interior,  halló primero las voces del violín,  después las de la flauta,  luego las del piano,  la tuba y así la de todos los instrumentos que integran una orquesta como también los tonos, los tiempos,  las modulaciones.

         La resonancia de su cuerpo empezó a invadir su habitación con adagios suaves como caricias,  allegros animados,  scherzos ligeros,  prestissimos en incontenible carrera.   Cuando ese espacio quedó colmado de sonidos y no alcanzó para contener más,  salió al barrio y lo llenó de júbilo.

          Los vecinos,  maravillados,  le seguían cada cual portando algún instrumento para que Jacinto lo ejecutara,  pero ya era tarde.   Él,  calle arriba,  empezaba a elevarse asido a un pentagrama de cinco líneas negras que llevaba dibujadas una clave de sol y otra de luna.

AUTORA: Beatriz Barsanti
Villa Adelina (Buenos Aires- Argentina)

sábado, 4 de julio de 2020

"De músicas de antaño" (por Ester Beatriz Suguer) TALLER VIRTUAL 5



Es quizás lo que siento
un gran olvido
de ruidos y de luces
del antaño

Es quizás poesía en
el naranjo o
si lo deseas, rosas
de tu rosal de ayer

La música del alma
se aletarga
cuando entre sonidos y notas 
forcejea

Porque quiere salir de
sus entrañas
un verso
una flor
una canción

Bienvenidos sean al alma
los tenores
Refúgiense en el cielo del olvido
los que aman
los que sueñan
los que encienden en velas de jardines
tantos años de soñar sin represalias
de sembrar sin horizontes
de escribir sin consecuencias
de  amar
al límite
hacia el desencuentro
hasta el fín
y el comienzo de todo cuanto existe.

AUTORA: Ester Beatriz Suguer
C.A.B.A (Buenos Aires- Argentina)

jueves, 2 de julio de 2020

"La otra patria" (por Cristina Gioffreda) TALLER VIRTUAL 5


Había finalizado la guerra y los que sobrevivimos al horror, el holocausto, y la miseria humana, volvíamos a casa,  éramos los sin patria.

 ¿Qué era la patria, eso de lo que tanto había oído hablar a mi corta edad, qué era la patria para esos niños pequeños como yo?

La patria era un lugar tibiecito donde estaban nuestros padres, hermanos y abuelos, donde se olía a tortas de limón, jabones perfumados de pino, donde los jardines cubiertos de jazmines era el lugar ideal para jugar a la hora donde la siesta de los adultos nos daba piedra libre, eso era la patria para mí.

Al volver a ella pensé encontrarme con mis muñecas de trapo, los almohadones tejidos por la bobe, las sábanas suavecitas, perfumadas y secadas en ese sol rojo que se descolgaba del cielo para iluminar esa patria, mi patria. Pero la figura que yo tenía de ese lugar antes del abordaje a los trenes del infierno, ya no existía.

Al regresar a ella me recibió una imagen que no mucho difería de los lugares donde me había situado la guerra, paredes oscurecidas por el moho y los bombardeos, techos penetrados por las esquirlas de las bombas, mis muñecas habían desaparecido al igual que las sábanas bajo ese revoltijo de telas sucias y raídas, ese lugar que había sido mi patria era la desolación,  símbolo de lo vivido.

Pero lo que llamó mi atención fue él, esa caja en estado perfecto junto a sus teclas blancas y negras donde mi hermana mayor solía pasar las tardes entreteniendo a la familia, mientras ejecutaba agradables melodías.

Él estaba allí, de pié, entero, plantado como esos árboles erguidos y orgullosos habiendo soportado los embates de lo peor que nos pueda suceder, la guerra.

Pero a pesar de ese espanto, él, tal vez había hecho vivir en ese lugar a ignotos habitantes, un día, o tan solo una noche, una historia de amor, ya que sobre la tapa del piano yacía intacta en tono y aroma una rosa color rojo, imagen del amor,  una partitura que dibujaba notas de una melodía romántica descansaba sobre el atril de madera calada, y una copa con residuos de un vino intenso, que seguramente fueron protagonistas de los últimos instantes de dos vidas.

Al volver a mirar lo que quedaba de nuestra casa la sentí distinta, por nuestro piano, la partitura, la rosa y la copa de vino que habrán servido de marco a dos seres que tal vez estarían buscando su patria antes del final.

AUTORA: Cristina Gioffreda

C.A.B.A. (Buenos Aires- Argentina)

TALLER VIRTUAL 5

"Y...¿Qué fue de nuestra sonata" (por Yanet Helena Henao Lopera) TALLER VIRTUAL 5



La rosa y la copa

contuvieron su impulso;

ambas prefieren

el suspiro primario

de los amantes sin tiempo…

 

De los que llevan

la prisa del Allegro

en sus frenéticos pulmones;

 

y anhelan que la pausa

del Adagio

acompase cada encuentro.

 

De los que no pusieron

en agua la rosa,

ni el vino

—de la copa escanciada—

bebieron completo.


AUTORA: Yanet Helena Henao Lopera

Medellín (Colombia)

TALLER VIRTUAL 5


"Clase de piano" (por Clara Gonorowsky) TALLER VIRTUAL 5


Cada vez que se sentaba junto a él, una corriente fría recorría su espalda, tan fría como sus manos sudorosas apoyadas en las teclas.

Le molestaba también su viejo olor de madera encolada y laqueada mezclado con el de la naftalina que su madre colocaba para que la polilla no destruyera los paños.

Y así, entre manos transpiradas y perfume detestado golpeteaba melodías hasta que el estridente sonido del despertador le gritaba : “Misión cumplida, eres libre”. Cerraba con fuerza esa boca de nácar, tomaba un vaso de agua para saciar su sed y a los saltos bajaba las escaleras que la conducían a la vorágine de la calle a derramar su alegría.

Pero un día esa sensación de rechazo cambió. Su madre alquiló el piano a un concertista checo que había venido a la ciudad para cursar una beca que le había otorgado el Conservatorio Provincial. Como él vivía en una pensión, acudió presto al aviso pues necesitaba practicar.

 Martina lo vio e inmediatamente se enamoró del joven y la música que ejecutaba.  Él no fue ajeno a los sentimientos y respondió con la misma pasión con que ejecutaba el instrumento. 

El viejo piano, así, cambió viejos olores por el perfume de flores que traía el pretendiente y  vahos de  restos de un malbec frutado que denunciaba la copa abandonada entre el clamor de besos y caricias.

Y el frío de antaño se convirtió en calor sofocante y las  manos que golpeaban con determinación esas teclas clamando misericordia,  ahora eran partícipes de un apasionado amor.

 AUTORA: Clara Gonorowsky

Mendiolaza (Córdoba- Argentina)

TALLER VIRTUAL 5

“Sonidos en espera” (por María Cristina Briante) TALLER VIRTUAL 5



Era muy temprano, esta mañana en que el sol espía por la ventana, manos suaves abrieron la tapa, las caricias del terciopelo amarillo que se deslizaron por mi cobertura; descubrió el brillo en la madera que la noche había opacado. Mi atril erguido sostiene sonata maravillosa y cada tecla juega a las escondidas de blanco y negro.
Un par de manos suaves, cortaron mi tallo largo, las gotas del rocío todavía lagrimeaban  sobre los  pétalos, con terciopelo rojo,  reposo en espera.
Manos maravillosas, apresaron mi base con ternura, un líquido rojizo con aroma a maderas bañó las paredes, el vino contenido en mi cuenco, dejó lágrimas sobre el cristal en su derrame.

AUTORA: Cristina Briante
Vicente López (Buenos Aires- Argentina) 

"El castillo y la rocola" (por Santiago Stessens) TALLER VIRTUAL 4


    Soy Santiago y tengo 13 años. Soy muy curioso y aventurero. Hoy les voy a contar una historia que viví con mis amigos cierto día de nuestras vacaciones de invierno.

    Un 17 de julio, Gastón, Bauti, Dante y yo volvíamos a nuestra cabaña tras una agotadora mañana de excursión. En el camino vimos un gran, alto y asombroso castillo que a todos nos dio curiosidad conocer. A la mañana siguiente rápidamente nos abrigamos para salir de la cabaña e ir al castillo. Después de una larga caminata llegamos, y con intriga, golpeamos una gran puerta de madera. Desde dentro no se escuchó nada, entonces pasamos. Allí vimos una gran sala con paredes blancas y una sombra que corría hacia el primer piso por una enorme escalera. Con miedo salí corriendo hacia allí con mis amigos detrás y no vimos nada, pero escuchamos un sonido que venía de una de las habitaciones, en silencio nos fuimos acercando cada vez más, encontramos una señora con ropa muy extraña para esta época y frente a ella una rocola con luces, entonces nos aproximamos y todos fuimos desapareciendo. Nadie entendía nada, habíamos perdido de vista a la señora y a la rocola y estábamos en medio de un pueblito, y vimos un cartel que decía “Posada”, entramos y mientras esperábamos que nos atendieran, con gran asombro, leímos en un almanaque: año 1920.¡Habíamos viajado al pasado!

    Con mis amigos estábamos asombrados y preguntamos al dueño de la posada por el gran castillo, y nos contó que era muy misterioso, guardaba secretos y estaba a unas horas del lugar. Ya era de noche y decidimos descansar, al menos un poco. El buen señor nos prestó una habitación porque no teníamos dinero, era muy sencilla, con ventanas pequeñas y con muebles antiguos, de aquella época. La noche pareció larga y silenciosa, despertamos temprano, todos con ganas de volver a la cabaña y con nuestras familias.

    Comenzamos a caminar, siguiendo el sendero indicado, rumbo al futuro. Había mucha vegetación y después de varias horas Gastón gritó ¡chicos, el castillo!, ya podíamos verlo. Agotados, nos fuimos acercando y entramos por la gran puerta de madera, subimos las escaleras y nos dirigimos a la habitación buscando desesperadamente la rocola. Allí estaba, justo en el mismo lugar, con sus luces coloridas, nos pusimos frente a ella suplicando que nos regrese a nuestra época, y esta vez nos absorbió. Sentí un temblor muy fuerte y muy aturdido desperté tirado frente a la gran puerta de madera del castillo, junto a mis amigos. Apenas logramos reaccionar comenzamos a correr lo más rápido posible. Chau castillo!!! Chau rocola!!! No los queremos volver a ver.

AUTOR: Santiago Stessens 

11 años

Estación Clucellas - (Santa Fe - Argentina)

TALLER VIRTUAL 4 

miércoles, 1 de julio de 2020

"Partitura" (por Mirta Inés Godoy de Ribulgo) TALLER VIRTUAL 5


Imagen que huele a música.

Duendes que dejan en el piano una rosa "de amor", y una copa, ahora consumida.

Romanticismo puro sobre el instrumento sonoro.

Quizás, en instantes, iniciará el concierto. ¿Será ecléctico?

¿De estilo clásico y europeo, luego folclore provinciano, música ciudadana y con final abierto?

Son apenas, mis deseos, pienso.

Fueron preguntas y algo más. Pero la imagen me subyuga.

¿Quién será el ejecutante?

¿Un señor de gesto adusto, de smoking, bastón y galera? Quizás un joven, de nuestro tiempo, de cabellos largos, cuidados, vestido de gala, o una joven elegante y distinguida?

Imagino lo mejor, para el ensamble de la imagen que aparece.

Do, Re, Mi , Fa, Sol, La, Si !

Sí, sí ... Esperamos  al concertista y la música.

Es una delicia compartir este idioma universal.

¡Adelante !

El auditorio virtual...en espera.

AUTORA: Mirta Inés Godoy de Ribulgo

Pueblo Seeber (Córdoba- Argentina)

TALLER VIRTUAL 5

"Ausencia" (por Norma Degano) TALLER VIRTUAL 5



La partitura desmigaja sones acompasados,

el llanto corre, soslaya surcos de tiempo y

el recuerdo se aferra a la mente.

 

Ausente, aún permanece incólume.

 

Una rosa, última ofrenda de la quimera,

reposa sobre el piano

viva, tan viva como el amor…

 

“… es tan largo el olvido…”

 

La copa yace vacía,

hueca del elixir embriagador

que obnubiló sentidos.

 

Su esencia continúa allí.

 

El piano, silente testigo de encuentros

aguarda  impaciente las manos que

emanarán suspiros, mientras

el corazón late ahogado en sollozos.

 

Duele la ausencia y el descuido.


AUTORA: Norma Degano

San Francisco (Córdoba- Argentina)

TALLER VIRTUAL 5