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LIBROS PUBLICADOS POR LA AUTORA
(poesía y narrativa)
"DE LOS HIJOS" (2014)- Ediciones Mis Escritos (Bs. As.)

Rincones y Acuarelas I (Poesía) -2019- La Imprenta digital (Bs. As)

Rincones y Acuarelas II (Narrativa)- 2019- La Imprenta digital (Bs. As.)

Los encontrarás:
En Rafaela (Santa Fe): en Librerías "EL SABER", "PAIDEIA" y "FABER".
En San Francisco (Córdoba): en Librería "COLLINO"
y en otras librerías del país.

domingo, 28 de junio de 2020

"El fantasma del viejo teatro" (por Néstor Quadri) TALLER VIRTUAL 5


El viejo teatro donde un famoso concertista de piano iba a dar el recital, estaba emplazado en un pueblo que ocupaba un espacioso lugar en el recodo de un arroyo, bordeado por un bosque que bajaba desde las colinas nevadas. Cuando llegó al mediodía conduciendo su coche, lo recibió su amigo que organizaba el espectáculo de esa noche. Se conocían desde chicos desde el colegio primario y como un anfitrión espléndido lo esperaba con el almuerzo servido.

Después de hablar de muchísimos temas y recuerdos de su juventud, su amigo le dijo durante la comida que el teatro había sido construido originalmente por un Marqués, que era español y eximio pianista como él, pero que había sido el lugar de su propia desgracia, con una muerte espantosa. Le contó que se había enamorado perdidamente de una pianista de la orquesta, pero como ésta nunca aceptó sus propuestas de amor, inmerso en la locura y la ebriedad se suicidó, cortándose la yugular envuelto en un río de sangre.

Le aseguró sonriendo, que las malas lenguas decían que su espectro se desplazaba por el teatro entre las sombras, tratando de obsequiarle a su amada una rosa encarnada para conseguir convencerla en su purgatorio de amor. Los actores, las bailarinas, el coro y algunos espectadores, aseguraban atemorizados que creían haberlo visto en alguna ocasión.

Con el estómago lleno y el corazón contento, el pianista tomó esos dichos con una amplia sonrisa y su amigo lo instaló en el cuarto donde se había producido la tragedia, que tenía una amplia ventana y una vista espléndida a ese hermoso parque que rodeaba el teatro. Junto a la ventana había un piano que había pertenecido al Marqués y en una de las paredes estaba colgado un gran cuadro con su imagen seria y pensativa, inmerso en un ornamentado marco de plata. Al ver ese retrato le llamó la atención lo parecido que era a él, y cuando se acordó de aquellas advertencias sobre la existencia de ese fantasma en el teatro, pensó que era una tontería que creyeran  en todas esas cosas fantasiosas.

El recital fue un éxito con el teatro colmado por la gente del pueblo, donde la mayoría eran fanáticos admiradores. Al aparecer el pianista en escena, el aire del la sala se llenó de emoción y silencio. Entonces, desarrolló su recital con un exquisito repertorio que había seleccionado especialmente, estremeciendo al público de tal forma, que al finalizar el espectáculo le pidieron varios bises y después de cada uno, aplaudían aún más.

Luego de la función su amigo lo invitó a cenar. Comieron y bebieron bastante, charlando durante un largo tiempo, y finalmente el pianista se fue a dormir a su habitación. Si bien la noche era bastante calurosa, estaba tan cansado que se sumergió rápidamente en un sueño profundo. Sin embargo, muy pronto se despertó sobresaltado, porque creyó escuchar los ruidos de unos pasos. En esos momentos, el pianista comenzó a sentir una particular y ominosa sensación paralizante producida por el miedo a lo desconocido.

Cuando se incorporó asustado en la cama, observó que la luz de la luna llena  asomaba reluciente como una enorme moneda plateada y desde los frondosos árboles del parque penetraba a través de las cortinas de la ventana, iluminando tenuemente el interior de la habitación. El resplandor que provocaba esa luz sobre las agujas del reloj, le indicaron que era la medianoche.

Fue allí cuando percibió que junto a la ventana alguien comenzó a tocar en el piano la sonata del claro de luna de Beethoven. Cuando estupefacto abrió los ojos para mirar con detenimiento lo que pasaba, vio que una hermosa mujer efectuaba la interpretación y la figura del Marqués parado tras ella con una copa de vino en una mano y una rosa encarnada en la otra, escuchaba ensimismado esa música sublime.

De pronto el Marqués, se inclinó, haciendo como que trataba de leer la partitura  y aprovechó para depositar la rosa encarnada junto al pentagrama y para liberar su otra mano apoyó suavemente la copa de vino, mientras en realidad miraba deseoso de amor a esa mujer cuya belleza estaba envuelta en esa divina melodía que flotaba en el aire. En ese preciso momento, el pianista que estaba mirando toda esa escena fantasmal, comenzó a sentir la imperiosa necesidad de acariciar a esa hermosa mujer con una adicción irresistible, como si fuera el Marqués.

Pero el rostro de ella que estaba inclinado hacia delante, siguiendo con su mirada atenta y ansiosa las notas del pentagrama, esa actitud provocativa del Marqués mostró su nerviosismo y en una repentina reacción interrumpió su interpretación en forma abrupta, lo que hizo inclinar la copa de tal manera, que casi vuelca el contenido del vino sobre el teclado. Por un instante permaneció sentada en el taburete dura como una estatua y luego, sin decir nada, se levantó y se retiró de la habitación, tomando el picaporte con fuerza y cerrando la puerta con violencia.

Fue allí cuando el pianista se despertó y mientras lentamente la imagen del cuarto fue cobrando vida ante sus ojos, respiró honda y profundamente durante unos minutos, para recuperarse de ese extraño sueño que lo había dejado maltrecho. Al sentarse en la cama sobre esas sábanas revueltas, su ritmo cardíaco comenzó a normalizarse y la conciencia de la realidad fue retornando poco a poco a su mente.

Al mirar hacia la ventana, la luz del amanecer que se filtraba en esos momentos por las cortinas, iluminaba tenuemente el piano en el interior de la habitación. Sin embargo, la sensación que le había dejado aquel sueño aún seguía perturbando su espíritu. Todo aquel episodio lo hacía sentir como que él se había transportado  a otra dimensión de tiempo y espacio, encarnándose en el cuerpo del Marqués.

Permaneció un largo rato sentado en la cama, mientras los pensamientos aguijoneaban su mente. Luego, ya más tranquilo, se dirigió hacia el baño para lavarse la cara y despabilarse. Pero cuando contempló su imagen en el espejo del lavatorio en esa leve oscuridad, quedó paralizado, porque la figura que reflejaba era muy extraña. Entonces decidió cerrar los ojos para ganar tiempo y recapacitar, asegurándose de que su vista no lo había engañado y así calmar y preparar su espíritu a una contemplación más fría y serena.

Mas al encender la luz y abrir los ojos nuevamente, emitió un grito de terror al distinguir que el espejo reflejaba claramente la imagen del rostro del Marqués español. Entonces, salió corriendo despavorido de la habitación y al llegar al pasillo, tropezó con el cuerpo de su amigo, quien sonriente lo trató de tranquilizar y lo condujo amablemente al hall de recepción del teatro, donde le sirvió una copita de brandy para reanimarlo.

Cuando el pianista le contó la pesadilla que había sufrido y la aparición de aquella imagen, su amigo le dijo que seguramente esa visión que había tenido en el espejo, habría sido producto de alguna reacción emocional de su sueño. Al regresar ese día en su automóvil hacia la Ciudad, luego de desayunar y despedirse de su amigo, el pianista estaba muy contento y satisfecho por el éxito del recital. Pero se llevó los datos del Marqués para verificarlos en el árbol genealógico de sus antepasados españoles, sin poder de dejar de recordar con estremecimiento aquel susto mayúsculo que había padecido esa noche en aquel viejo teatro.

 

 

Autor: Néstor Quadri

Parque Avellaneda  (Buenos Aires - Argentina)

TALLER VIRTUAL 5

"Despedida pasajera" (por Selva Angélica Simón) TALLER VIRTUAL 5


Detrás de la Puerta

el insomnio rueda en dos mitades.

La infidelidad

deja rastros en la partitura.

Una rosa

perfuma su nombre.

Un dolor

calma con gotas de vino.

Toca su último Vals.

Él

sabe que sus manos se fugan.

Exhorta a Dios.

Se atreve a lo desconocido.

Persiste en otra dimensión

junto a su musa.

 

AUTORA: Selva Angélica Simón

(La Plata- Argentina)

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"Asesinato en defensa propia" (por Daniel Alonso) TALLER VIRTUAL


Soy un profesional. Nunca había asesinado sin cobrar, pero esta vez lo haría gratis.

Pensar que me recluí en un barrio de Bernal para alejarme de la ciudad de Buenos Aires, de esa barbarie de gente y de ese demente tránsito de vehículos.

A mi vida no se llega así de fácil: una infancia tormentosa, unos padres desconocidos y una junta no recomendable. Algo de drogas y otros tantos excesos me resumieron en lo que soy: un especialista, un ser casi imperturbable y un intelecto del crimen capaz de organizar el siniestro más meticuloso.

A mis cuarenta, con el entrenamiento propio para mi actividad, creí dominar el arte de mantener la calma. Sin embargo, mi vecina, de quien había escuchado llamarla Bety, se encargó de acabar con mi paciencia. Sí, nadie puede cantar y desafinar tanto. Hasta un lobo es más afinado que ella. Aquella tortura comenzó a las diez de la mañana de aquel domingo nublado y fatídico, con su equipo de audio a extremo volumen, acompañada por las virtuosas voces de Luis Miguel y Nino Bravo. Ella, disonante, sin mérito armónico, cantaba a la par de ambos, sofocando cualquier nervio auditivo. Una voz desagraciada, un talento ausente, un oído destemplado, dañado quizás tanto como su cerebro y un conocimiento musical gravemente inexistente. Ella le hacía mal a la música, desprestigiaba al pentagrama y taladraba las neuronas como si fueran miles de termitas que destruían con un rotopercutor cada tímpano. Estaba sorprendido: ¿cómo un tipo tan frío y calculador como yo podía alterarse así? Tenía tres opciones:

a)      Mudarme. Desestimado. Sería imposible con mis actuales finanzas.

b)      Acudir a un especialista. En la misma esquina estaba una eminencia: el doctor Funes: Un experto que convivió treinta años con los monjes tibetanos, graduado con honores en psicología, máster en terapias para mitigar el estrés, yoga, meditación, instructor de chamanes y nominado para Premio Nobel de la Paz en los años 90. Una buena opción.

c)      Matarla. Sin duda, uno debe dedicarse a lo que sabe. Así que, después de este análisis, se me despejaron las dudas.

Recordé haberla cruzado en el almacén de cigarrillos. Poco creíble. En ese pequeño local había tres asesinos: Ella, el tabaco y yo. En mi caso llevaba una preparación porque soy un tipo responsable. En el caso de esta mujer, flaca de batón, pantuflas y ruleros, podemos decir que la no tan agraciada tenía un talento natural. Aun así, sin dedicación, podía aniquilar a cualquier oyente. En mi profesión hasta podíamos tomarlo como un envidiable talento.

Pero debemos entendernos: no es un caso de competencia, sino de subsistencia. Había que acabar con todo esto. No pasaba por celos profesionales ni nada que se le parezca. Tampoco podemos hablar de aficionados sin licencia ni matrícula. Esta mujer ejercía la profesión de manera casual y en lo personal me afectaba al grado de poner en riesgo mi capacidad intelectual, mi integridad física y por lo tanto mi fuente de trabajo.

Creo que el momento de tensión máxima llegó con la canción “Resistiré”, aquella versión cantada en castellano por Estela Raval y que fuera un estimulante profundo para aquellos que necesitaran hacerle frente a la adversidad. En la voz de Bety, se había convertido en una buena razón para suicidarse. Tomé mi mágnum caño largo sin silenciador para que la última nota la diera el revólver. Me dispuse a saltar la medianera del lado del pasillo. De repente avizoré, sobre la terraza vecina, al carnicero que se asomaba con una cuchilla de considerable tamaño; me guarecí de inmediato. Ya eran las 10:30. Como era mi estilo, traté de no ser visto. Sería lógico pensar que la vecina del chalé de la izquierda aún se encontraba en misa, como acostumbraba con su ferviente y obsesiva devoción; eso me permitiría trabajar con más libertad. Pero no. Ella también ingresaba de manera furtiva por el jardín, empuñando un martillo. De repente, el agudo sonido del timbre se diferenció de aquel aquelarre de interpretación gutural perruna. El camión de soda disipó tanto al carnicero como a la vecina religiosa. El terreno se había quedado libre para terminar con este tormento. Pensé en torturarla antes de matarla. Sujetar su cuerpo a una silla y obligarla a escuchar una grabación suya, pero mi idea no contemplaba semejante crueldad, sino la de acabar con todo esto. Porque un profesional de alta gama como yo no conoce la palabra “ira” pero sí detecta el peligro; entiende cuando se trata de un riesgo potencial. Me dirigí sigilosamente como un gato hasta su dormitorio de dónde provenía aquella infamia musical, quería darle fin a todo ello cuanto antes, aniquilar a ese inaudito monstruo destructor del arte, de melodías y de salud mental. Así que me dispuse a entrar. De pronto, todo sonido se apagó. Replegué mi arma al pecho y entré con la rapidez de un rayo en la habitación. Allí estaba ella, con el cable del equipo musical enredado a su garganta: el Doctor Funes se me había anticipado.

AUTOR: Daniel Alonso

Ciudad de Avellaneda (Buenos Aires - Argentina)

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sábado, 27 de junio de 2020

"Tarde musical" (por Inés Quilez de Monge) TALLER VIRTUAL 5


En esta tarde destemplada y triste,

sólo la música de mi piano me contiene.

Arranco de su teclado tiernas notas

que se elevan en la sala dulcemente.

Mientras observo esa rosa perfumada

que hoy me entregaron como despedida.

No supe qué hacer obnubilada,

busqué en la bodega el mejor vino,

vertí en la copa todos los pesares

y los ahogué llenando aquel vacío.

Probé en mis labios las sabrosas uvas,

sentí el perfume de mi bella rosa,

interpreté en el piano suaves melodías

y quedó vacía sobre él mi copa.

Se ahogaron mis penas esta tarde,

he olvidado por hoy la despedida,

ahora pienso que el que se fue tal vez regrese,

y vuelva a ser feliz el alma mía.

 

AUTORA: Inés Q. de Monge

San Francisco (Córdoba- Argentina)

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"Teclas y amor" (por Miriam Fernández) TALLER VIRTUAL 5



Una hermosa melodía
inunda esa gran sala.
El piano reluciente
impregna toda esa gala.

Se acerca minuciosamente
una bella dama...
de resplandeciente rojo
su figura de madama.

Se aproxima lentamente
con dos copas talladas
de una cosecha tardía
que requieren de esas miradas.

Se acalla el sonido
y esa mujer apasionada
transmite la calma
y se siente amada.

La noche muy serena...
una suave rosa roja
que perfuma dulcemente
y su cara la sonroja.

El poeta ensambla notas
que luego ha de hilvanar
y a sus partituras sumará
para empezar a imaginar.

Ese tema esperado
muy pronto lo hará vibrar
un encuentro de un cuento
del que se ha de librar.

Transcurre la velada,
momentos sin prejuicios
entre caricias muy plenas
juntos, con amor, sin juicios.

AUTORA: Miriam Fernández
Mar del Plata (Buenos Aires- Argentina)

"Serían" (por Justina Cabral) TALLER VIRTUAL 5



Una flor olvidada... una copa caída...
una nota en mi piano... me recuerdan la herida.

Ya ni besos ni abrazos... ya ni sueños ni risas... 
ni lunas hechizadas... ¡Nos robaron sonrisas!

Y mojados recuerdos... en mi pecho latían... 
ahora solo laten... aquellos que serían.

AUTORA: Justina Cabral
Mar del Plata- (Buenos Aires- Argentina)

"Ocaso en sol menor" (por María Beatriz Bolsi) TALLER VIRTUAL 5


Para la despedida de este jueves de invierno

se ha abrigado el ocaso

                     con tres frágiles mantas.

     Son glicina y herrumbre las estrías de un cielo

                                         que ha mudado de formas.

Desde la habitación contigua

                                unas notas se le escaparon al silencio.

En el piano se quiebran

                       múltiples

                                  voluptuosas

en aletear de sombra.

La magia de las teclas

                    con aroma de rosa y rubor de licor

las hace melodía.

Sobre el papel

mi mano va dejando sus curvos trazos:

                                    borrador de un recuerdo

que se quiebra- también él-

de nostalgia.

Un desgarro lavanda

                                 en el cielo,

la piel de un poema,

una antigua melodía que me sigue

                                        desde lejos:

tres frágiles mantas

                      que abrigan el ocaso.


AUTORA: María Beatriz Bolsi

Santa Fe Capital (Argentina)

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"Arroyo el pianista gregoriano" (por Daniel de Culla) TALLER VIRTUAL 5


            Nada más contemplar la imagen, me ha venido a la memoria Arroyo “el Pianista gregoriano”, un hijo de aldeano, de Arroyo de Cuéllar, con el que coincidí en el  Seminario Conciliar de Segovia (yo venía de san Cristóbal de Cuéllar), para estudiar para canónigo y aprender a cantar y tocar el canto gregoriano.

            Yo le aventajé en las letras y él me aventajó en la práctica musical gregoriana.

            Los dos habíamos sido monaguillos en nuestro pueblo y sabíamos lo bueno que era tocar el órgano de la Iglesia y comernos las hostias sin consagrar y el vino de misa, muy parecido a la mistela.

            Los dos éramos altos y flacuchos, como dos personajes sacados del Entierro del Conde de Orgaz, famoso cuadro del extraordinario pintor El Greco (“el Griego”) , de sobra conocido

            A nosotros dos no nos hacían ni pizca de gracia nuestros padres superiores que, en el Refectorio, engordaban con lo magro del cerdo mientras a nosotros nos daban los huesos; sacándonos encima, por obligación, el decir un “gracias a Dios”  y “buen provecho”.

            En época de exámenes, yo, a mi amigo Arroyo, le pasaba los apuntes de Letras, haciéndole “chuletas” para que pudiera copiar. El me enseñó con cariño a pisar el fuelle del órgano y tocar su teclado en gregoriano.

            Lo que más nos gustada a los dos, sobre todo en momento de ejercicios espirituales, era tocar esa partitura que se refleja en la imagen, cantando estas letrillas que yo compuse:

“A Euterpe “la placentera”

Se le ha caído del seno una rosa.

¡Qué glorioso que está nuestro órgano

Y esa copa de vino caído sobre él ¡

            Recuerdo que, antes de salirnos del Seminario, los dos, juntos,  subíamos a la cumbre de la Mística y, un día, en mala hora, nos pillaron en el dormitorio de Arroyo y, por tocar nuestras flautas sólo, nos expulsaron.

 

    AUTOR: Daniel de Culla

Burgos (España)

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"Despedida" (por Sandra Cerino) TALLER VIRTUAL 5


Con sigilo abrí la puerta del pasado. No sabía si habían sido horas o años, pero allí estaba como siempre. Su dorado recuerdo destellaba al sol de los ventanales. Bizet  aún anida entre sus teclas, los sonidos escapan entre las cuerdas, recorren el salón de danza, acarician alguna olvidada zapatilla de ballet. Un mundo encantado se refugia entre esas mágicas paredes.

Mis ojos se detienen en la partitura abierta. Reconozco los compases de la Habanera entre  las páginas ajadas de una trágica despedida.

Amor, destino, vida y desconsuelo transitaron por el antiguo piano. Fueron testigos de un adiós. Queda una copa de vino agrio como símbolo de una fuerte discusión. Nadie lo retiró.

Los primeros días la zona estaba vedada por la policía. Luego, ninguno de nosotros se animó a atravesar las puertas que ocultaban la escena del crimen. Hoy por primera vez el mundo regresa a través de mi mirada.

Con respeto dejo una rosa roja en honor a los amantes muertos por venganza. El pianista y la bailarina ocuparon el titular de las noticias. Para quienes los conocíamos eran nuestros amigos, que en las miradas y la música se amaron clandestinamente con la complicidad del lugar. Sigan amándose en el cielo que aquí su matador ya recorre los caminos al infierno.

                                                               AUTORA: Sandra Cerino

                                                            Anisacate (Córdoba- Argentina)



"Recuerdos" (por Rita Perlo) TALLER VIRTUAL 5


Notas de viejas melodías, una copa de vino, una noche de verano, un amor lejano. Lejano en el tiempo, dulce adolescencia, lejano en el espacio, sólo queda su recuerdo. Lo revivo en un instante, me acerca una sonrisa, me estremece una caricia, nostalgias de tiempos idos.

AUTORA: Rita Perlo

Vila (Santa Fe- Argentina)

TALLER VIRTUAL 5

viernes, 26 de junio de 2020

TALLER VIRTUAL 5


BASES

·         Escribir un texto con título, que tenga que ver con la imagen (cuento o poesía) 

·         FORMA DE PRESENTACIÓN:    

                   Letra:  Times New Roman 12

                   Espacio simple

                   Máximo 2 páginas A4

·         FORMA DE ENVÍO:  por email a beamarchisone@gmail.com  con los siguientes datos personales del autor: (TODOS LOS DATOS PERSONALES DEBEN COMPLETARSE SINO EL TEXTO NO SERÁ PUBLICADO EN EL BLOG)

                       NOMBRE Y APELLIDO

                       CIUDAD- PROVINCIA- PAÍS  (por favor, siempre enviar estos datos)

·         FECHA:  hasta el 31 de julio. 

·         PUBLICACIÓN EN EL BLOG  Y  ANTOLOGÍA:  todos los textos serán publicados en el blog: http://beatrizchiabrerademarchisone.blogspot.com/ y serán incluidos en una ANTOLOGÍA que será enviada en forma virtual a todos los participantes, para su impresión.

"Mil pequeños arcoiris" (por María Rosa Rzepka) TALLER VIRTUAL 4


En un castillo encantado

me gustaría vivir.

Jugar con hadas y duendes.

Con la reina compartir

un té con muchas masitas,

una tetera marfil que

con su vapor haga nubes

que lleguen hasta el jardín.

En la sala los sillones

esperando describir

mil cuentos de fantasía con un gato saltarín.

Por las ventanas abiertas

las aves han de venir

para cantar las canciones

que todos gustan oír.

A lo lejos un arroyo

que enrosca como un piolín

los prados donde apacentan

desde un burro a un puerco espín.

Un castillo sin fantasmas,

muchas puertas para abrir.

Soy niño, soy inocente,

quiero una vida feliz.

Mis amigos, los guardianes

me ayudan a corregir

las tareas de la escuela

en un cuaderno alelí.

Aromas de la cocina

se esconden en mi nariz.

Salen de un horno encantado

y no hay brujas por allí.

Son las manos de mi madre

que han preparado un budín.

Este castillo es mi casa.

Los duendes en el jardín

cantan y danzan, se esconden

entre flores carmesí.

Las hadas con las ceritas

que me sacaron a mí

han pintado en las paredes

mil  pequeños arcoíris

y no paran de reír.


AUTORA: María Rosa Rzepka

Florencio Varela (Buenos Aires- Argentina)

TALLER VIRTUAL 4 

lunes, 22 de junio de 2020

"Historia de Princesas" (por Yanet Helena Henao Lopera) TALLER VIRTUAL 4


¿Qué esconde aquel castillo?

Pregunto…

 

¿El recuerdo vago

de un príncipe,

que osó prometer reinos y coronas,

cuando al amor lo definía

una metáfora?

 

¿El pincel gastado

de un artista

que se mudó a la torre del vigía,

para atrapar

—en el invierno de sus lienzos—

el tibio bermejo del ocaso?

 

¿Tal vez las notas saltarinas

de una tarantela que,

entre figuras musicales

y un eco de siglos,

espera aún el comienzo del baile?

 

Quizá no esconda nada aquel castillo;

y es solo la portada inmensa

de un libro:

una historia de princesas,

que algún padre

ha de leer —a su hija—,

en una azarosa noche de tormenta.

 

Autora: Yanet Helena Henao Lopera

Medellín (Colombia)

TALLER VIRTUAL 4 

"Solo libros" (por Cristina Gioffreda) TALLER VIRTUAL 4


Tenía los ojos muy negros y la piel cetrina, los pies descalzos, la ropa raída y sucia, su andar era cansino con silencios largos y tristes, habitaba  un rancho con techo de chapa, piso de tierra y ladrillos.

Pero había algo que la diferenciaba de su entorno; eran sus libros, solo libros invadiendo el pequeño y miserable espacio, dicen que no se sabe cómo empezó a hilvanar letras convirtiéndolas en palabras, y estas en frases que devoraba dentro de esos libros como factor prioritario de su vida.

Alguien, no se sabe quién, la abastecía de ese alimento que se multiplicaba y apilaba en el rancho junto a recortes de revistas, fotos y artículos de periódicos. Así fue creciendo hasta que sus hábitos fueron llamando la atención de los que tenía a su alrededor.

Cuando llovía, juntaba las gotas en pequeños recipientes diciendo que eran diamantes enviados desde el cielo; con latas oxidadas, alambres y hojas secas armaba lo que ella llamaba tiaras y calzaba de manera grácil, las piedras que encontraba en la calle, las engarzaba con piolines rústicos, colgándolas de su cuello como si fueran verdaderas joyas. Cuando la noche era iluminada por la luna, ponía un paño deshilado debajo de sus pies, por la mañana recogía el mismo diciendo que esas estrellas que habían caído, bordarían su vestido; no eran pocas las veces que se la veía arrodillada sobre el piso de ladrillos puliéndolo en forma vehemente que según ella brillaría como espejo, mientras relataba ser una cortesana  que debía realizar esa tarea por estar castigada.

Las pocas veces que la visité llamaba mi atención, la pintura de un castillo de colores pendiendo de las lonas que hacían las veces de pared; ese castillo mágico y colorido estaba muy lejos de ser el lugar que ella habitaba, sus riquezas y joyas no eran tales y las estrellas jamás bajaron para iluminar sus raídas ropas, no era solo eso, el sonido del viento lo atribuía a la llegada de carruajes y caballos que circundaban el castillo trasladando  a nobles y amantes de la corte.

Decía de sus libros, que ahí se guardaban importantes secretos familiares, al igual que hacía mención a su piel muy clara y sus ojos azules, los que había heredado de su bisabuela belga. Saludaba a los árboles como a valerosos caballeros habitantes del magnífico castillo, y Moro, el único caballo que poseían fue convertido en el príncipe que la cortejaba.

Luego de muchos años al ser trasladada a Buenos Aires pude visitarla nuevamente ya que era un personaje apasionante, los libros habían alimentado tanto su imaginación, que según sus palabras ahora vivía en el “Condado de la Santa Constitución” cito en Amancio Alcorta casi Avenida Caseros que según ella, algunos insolentes insistían en llamar “Hogar Rawson”.

Esas historias donde abundaban castillos habitados por caballeros, príncipes, princesas, hadas y riquezas, han hecho en su mente y alma de niña volar tan alto su imaginación hasta confundir la realidad con la ficción, producto de sus libros, solo libros y esto sí, es la triste realidad.-

AUTORA: Cristina Gioffreda

C.A.B.A. (Buenos Aires. Argentina)

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"Padre" (por Henry Kronfle)





Raíz y tronco y sangre y apellido.
Recio ciclón y brisa de ternura.
Presencia de criador y de criatura.
Sus años yo los guardo. No se han ido.

Compañero de vuelo desde el nido.
El calor de su amparo aún perdura.
Él ha sido mis alas en la altura
y red de contención cuando he caído.

La existencia se esfuma inadvertida.
La juventud de pronto queda lejos
cual estrella remota y extinguida.

También los hijos nos hacemos viejos;
y hoy me apoyo, avanzando por la vida,
en su bastón de amor y de consejos.


sábado, 20 de junio de 2020

Crónica del Día de la Bandera en mi pueblo (de la autora)




     Llego al acto central en la Plaza San Martín. No tuve que pintarme los labios, porque el barbijo oculta y protege mi boca. Hace frío, y la niebla lo cubre todo, humedeciendo las tipas que gotean sobre nosotros, pero igualmente nos reunimos las autoridades y los representantes de las instituciones locales. No hay público, solo unas escasas quince personas estamos presentes para honrar al General Manuel Belgrano. Ya en el inicio del acto, que será compartido en la radio y el cable local, levanto mi vista a medida que la bandera es izada con la Aurora de fondo: “Alta en el cielo, un águila guerrera…”. Siempre me emociona escucharla; me recuerda los días de escuela y los actos multitudinarios. Escuchamos atentos la bendición del Padre Gustavo, y las palabras conmemorativas de Daniela, profesora de Historia de mi pueblo. En sus palabras refleja que Belgrano pensaba que la libertad se logra solo con educación, y que un pueblo es libre siempre que se cumplan las reglas y las leyes. Entonces pienso, ojalá no se manche nunca esta bandera con manejos convenientes solo para los gobiernos de turno. Ojalá la Constitución la proteja siempre. “Es la bandera, de la Patria mía…”

jueves, 18 de junio de 2020

"La nueva historia" (por Georges René Weinstein) TALLER VIRTUAL 4


Érase un castillo, incrustado

en la más alta cordillera;

imponente… ¡inalcanzable!

recostándose en las nubes.

El sueño de los más esforzados

caballeros, que iban en aras

de la fama, y ser parte de  la historia.

 

Después refugio… de unos cuantos:

tal vez aventureros, quizás

de campesinos que labraron

en el valle –cultivos de copiosos

frutos– su oficio y el sustento.

 

Pero ahora, en días de pandemia,

nadie sube, ni entra, ni se atreve

a escalar sus propios miedos.

Tampoco, nadie sale,

los habitantes decretaron cuarentena;

decidieron rendir culto, ¡y soñar!

en las hadas invisibles en que creen.

 

Aterrados, guardan distancia

y se abrazan a fantasmas milenarios

que circundan, y amenazan regresar

y apoderarse del planeta.


AUTOR: Georges René Weinstein

Medellín (Antioquia- Colombia)

TALLER VIRTUAL 4