Poesía homenaje a Javier Villafañe. Poeta, escritor y titiritero argentino.
Un muñeco de
plástico y de trapo,
descansa en su caja
de madera.
De vellón su cabeza
inanimada,
su boca tiesa y sus
ojos fijos,
desgarbada su figura
articulada,
mezclada con las
cuerdas y los hilos.
De pronto, una mano
se desliza,
lo toma, lo levanta,
lo acomoda con destreza,
el aspa de mandos
está lista,
el corazón inerte
cobra vida
y el muñeco levanta
la cabeza.
Con movimientos
torpes, primitivos,
se desplaza en el
retablo con soltura,
el personaje se
adueña del espacio,
camina, llora, ríe
y con una reverencia
nos saluda.
La voz chillona de
la marioneta
se convierte, de
repente, en un hechizo,
el público lo mira
embelezado,
aplaude, se divierte
con sus mimos.
Las piernas y las
manos obedecen,
al hombre detrás del
mecanismo,
su espíritu enciende
la ilusión,
y una brisa
encantada llena el alma
de los grandes y los
chicos.
La historia se
vuelve entretenida,
y la función se
llena de colores,
habrá sido una
velada inolvidable,
actuada por los
mágicos actores.
Y en el final,
el telón se cierra
y vuelve el títere
de trapo
a su caja de madera,
dejando feliz al
hombre oculto,
que con sus manos y
la magia de su voz
inventa un mundo de
quimera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario