
Esta mañana, bien temprano, anduve por mi escuela; allí donde cursé mis 7 primeros años de educación formal. Ingresé al patio cubierto donde ya se encontraban los alumnos para entrar a clase y tuve la oportunidad de cantar la "Aurora" mientras un par de ellos izaba la bandera. "Alta en el cielo, un águila guerrera..."; mientras canto siento que aún me emociona la letra de esta marcha. El propósito de mi visita era un Taller de Poesía, así que entré a clase con un grupo de alumnos y las seños. Las aulas, esos espacios que albergaron a tantos clucellenses, hoy tienen pizarrones blancos para fibrones, aire acondicionado y calefacción y grandes televisores led; pero las baldosas cuadriculadas me recuerdan que yo ya estuve allí, sentada en bancos de madera, muchas veces compartidos.
En ese lugar de pertenencia hoy desarrollamos actividades literarias de este maravilloso género. Los chicos leyeron, interpretaron, escribieron y recitaron en un marco de orden y trabajo. Disfruté, recordé y me sentí como en mi casa.

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