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LIBROS PUBLICADOS POR LA AUTORA
(poesía y narrativa)
"DE LOS HIJOS" (2014)- Ediciones Mis Escritos (Bs. As.)

Rincones y Acuarelas I (Poesía) -2019- La Imprenta digital (Bs. As)

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sábado, 1 de agosto de 2020

"El Ave Fénix, un pirata del Siglo XX" (por Nélida Baros Fritis) TALLER VIRTUAL 6


El día 10 de abril  Manuel Cortés Torres cumplía 45 años de edad  y  veinte años trabajando en el taller de Asmar. Había llegado desde Arica  a Talcahuano con la esperanza de surgir y completar sus estudios de ingeniería. Le gustaba mucho permanecer cerca del mar, era reconocido como ingeniero de máquinas, todo un profesional. Dueño de un carácter fuerte y obstinado, borraba rápidamente una sonrisa amable; ese día  no era la fecha oportuna para recibir una carta de su empleador. La cogió y leía  una, dos o tres veces para tratar de comprender las razones que tenía la empresa para su despido. Una idea fugaz aparecía en su mente,  recordaba  que abandonó a su esposa, sus hijos  y juzgaba que lo indispusieron con los jefes. Sin duda, algunos intrusos comentaron que mi  pareja era trans….La mente jugaba en esos instantes  a confundirlo. Sentado frente al televisor fumaba, mordía el cigarrillo, uno tras otro salían de la cajetilla, los encendía y apagaba hasta deshacerlo en el cenicero. Traspiraba, se levantaba bruscamente del sillón y su rostro adquiría la forma de una máscara. Salía a dar una vuelta y fueron dos, tres, o cuatro y llegaba a la playa. Derrumbándose sobre la arena cerraba los ojos y los abría mirando a  las aves en vuelo, los veleros y lanchas  iban desapareciendo entre las olas y un pájaro cantaba en su oído. Recordaba a sus padres y hermanos, a  los  abuelos entibiando sus huesos junto al fuego. Quería cantar, no poseía  garganta, sólo un grito de angustia atrapado más allá del pecho.

Pasaban las horas, él  dormitaba  sobre la arena, el viento  golpeaba  y le volaba el gorro. Ahogado en su propio bosque, su cabeza lo ubicaba  en el borde del mundo, un paso en falso y caía. Se ponía de pie y sus lágrimas corrían por su rostro, estaba salvado. Compraría  el barco de sus sueños, buscaría en las islas un tesoro o en  el fondo marino, aquellos que los piratas lanzaban al agua cuando los atosigaban otros barcos.  Al día siguiente, leía nuevamente las líneas perturbadoras  de la carta que le quitaban el sueño. “-  ya no requerían sus  servicios  por exceso de personal y debía pasar a la oficina a  recoger el pago  correspondiente.”

Recibía el cheque con alegría y sin comentarle a nadie lo que podía hacer con el dinero. Él compraría un barco pesquero y buscaría una tripulación que lo acompañaría en sus incursiones. En cuatro meses debería completar todo lo necesario, acorde  a  las  exigencias para navegar.

 Los meses pasaban junto a las estaciones del año, llegaba la primavera  con días cargados de aromas florales y pájaros  con su cuota de alegría. En el astillero,  algunos trabajadores se vieron sorprendidos al ver un pesquero con bandera chilena  y de nombre Ave Fénix. No resultaba difícil adivinar cuando asomaba  el capitán del  barco  a  conversar con unos estibadores. Carlos dice.- ¡Miren!  Nada más que Manuel Cortés. ¿En qué andará el amigo calladito?

  Manuel  comenzaba a  vivir el  sueño  de seguir los pasos de los piratas y descubrir algún  tesoro. Navegaba buscando una isla  y acertaría a descubrir objetos de valor, de momento su hallazgo estaba en el agua, peces, moluscos, centollas, salmones y  locos. Los obtenía en las islas de Chiloé, Ancud, Juan Fernández y los vendía  a los restaurantes y hoteles. Recorría hasta la Antártida en busca del “mero”, un pescado que vendía a los Estados Unidos. Las ganancias caían en sus bolsillos, los pescadores artesanales reclamaban a las autoridades que los piratas del mar saqueaban moluscos de especies  en veda.

Las autoridades  notificaban  al capitán del barco Ave Fénix  por el transporte ilegal y las denuncias de los ambientalistas llevaban al Greenpeace y al Rol Lassen  a cazarlo. Los pescadores leían en la prensa chilena que el barco burlaba a la justicia, lo seguían otras naves y escapaba  a las Aguas internacionales. Estuvo en los alrededores de la isla Mocha soñando en conocer  a la ballena blanca que se le aparecía en sueños, alcanzó a permanecer unas horas, lo hostigaron y escapaba nuevamente hasta llegar a la Antártida y de ahí salía al Océano Atlántico.

El Ave Fénix comenzaba  a ser buscado por la Interpol por delitos económicos y evasión de impuestos. Este barco pirata cambiaba de bandera para no ser reconocido. Cada país registraba los barcos y autorizaba  un  permiso para que permanecieran  en sus  puertos. La  última bandera del Ave Fénix fue de África y  lo seguía el Rol  Lassen, un barco ambientalista que  lo obligaba a salir de la  costa de Mauritania. Le dieron alcance y le comunicaron por radio que lo iban a detener. Estaba prohibido pescar  en esas aguas,  abundaban los delfines, y los habitantes de esas playas llevaban a sus hijos a recrearse con el espectáculo. El pesquero  se veía obligado  a huir para evitar la detención y escapaba al océano  Atlántico. Por supuesto que  andaban otros ocho barcos piratas dando vueltas alrededor del mundo y de todos, el Ave Fénix se convertía en el barco pirata más famoso, entraba y salía a perderse en  Alta mar.

Dos días después, las luces de la aurora parecían juegos de artificio y los hombres del Fénix  se disponían  a tirar las redes. El  barco ambientalista  Roy Lassen aparecía imprevistamente, se aproximó  bloqueándolos y el pesquero los hizo retroceder. Al día siguiente, ambos capitanes se desafiaron. Los  tripulantes del Fénix  lanzaron  sus redes y los cazadores  del otro barco, avisaron que las  cortarían, así se hizo y se las llevaron junto con las boyas. Manuel, el capitán,  hablaba por radio con el capitán  del Roy Lassen y le dijo.- Les doy tres horas para  devolverme  las redes y boyas que se llevaron. Las vamos a recuperar.-

El Ave Fénix navegaba en  el  Atlántico. Lo seguían  el barco Reina Alegría y el barco  Roy Lassen. Los ambientalistas  iban muy cerca, Manuel  hizo un giro evitando que se aproximaran  para obligar al pesquero a detenerse. Los capitanes de los dos barcos cazadores fueron sorprendidos en el momento que Manuel Cortés les comunicaba  por radio que, necesitaba apoyo. Había chocado con un barco de menor tamaño y había heridos. El barco Reina Alegría llegaba primero a auxiliarlos, subieron  15   pasajeros  de las islas Fiyi  y tres latinos americanos. El Rol Lassen  se detuvo y sus tripulantes bajaban a registrar al Ave Fénix en sus cabinas para requisar documentos, todo  permanecía abierto y el fuego salía desde abajo de los motores,  quemándose desde las máquinas. El capitán  Cortés fue el último en saltar al barco que los auxilió, levantaba la mano en alto con el puño  apretado;  el Ave Fénix  se hundía. Había terminado la persecución de cuatro  meses, el capitán y tres chilenos  fueron  detenidos en las islas  Azores y posteriormente serían juzgados en Chile.

AUTORA: Nélida Baros Fritis
Copiapó (Atacama- CHILE)

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