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LIBROS PUBLICADOS POR LA AUTORA
(poesía y narrativa)
"DE LOS HIJOS" (2014)- Ediciones Mis Escritos (Bs. As.)

Rincones y Acuarelas I (Poesía) -2019- La Imprenta digital (Bs. As)

Rincones y Acuarelas II (Narrativa)- 2019- La Imprenta digital (Bs. As.)

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En Rafaela (Santa Fe): en Librerías "EL SABER", "PAIDEIA" y "FABER".
En San Francisco (Córdoba): en Librería "COLLINO"
y en otras librerías del país.

sábado, 26 de septiembre de 2020

"Festín de vegetales" (por Mirtha Alicia Negretti) TALLER VIRTUAL 7


   Celia despierta y comprueba que está amaneciendo, mira hacia el exterior. En el frente  de su casa, en un amplio espacio, crecen variedad de plantas, entre ellas una acacia que plantó su marido.

   Piensa en sus cincuenta y un años, en sus hijos Natalia y Felipe, que ya salen solos de vacaciones.

   Se siente abandonada, como algo sin valor, será por eso que odia la palabra viuda.

   Transcurren las horas y con ellas la rutina.

   Por la tarde, Celia espera la mercadería que deben traerle del mercadito. Apenas la recibe vacía los canastos colocando todo sobre la mesa de la cocina, antes espanta unas moscas que han entrado por la ventana, se acerca para cerrarla, en ese momento suena el celular.

   -Hola, sí, ella habla, ¿cómo?..., enseguida voy para allá.

   Con la premura del caso, alza el bolso y tal como está, saca el auto de la cochera y se dirige al hospital donde han internado a su madre.

   Celia tiene otros hermanos, Alina y Javier, pero ante cualquier eventualidad siempre recurren a ella y   más aún en estas circunstancias.

   Durante tres horas, permanecen acompañando a la enferma, al fin el informe médico culmina dando tranquilidad a la familia: al día siguiente tendrá el alta.

   Acuerdan que Alina pasará la noche y que luego la llevará a su departamento por una semana, pues doña Amparo –la madre- prefiere vivir sola.

   CELIA REGRESA A SU CASA

   Al abrir la puerta, siente un intenso golpe en la cara, un golpe que la hace trastabillar y caer de espaldas, por un rato permanece tirada, atontada, hasta que logra incorporarse y entrar.

   Con sorpresa, con espanto, ve volar por la cocina, palomas, gorriones y otros pájaros.

   No puede reaccionar ante el espectáculo, aves por todos lados, zanahorias, ajos, tomates, manzanas, pimientos, nabos, lechuga, repollo y otros, desparramados, picoteados, con excrementos, la botella de vino rota y el líquido chorreando por el borde de la mesa, un frasco destrozado en el suelo y el pan hecho migajas. Mira hacia la ventana, en el apuro olvidó cerrarla.

   Poco a poco su mente se acomoda, busca un repasador y comienza a espantar los animales, es una escena confusa, desesperante, algunos la pasan rozando. Finalmente logra liberarse, cierra la ventana y se tira en un sofá de la sala, llora, se siente una piltrafa humana.

   Más calmada, algo repuesta, comienza a juntar y limpiar el desastre. Pensar que parte de esas verduras eran para una familia que ella ayuda.

   Por la noche toma una decisión, hará cortar la acacia. No más pájaros.

   VUELVEN LOS HIJOS

   Natalia y Felipe, retornan de las vacaciones, apenas saludan y preguntan:-¿Maaa… y el árbol?

   Celia cuenta con detalles lo acontecido, lo que debió soportar, aparte de la salud de la abuela.

   -¡Cómo pudiste cortar ese árbol, has perdido el juicio! Lo plantó papá, jugamos, estudiamos a su sombra, era parte de nosotros.

    -Lo lamento hijos, -sus ojos se llenan de lágrimas- estaba sola, atacada, fue intempestivo, me descontrolé, me siento mal, culpable.

   -¿Y Petro dónde está?- dice Natalia.

   -Lo eché, lo eché…, ese gato no servía para nada.

   -¡Estás loca, completamente loca!

   DÍAS SIN RESPUESTAS

   Nadie habla, indiferencia total entre madre e hijos. Natalia y Felipe preparan sus cosas y se van a vivir con unos amigos.

   Celia entra en depresión, apenas come, no limpia. En el frente, los yuyos invaden y tapan las plantas.

   Pasan dos meses, nada cambia. Golpean la puerta. La mujer abatida, desaliñada, espía y atiende.

    -Buenos días señora, a menudo ando por aquí, limpio los jardines, ¿no quisiera arreglar el suyo?, cobro batato.

    -Haga lo que quiera, cuando termine llame.

    Al medio día el hombre toca el timbre

    -Señora, terminé. Sabe, allí, mire usted, está brotando nuevamente el árbol. Celia cambia de expresión, no puede creerlo. Feliz, rebosante, agradece y paga por el trabajo.

   Celia no sabe qué hacer, da vueltas, vuelve al jardín, habla para sí: debo tranquilizarme, el corazón me palpita.

  Se contiene unos minutos y decide llamar a sus hijos.

                                                            -*-*-*-

    La acacia ya tiene treinta centímetros.

   Otra vez llegan los canastos, en la mesa se ven verduras, frutas y…, un nuevo gato corretea.

   

AUTORA: Mirtha Alicia Negretti

Santa Fe Capital (Santa Fe- Argentina)

TALLER VIRTUAL 7

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