mismo, cuando lo que quiere uno, es que el equipo de su país gane. Entonces, aliento como cualquier hincha.
Mi país siempre fue líder y se destacó en este
deporte, con algunos representantes que hicieron historia. Pero al margen de la
parte deportiva, para la cual no estoy demasiado calificada para opinar, hay
algunas situaciones que me dan vueltas en la cabeza, zumbando, molestando, interfiriendo
con mis ganas de que salgamos campeones. Actitudes antideportivas, patoteras,
burlonas. En principio, me desagrada la
manera en la que tanto hincha de fútbol agrede con cánticos a aquellos países
que no participan en la Copa. A Chile, por ejemplo. Como si nosotros
estuviéramos dando cátedra y nos mereciéramos la clasificación. Otros
argentinos, aparecen mostrando sus dotes de donjuanes con rubias rusas, o de cualquier
otra nacionalidad que no entienda español, para burlarse, demostrando no sé que
cosa, y dejando a nuestro país por el suelo. Y para coronar, luego de la
derrota frente a Croacia, un grupo de hinchas-patoteros-barrabravas agredieron
a simpatizantes croatas, propiciándoles patadas en la cabeza. Si no tengo mala
información, todos ellos fueron deportados, y espero que no puedan volver a
entrar a una cancha. Y qué se puede
decir de nuestro lamentable técnico que insulta a un jugador del equipo
contrario en medio de la cancha. Qué ejemplo para los chicos que miran los
partidos no? Si el conductor actúa así… Por otro lado aparecen los japoneses, que se quedan después del partido a juntar la basura de las tribunas.
Una joyita algunos de los representantes de mi país que fueron al Mundial. ¿A qué fueron? ¿Para qué queremos ganar la Copa? ¿Para agrandarnos y burlarnos, patotear y creernos los mejores del Mundo? Todo esto que debería ser una fiesta se ve opacado por no reconocer grandes falencias que deberíamos descartar de raíz. Y el Mundial pasa a un segundo plano, y nos muestra como personas. Lo peor, es que todos los argentinos seremos catalogados así, como estos ejemplares, que aún siendo pocos, hacen mucho daño. Qué lejos estamos…
Una joyita algunos de los representantes de mi país que fueron al Mundial. ¿A qué fueron? ¿Para qué queremos ganar la Copa? ¿Para agrandarnos y burlarnos, patotear y creernos los mejores del Mundo? Todo esto que debería ser una fiesta se ve opacado por no reconocer grandes falencias que deberíamos descartar de raíz. Y el Mundial pasa a un segundo plano, y nos muestra como personas. Lo peor, es que todos los argentinos seremos catalogados así, como estos ejemplares, que aún siendo pocos, hacen mucho daño. Qué lejos estamos…
1 comentario:
Es muy cierto y apoyo todas tus palabras, no tener suerte o habilidad para el juego, es algo tal vez triste, doloroso, etc. Pero ser mal educados y demostrarlo al mundo además, es bochornoso y muy lamentable.
Hermosa tu narración Bea.- Inés
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