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LIBROS PUBLICADOS POR LA AUTORA
(poesía y narrativa)
"DE LOS HIJOS" (2014)- Ediciones Mis Escritos (Bs. As.)

Rincones y Acuarelas I (Poesía) -2019- La Imprenta digital (Bs. As)

Rincones y Acuarelas II (Narrativa)- 2019- La Imprenta digital (Bs. As.)

Los encontrarás:
En Rafaela (Santa Fe): en Librerías "EL SABER", "PAIDEIA" y "FABER".
En San Francisco (Córdoba): en Librería "COLLINO"
y en otras librerías del país.

miércoles, 30 de diciembre de 2020

"Navidad en época de pandemia" (por María de los Ángeles Albornoz) TALLER VIRTUAL 11

Me levanto muy temprano, por prescripción médica, estuve quince días  alejada de la computadora, realizando ejercicios de rehabilitación, en mis manos doloridas. Esta mañana me dije: no te rindas y sentada frente a esta querida amiga, mi computadora,  elimino propagandas y selecciono algunos correos,  los que considero  de interés. ¡Qué satisfacción!  Por fin logro conectarme con el mundo exterior, mis ojos recorren cada renglón. Leo con avidez cada mensaje, mi rostro cambia de expresión, las emociones a flor de piel me alegran, me  entristecen,  me preocupan… hasta que abro el enviado por Beatriz, una simple tarjeta de Navidad, invitándome a participar en el último Taller Virtual, en  un  año muy particular.

En eso suena el portero, me apresuro a atender y escucho  una voz querida:

-Tía Mary, soy Bautista!

- Voy….voy…

Abro la puerta y aparece la figura menuda de Bautista, uno de mis sobrinos  nietos de apenas diez añitos, nos saludamos a distancia de acuerdo al protocolo social, le alcanzo el alcohol en gel y se frota las manos, saca de su mochila un libro de poesías que le había prestado y me lo tiende  agradecido.

Cómo todo niño, pregunta -¿qué está haciendo? y lo invito a pasar a mi escritorio, - Trato de escribir algo sobre esta tarjeta- le digo.

Se acerca y la mira con curiosidad, ¿qué vacía  está esta tarjeta,  tía?

Lo miro sorprendida, pero feliz,

 - ¿Me permite tía?

Adelante y le cedo mi lugar y lo dejo trabajar.

Paso a la cocina, preparo una bandeja con un vaso de leche y unas galletitas, se la llevo-

-¡Gracias, tía!

Activo mi celular, que   apago  de anoche y comienza  a sonar, descarga  varios chats y una llamada perdida. Aprovecho para sentarme y ponerme al día., mientras  Bautista continua trabajando.

Respondo a los chats, con mensajes de voz, estoy tan distraída viendo y escuchando algunos vídeos, que  pierdo la noción del tiempo.

Una suave voz,  me vuelve  a la realidad.

- ¡Tía, venga a ver cómo queda la tarjeta!

Sonrío  complacida con lo que veo.  La tarjeta convertida en un precioso vídeo,  con música de  villancico de fondo, un pesebre arriba de la chimenea, a una abuelita sentada en la hamaca y dos niños jugando  al lado  del árbol.

Bautista  comienza  a explicarme sobre  el significado de la Navidad, el nacimiento del Niño Jesús, de los regalos que reciben los niños. Esto nos contó la maestra de Religión en el Colegio. Mis papás están armando el pesebre en  casa.

-¿A dónde va a pasar usted  la Navidad?

Este año lo haré en casa de unos primos, a dos casas de la mía. Debo respetar el protocolo por la Pandemia, hay muchos contagios y debo cuidarme, -le respondo.

La conversación continua  por unos minutos, suena  el portero, - es mi papá que viene a buscarme…

AUTORA: María de los Ángeles Albornoz

Monteros (Tucumán-Argentina)

TALLER VIRTUAL 11

martes, 29 de diciembre de 2020

"Seis días para Navidad" (por Mirtha Alicia Negretti ) TALLER VIRTUAL 11

   El calor golpea la ciudad de Santa Fe, estamos en diciembre.

   Quedan  pocos días para Navidad, la gente da lugar a sus inquietudes festivas.

   Seis días y entramos en la Natividad de Jesús.

                                                                  ****

   El atardecer ya comienza a hacer su senda hacia la noche, algunos rayos amarillentos aún lo acompañan. Sobre las veredas caldeadas, han comenzado a aparecer las bolsas de residuos, hay negras, verdes, blancas, cada una dibuja una forma diferente. De una de ellas, abierta, asoma un destartalado trencito de madera, sucio, despintado, también le faltan algunas ruedas. Trozos de pan, verduras y moscas lo rodean.

   Antonio, de apenas cinco años, todas las tardes acompaña a su padre por las calles, juntan cartones y papeles.

   El niño camina lento, siempre queda rezagado, de pronto, descubre entre los restos el trencito de madera, lo mira absorto, sus oscuros ojos apenas pestañean, sólo ven ese juguete. No sabe qué hacer, ¿cómo dejarlo ahí tirado? Piensa, despacio se aproxima, espanta las moscas y lo saca de la basura, su cara denota alegría.

   -No juntes cosas sucias- grita el padre.

   El pequeño, sorprendido, frustrado, obedece y lo vuelve a tirar.

   En ese momento, pasa por el lugar un hombre, es Irineo Vázquez, se detiene a ver y escuchar, alzando la voz dice:

   -Señor, deje que alce el trencito, soy carpintero jubilado, yo lo arreglaré. Está bastante desvencijado, pero le aseguro que va a quedar como nuevo.

   El cartonero, dubitativo se acerca.

   -Irineo le habla al niño: -A vos chiquilín, ¿te gustaría tenerlo? ¿Cómo te llamas?

   El niño mueve afirmativamente la cabeza y responde:

   -Tonio.

   -Bien Tonio, para esta Navidad tendrás tu trencito. Usted señor –dirigiéndose al padre-debe prometerme que el día 24, a esta misma hora, pasará por mi casa a buscarlo. Irineo se da vuelta e indica donde vive, después saluda y se aleja llevando el juguete casi desarmado.

   Irineo piensa: este niño no tendrá un árbol rodeado de regalos, pero sí un trencito.

   No obstante la canícula, el carpintero decide esa misma tarde iniciar la tarea  de restauración.

   Apenas llega, se pone una ropa cómoda y fresca, busca la llave del candado, carga un ventilador y va hacia el galponcito de atrás, donde posee todos los elementos para su obra.

   La puerta se abre, se enciende una luz. Irineo coloca sobre la estantería el ventilador, que al minuto comienza a renovar el ambiente.

   Como años atrás, aparecen sobre el banco de carpintero, martillos, clavos, tornillos, pinzas, sierras, lijas…

   Cada herramienta, trae a su mente recuerdos; rememora lo atesorado en el tiempo.

 

 

   Irineo mira sus manos, nudosas, con pecas, arrugadas, aún no le tiemblan, se siente vital.

   La oscuridad va cayendo sobre la ciudad, el hombre inicia la recuperación: mide, corta y cepilla trozos de madera. Virutas van cubriendo algunos mosaicos del piso.

   Ha puesto tanto empeño, que ha perdido la noción de la hora, mira el reloj, pronto serán las once de la noche.

   ¡Dios! Se ha olvidado de sus remedios y hasta de comer.

   Abandona el trabajo, deja todo en orden, cierra el candado y vuelve a la rutina de jubilado, será hasta la mañana siguiente.

   A las siete se despierta, el entusiasmo le ha impedido dormir con tranquilidad. Toma un té con leche y come unos bizcochos que conserva del día anterior. Ya se marcha cuando recuerda las pastillas del corazón.

   Pasan tres jornadas, Irineo no ceja en su empeño y menos ahora que el tren está casi terminado. Falta pintarlo.

   La máquina será verde con una campanita en la chimenea, los vagones, rojo, amarillo y azul, un carnaval de colores.

   Una nueva mañana llega, el trencito, está terminado.

   No se cansa de mirarlo, sonríe, piensa que nunca tuvo uno igual. Abre un cajón, saca un grueso piolín y lo ata a la parte delantera. El juguete está listo para recorrer los caminos.

   Irineo llora, es su obra de arte. ¡Su obra maestra!

   El 24, víspera de Navidad, Tonio y su padre llegan a la casa del carpintero, tocan el timbre, golpean varias veces. Nadie atiende. Sus rostros denotan extrañeza, desazón.

   Cuando deciden irse, escuchan que alguien los llama, es un vecino, trae entre sus manos una caja celeste con un moño blanco.

   La cara del pequeño se transforma, expresa gozo, bajo la visera gris del gorro, sus ojos brillan con intensidad.

   Mas una noticia empaña el mágico momento. Irineo Vázquez, ha partido a un sitio desde donde no se regresa.

   -¿A dónde se fue? –pregunta el niño.

   - A un lugar que está lejos, muy lejos, pero dejó esto para tí.  

                                                                   

AUTORA: Mirtha Alicia Negretti 

Santa Fe – (Santa Fe –Argentina)

TALLER VIRTUAL 11

"El árbol de Analía" (por Margarita Filiputti) TALLER VIRTUAL 11

Desde el hueco inconmensurable  donde habitan  las horas idas,  afloran como campanitas de cristal, nítidos recuerdos de lejanas Navidades.

Aquella vez, fue desde la dulce ilusión de los pocos años y las carencias que regían la humildad del hogar, cuando Analía, con sus ocurrencias y  la complicidad de sus hermanitos, decidieron armar un árbol de Navidad.

Mientras  la mamá hacía la siesta, bajo un sol ardiente,  atravesaron el baldío cubierto de yuyales mustios, y tras cruzar la alambrada que los separaba de la estancia, con el entusiasmo propio de la  niñez, comenzó a gestarse la idea largamente acariciada.   

En el centro de ese reino vegetal que a menudo frecuentaban, se erguía un alto y añejo pino, simulando ser el Rey entre todos los verdes.

Deseos e ingenio no faltaron y así, entre todos cortaron una rama baja,   destinada a convertirse en el árbol soñado.

“El árbol de Analía” lo llamaron puesto que, fue ella quien  lideró al grupo en tan grata tarea.

De vuelta a la casa, instalados bajo la frondosa sombra del fresno, enterraron la rama en un tarro relleno con barro. Después, Analía buscó en un lugar secreto la cajita con papeles coloridos y brillantes, extraídos de los envases vacíos de cigarrillos, que iba atesorando para tal fin.

Con ellos formaron bolitas y círculos. Trabajaron afanosamente cual pacientes artesanos y una vez terminada su labor-los obreritos de sueños- lo ubicaron en un rincón de la galería para que mamá al levantarse, se encontrara con la sorpresa.

Al llegar la noche, inmersos en la algarabía reinante, la niña,  vestida de  rosa, giraba en el patio agitando su pollera con voladitos  y mirando al cielo,  le pidió a las estrellas que custodien a su árbol, realizado con tanto amor.

La efímera vida de la rama -símbolo de Navidad- parecía sonreír convertida en el inolvidable…  

                                 “Árbol de Analía”.

 

AUTORA:  Margarita Filiputti

Armstrong (Santa Fe- Argentina)

 

TALLER VIRTUAL 11

"Serenata" (por Beatriz Chiabrera de Marchisone) TALLER VIRTUAL 11


     Unos cuantos años atrás, en la madrugada de cada 25 de diciembre y 1° de enero ocurría algo muy particular; parecía que los festejos de Navidad y Año Nuevo habían terminado, pero no era así.

     De repente, cuando ya todos en la familia estábamos durmiendo, un golpe en la ventana nos desvelaba y se escuchaba la palabra mágica: ¡Serenata!

     Entonces, los acordes de guitarras y algún bombo rompían el silencio de la noche con villancicos o alguna canción del folklore popular que todos conocíamos. Así, nos sorprendíamos con una zamba de Horacio Guaraní o de Daniel Toro, o la Misa Criolla de Ariel Ramírez, como parte del repertorio de estos grupos, que iría variando de acuerdo al paso del tiempo y al cambio de sus integrantes. Las voces y los sones entraban a través de las persianas y rejas de las casas, invadían los rincones y se trepaban a las cortinas, y jugaban con nuestro sueño; esas serenatas de madrugada eran un ritual que todos esperábamos, y que se repetía cada año.

     Cuando el espectáculo improvisado llegaba a su fin, nos asomábamos a la ventana a modo de reconocimiento, con una botella o alguna confitura para los cantores, que, agradecidos,  continuaban su derrotero musical, hasta que la luz del sol les indicara el final.

AUTORA: Beatriz Chiabrera de Marchisone

Clucellas (Santa Fe- Argentina)

TALLER VIRTUAL 11

lunes, 28 de diciembre de 2020

Hasta siempre, Maestro. Armando Manzanero - Todavía (Sinfónico En Vivo)

Qué podría decir de Armando Manzanero?
Que fue el más grande en su género
Que no tenía techo en su creación poética
Que compartió escenarios con generaciones de artistas
Que compuso canciones para miles...
En lo personal,
Que me condicionó en mi forma de escribir, de tanto escucharlo
Que decía en una canción, lo que yo pensaba
Que me acompañó en esos instantes más románticos de mi vida, en los que una canción perpetuaría esos momentos, en el tiempo, cada vez que la escuchemos...
Que me sigue y me seguirá emocionando...
Hasta siempre, Maestro...



"El único" (por Claudia Fernández) TALLER VIRTUAL 10


   Como jugador: imparable, único, incomparable, irrepetible.

Como ser humano: igual que todos, con sus virtudes y sus falencias. Pero esa fue su vida personal y privada, aunque los tabloides amarillistas la ventilaran y se aseguraran ventas importantes con eso.

Fue el niño que jugaba en el potrero. Aquel, que como dice la canción, soñaba con jugar al futbol profesional y ayudar a su familia.

Y jugó y tuvo la oportunidad y triunfó! Y nos hizo vivir momentos increíbles con sus hazañas y sus gambetas. Con sus goles hizo llorar a rivales y festejar a colegas.

Y fue el que, junto a todo un equipo, trajo trofeos al país. Un equipo que él lideraba y que cuando entraba a la cancha se oía el grito fervoroso de las tribunas coreando su nombre.

Y aunque muchos quieren comparársele, él sigue siendo el mejor jugador.

O tal vez fue un ser excepcional que llegó del cielo para darnos alegrías…

Y que un día, Dios lo llamó para que siguiera jugando al futbol allá arriba, en el cielo.

Donde no hay dolor ni enfermedad.

Donde, seguramente, estará haciendo goles junto a los ángeles.

Acá en la tierra, nació la leyenda y que al pasar de los años se hará cada vez mayor. Y un día muy lejano se contará de boca en boca y seguirá resonando el grito: “Maradona, el único, el mejor!”

FIN


AUTORA: Claudia Fernández

Balcarce  (Buenos Aires – Argentina)

TALLER VIRTUAL 10

"Canto de amor" (por Mónica Armando de Beltramone) TALLER VIRTUAL 11


 

Canta y envuelve,

envuelve y canta.

Contempla el Regalo

y llega la calma.

 

Canta y envuelve,

envuelve y canta.

Contempla el Regalo

y guarda en su alma.

 

Canta y envuelve,

envuelve y canta.

Contempla el Regalo

entre heno y cabras.

 

Cantan sus ojos

que abrazan la Gracia.

Envuelve en pañales

y en cálida manta.

 

El Niño ya duerme

en su Cuna Santa.

José los custodia,

María descansa.


AUTORA: Mónica Armando de Beltramone

Rafaela (Santa Fe- Argentina)

TALLER VIRTUAL 11

"La estrella de Belén" (por Santiago Jacobo Atencio) TALLER VIRTUAL 11


 

Cuando era un niño me convencieron

Que una estrella guió a los Reyes Magos

Viajando desde el Oriente han recorrido

Llegan a Belén allí está el recién nacido

 

Por eso en navidad miraba al cielo conmovido

Quería encontrar la estrella estaba convencido

Preguntaba a mis padres cuál de todas es la estrella

Siempre me decían, debes buscar a la más bella

 

Pero si brillan tantas estrellas tan encantadoras

Con paciencia buscando me pasaba las horas

Necesitaba una que pueda guiar en mi camino

Cuando yo también busque al Niño Dios divino

 

Creía haber reconocido a la estrella guía

No le dije a nadie por temor, era solo mía

Desafiaba a mis hermanos a descubrir

La estrella que los reyes debían seguir

 

Todos se burlaban de mi loca ocurrencia

Yo estaba muy seguro de su existencia

La estrella de Belén brilla con luz distinta

Pero en navidad se pone ella más linda

 

Ahora en navidad hay luces por todas partes

Luces titilantes son verdaderas obras de arte

Entonces ahora nadie mira el cielo estrellado

Son más atractivas esas luces por todos lados

 

Parece que intentan guiarlos a un nuevo destino

A los reyes magos que buscan al niño divino

Que está quieto en el pesebre de cada hogar

Ese adorno tradicional ocupando algún lugar

 

En un establo ha nacido nuestro salvador

Rodeado de sus padres ungidos de amor

Allí los reyes magos llevaron sus ofrendas

Un testimonio por reconocer su grandeza

 

En navidad salgo a buscar la estrella brillante

Porque esa luz fue siempre mi guía constante

No tengo oro, incienso ni mirra para ofrecer

Te ofrezco mi humilde corazón para nacer.

 

AUTOR: Santiago Jacobo Atencio

Posadas  (Misiones- Argentina)

TALLER VIRTUAL 11

domingo, 27 de diciembre de 2020

"Milagro de amor" (por Cecilia Yolanda Catalán Fernández) TALLER VIRTUAL 11

Un niño despojado de riquezas y atavíos

Nació en un humilde pesebre sin adornos

Rodeado de animales criaturas humildes

Plenas de simpleza y bondades.

Su rostro iluminado por la presencia de Dios,

Asomó a la vida y el cielo mostró su esplendor 

De estrellas, y una de ella la estrella de Belén

Condujo a los Reyes Magos con la magia

Del milagro de amor

Natividad, sinónimo de Nacimiento

Confundido  por  Pascua y viejo pascuero

Veneradores paganos  que ignoran

El verdadero sentido de Navidad

El nacimiento de Jesús

Quien vino a dar su luz

A caminar, dejando sus huellas indelebles

Y mensajes eternos de verdad

Que muchos no saben interpretar

Y encadenan sus vidas

En la prisión de bienes materiales

Pascua paso de  Jesús

En  nuestras vidas de  libertad

Hay que sentir su presencia

Su melodía en la sinfonía

De la existencia

Leer la lectura del libro

Sagrado de la creación

Agradezco  al niño Jesús

Quien me enseñó la lección

De humildad y abolición de vanidad

Y al hombre que redimió

Mis mancillas en impolutas

Y diáfanas aguas

De manantiales de caridad.

 AUTORA: Cecilia Yolanda Catalán Fernández

Región Metropolitana de Santiago (Chile)

TALLER VIRTUAL 11

sábado, 26 de diciembre de 2020

"Dos notables argentinos, Roberto y Diego Armando" (por Alberto Feldman) TALLER VIRTUAL 10

     Parece una incongruencia que el Día del Humorista, que se recuerda en la fecha del nacimiento de Roberto Fontanarrosa, se produzca en medio de la conmoción emocional y afectiva suscitada por la muerte de Diego Maradona, el 25 de noviembre, pero ambos fueron grandes gestores de la Alegría popular. Diego, desde su niñez en Fiorito, haciendo magia con la redonda y llevándola después a nuestros equipos y luego al Mundo, y Roberto, el rosarino escritor, humorista, historietista y futbolero de todos los domingos, fanático de Rosario Central en la cancha y cronista durante la semana en interminables mesas de Café con los amigos, un admirador más que escribió mucho sobre Diego Armando. Dijo también en una oportunidad, resumiendo todo el cariño de un pueblo: “lo admiro porque verlo jugar me hace inmensamente feliz”. Se atribuye a Fontanarrosa una frase que recorrió las computadoras y que todavía amplía más la magia de un grande del Futbol, y la sensibilidad y el poder de síntesis de un humorista genial: “¡Qué me importa lo que hizo Diego con su vida, me importa lo que hizo con la mía!”   Tuvieron también algo más en común: Compartieron generosamente sus creaciones, tuvieron problemas serios de salud que no les impidieron vincularse y ser siempre agradecidos con su público y recordaron siempre con afecto sus orígenes. Entonces, ¡Muchas gracias, Diego y muchas gracias, Roberto!

AUTOR: Alberto Feldman

C.A.B.A. (Buenos Aires- Argentina) 

TALLER VIRTUAL 10


"La estrella de Belén" (por Carolyn Letelier Cortez) TALLER VIRTUAL 11


Sentada en el viejo sofá, observa la estrella de navidad iluminando nuevamente la sala. Rememora momentos de la infancia de su pequeño, recordando su sonrisa y el destello en su mirada cada vez que lo acunaba entre sus brazos. Una parte de ella quería seguir navegando en los mares repletos de camiones, pelotas y autitos de colores; la otra, la devolvía al presente, admirando la ternura y entereza de su otro hijo. La nota en el anverso de la añosa foto familiar la había estremecido. A pesar de los años, con aquel regalo recién se estaba permitiendo volver a admirar el resplandor que regalaba la navidad.

Por mucho tiempo, el nacimiento de Jesús los invitaba a reunirse en familia, rememorando su llegada, como lo hicieron hace más de dos siglos los Reyes Magos, dejándose guiar por la estrella de Belén, para rendir culto al Rey de Reyes.

Cada ocho de diciembre buscaban en la bodega los adornos, el pino y las luces. Se disponían a cumplir su ritual navideño, decorar la casa de rojos, dorados y verdes colores. Cada uno tenía una misión, Pablo buscaba las luces, con Moncho ‒‒como le decían a Ramón, su hijo mayor‒‒ se encargaban del centro de mesa, las guirnaldas y figuras que representaban al viejito Pascuero; por último, la misión de su marido era encontrar y desempolvar el pino, además de buscar el pesebre y las botas de intenso color carmesí que colgaban en la cortina

En familia decoraban el árbol y la casa, dejando para el último la estrella. Entrelazando sus cuatro manos, la ubicaban con delicadeza en la punta del pino navideño para simbolizar la luz de vida y fe que los guiaba, representando con esto el astro que iluminó la llegada del niño Dios.

Esto lo hicieron por muchos años, los niños ya eran unos adolescentes e igual participaban en la decoración de la casa para esta simbólica fecha. Los colores, las luces y principalmente el árbol los remontaba a la infancia de cada uno, las caras de sorpresa por sus primeros patines, autopistas y bicicletas. Tenían por costumbre reunirse en familia: su madre, cuatro hermanas, cuñados y sobrinos, todos juntos para disfrutar de la cena y compartir regalos.

Un día todo cambió, parte de su alma sucumbió aquella tarde de agosto, navegando en una eterna oscuridad. Su vida fue eclipsada, el dolor la envolvió impidiendo que la luz del día iluminara sus sentidos, aquel manto oscuro que cubrió sus ropajes el día que lo despidió, no solo representaba su angustia, sino el nuevo color de su espíritu.

Fue una bala loca la que se escapó del arma del policía, embistiendo de improviso a Moncho, su primogénito, siendo la culpable de apagar para siempre las luces en su vida. Desde ese día Carmen no le encontraba sentido a las celebraciones, cumpleaños, fiestas patrias, ni mucho menos Navidad. Luego de muchas investigaciones, le dijeron que todo fue producto de un mal procedimiento; al joven policía lo habían dado de baja; a ella le entregarían una abultada suma en compensación por el “error cometido”.

Abrumada en la penumbra de la noche reflexionaba “¿De qué me sirven las disculpas oficiales, el reconocimiento del “error” y el dinero? Me arrebataron a mi hijo en la flor de su vida, estaba a punto de titularse; un joven alegre y soñador. Con su partida siento que la luz de cielo se apagó, ocultándose el sol para siempre en mi vida ¿Cómo quieren que celebre?, sé que ya han pasado más de cinco años desde su partida; me han dicho mil veces ¡Carmen, el luto no puede durar por siempre!, que tengo otro hijo al cual dedicar mi tiempo y entregarle amor, que mi esposo también necesita el cariño que le he negado. ¡Lo intento, pero no puedo!, sé que a veces me ausento de mis propios sentimientos, siento que con su partida mi alma solo puede seguir derramando lagrimas lentas y eternas”.

En vísperas de navidad, un rayo de sol se filtró por su ventana, iluminando suavemente su cara. Pablo su hijo menor, se acercó a su cama dejándole un regalo; le pidió que lo abriera cuando estuviera tranquila y sola.

Carmen se sentó en el viejo sofá, con delicadeza abrió la caja, era un bonsay con una estrella en su punta, acompañado de una foto familiar celebrando la última navidad que pasaron los cuatro juntos. En el anverso de la foto una nota: “Mamá, sus ojos color esmeralda ahora iluminan el firmamento, fundiéndose con la mágica estrella de Belén”. Una lágrima rodó por su mejilla, esta vez no era angustia lo que la embargaba.

Lo ubicó en la mesa de centro, sintiendo un destello que iluminó todo el lugar; era él, acompañándola nuevamente con su sublime existencia.

La estrella le devolvió la luz a su vida.

 

AUTORA: Carolyn Letelier Cortez

Comuna de Pudahuel (Santiago- Chile)

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jueves, 24 de diciembre de 2020

"La rebelión de los renos" (por Beatriz Barsanti) TALLER VIRTUAL 11


      Todo estaba preparado:  los carros,  los renos,  los itinerarios que debía cumplir cada uno.   Se habían colocado como para una carrera de autos,  cada uno en su puesto de partida.   Los bramidos atronaban como motores en marcha y las astas chocaban,  producto de la impaciencia.

      No sabían qué los demoraba,  eso causaba desconcierto.   Escucharon que todavía se estaban recibiendo pedidos y como Santa cumplía hasta el último,  se retrasaba la orden de salida.

-   ¡Uy! -  exclamó uno de los renos que se situaba en un extremo - ¿oyeron la noticia?

-   No  no  no  -  contestaron los otros al unísono.

-   Dicen que en Colombia se vio una aurora boreal.

-   ¡No!  ¡no!   ¡no!  -  gruñeron sus compañeros,  asombrados.

-   ¡Uhh!  entonces  -  dijo uno a quién se lo tenía por el más memorioso – imagino que pasa lo mismo que en agosto de 1859 cuando una tormenta solar arruinó los radares y las comunicaciones.   Debe estar todo alterado,  por eso los pedidos no llegaron a tiempo.

      Emulando el ruido de un trueno,  los renos se tiraron al suelo y comenzaron a patalear,  levantando nubes de nieve.

   Santa Claus pegó un salto,  asustado por lo que pensó era una avalancha y salió para ver qué pasaba.

-   ¡Se retobaron los renos!  Por favor  ¡que no se pongan en huelga justo hoy!

      Alarmado y con el fin de evitar una rebelión,  pensó en encontrar alguna solución rápida.    Así es que decidió entregar cuanto antes los regalos a pesar de que aún no llevaban impresos los nombres de a quienes pertenecían.   Al final, ese era solo un detalle.   Lo que verdaderamente urgía era no frustrar la Navidad.

      Santa Claus (a quien también llaman Papá Noel)  dio inmediatamente la orden de cargar los envoltorios y agregó muchísimos juguetes que habían sobrado de años anteriores para poder cubrir la cantidad de los miles de millones que se precisaban.

     

      Los renos se levantaron y volvieron a alinearse.   Miraron con curiosidad y preguntaron

-  ¿Dónde debemos dejarlos?   No traen nombre ni dirección.

-   Hay uno para cada niño de la tierra.   Ustedes entreguen un paquete por niño en cada casa.   Los padres sabrán cómo distribuirlos.

-   Nooooooo -  se negaron los renos y se sentaron sobre las patas traseras.

-   ¡Basta!  ¡No admito más indisciplina!  Quién desobedezca esta noche no comerá ni turrón ni pan dulce.

-   Eso es una injusticia  -  susurró por lo bajo el del medio de la manada.

      Los renos se incorporaron sin mucha convicción y a la orden de “¡Arre!” carretearon un poco y luego se elevaron alto, tan alto que desde ahí arriba podían ver a la Tierra redonda como una manzana.

     Esa noche,  los chicos tuvieron una sorpresa extra: el que había pedido un tren recibió una pelota,  quién escribió por una muñeca obtuvo una computadora,  alguno que soñaba con la bici tuvo que conformarse con un par de patines.  Pero no importó.

Eso fue solo una prueba más de que el mundo está loco,  loco,  loco.  ¡ Ahhh!  y los renos también.

 

AUTORA: Beatriz Barsanti

Villa Adelina - San Isidro (Buenos Aires – Argentina)  

                                             

TALLER VIRTUAL 11