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LIBROS PUBLICADOS POR LA AUTORA
(poesía y narrativa)
"DE LOS HIJOS" (2014)- Ediciones Mis Escritos (Bs. As.)

Rincones y Acuarelas I (Poesía) -2019- La Imprenta digital (Bs. As)

Rincones y Acuarelas II (Narrativa)- 2019- La Imprenta digital (Bs. As.)

Los encontrarás:
En Rafaela (Santa Fe): en Librerías "EL SABER", "PAIDEIA" y "FABER".
En San Francisco (Córdoba): en Librería "COLLINO"
y en otras librerías del país.

jueves, 29 de octubre de 2020

"Aquilatar la luna" (por Silvia Beatriz Amarante) TALLER VIRTUAL 8


 

Capullos de rayitos solares

se arremolinaban hacia el zenit

para adormecerse hasta renacer.

 

Ella se subió al último

entremezclada en la sombra luz

que anunciaba la partida del día.

 

Y pícara descubrió el sendero

que la trasportara al misterio cosmogónico

para aquilatar su ensoñación lunar.


AUTORA: Silvia Beatriz Amarante

CABA – (Buenos Aires – Argentina)

TALLER VIRTUAL 8

 


lunes, 26 de octubre de 2020

"Para Agustina" (por María Rosa Rzepka) TALLER VIRTUAL 8


 

No quiere soplar el viento,

el piolín se fue enredando,

y para colmo los cables

no me dejan remontarlo.

 

Hay que agregarle más cola,

para que luzca en lo alto

colores del arco iris

y la forma de un gran saurio.

Pero el viento se empecina.

Se queda quieto, callado.

No se parece al de ayer

que jugaba con el árbol,

que formaba remolinos

con el polvo del asfalto.

O empujaba papelitos

a las esquinas del patio. 

 

La niña ya se ha cansado

de enroscar el carretel.

De correr sin resultado.

De juntar el barrilete

en los pastos revolcado.

De pronto surge la idea

que combate el desencanto.

Juntemos el viento de hoy,

de mañana y de pasado.

Lanzamos el barrilete,

muy fuerte lo sujetamos,

y él, encima de los techos,

podrá volar como un pájaro.

Podrá abrazarse a la luna

y dormir en su regazo.

 

AUTORA: María Rosa Rzepka

Florencio Varela (Buenos Aires- Argentina)

TALLER VIRTUAL 8

"El barrilete y la luna" (por Inés Insua) TALLER VIRTUAL 8

      Un  hermoso domingo lleno de sol, luminoso, cálido, que despertaba deseos de que nunca terminara, el pastito recién cortado parecía una alfombra que invitaba a rodar sobre ella, muchos chicos se reunieron allí desde temprano,  salieron  para correr y jugar.  Tomasito y sus amigos se reunieron  para remontar sus hermosos barriletes, alardeando con la altura que lograban alcanzar, haciendo cimbrear las colas de colores, algunas tan larguísimas que rozaban el pasto del parque.

   El barrilete de Tomasito tenía una hermosa cola hecha con  trozos de telas que le dio su mamá y a la que le pegó figuras hechas  con brillante papel glasé  de  colores.

   Cuando se acercaba el atardecer, obedeciendo a su mamá y con un poco de tristeza, Tomasito regresó a su casa arrastrando la cola de su barrilete y lo dejó  en la terraza con la intención de remontarlo nuevamente la próxima tarde.

   Esa noche apareció en el cielo una hermosa luna en cuarto creciente, su imagen  era muy fina y sus dos extremos se curvaban suavemente dándole el aspecto de medialuna flaquita, y allí estaba en las alturas observando la tierra un poco aburrida y con ojitos de sueño, buscando algo para entretenerse durante las largas  horas que debía quedarse esperando la llegada del sol para  poder retirarse.

   Mirando y mirando hacia todos lados, descubrió en un árbol una palomita durmiendo en un nidito de paja con su pequeño pichoncito debajo de una de sus alas, también alcanzó a ver a dos ratoncitos corriendo sobre un tapial, muy apurados porque un perro los había descubierto y les ladraba enojado. De pronto, algo le llamó mucho la atención, era el hermoso barrilete de Tomasito que descansaba sobre la reposera, seguramente cansado de tanto volar y apenas lo vio sus ojos quedaron cautivados con   los brillos de su larga cola y quiso llevarlo hasta ella, como no podía atraparlo le pidió ayuda al viento y éste, sopló fuerte y  lo elevó por los aires hasta acercárselo todo cuánto pudo.

   Se veía  tan bello flotando en el cielo con sus colores brillantes y esa cola larga de figuraditas que se iluminaban con sus movimientos que la luna se enamoró y quiso  atraparlo con uno de sus extremos, pero el barrilete la evitaba moviéndose rápido, al darse cuenta que no podía engancharlo le  pidió ayuda a las nubes,  y estas armaron un gran remolino para acercárselo pero el barrilete se movió muy rápido que no pudieron apresarlo aunque su hermosa y larga cola quedó enganchada en un extremo de la medialuna.

    Quiso soltarse y empezó a girar y girar a su alrededor y fue así como se dio cuenta que su cola brillaba gracias a luz de la luna,  y cuando se acercó a ella y quedaron frente a frente, al mirarla a los ojos los reconoció tan bellos que se enamoró sin darse cuenta.

   Cuando Tomasito descubrió que su barrilete no estaba en la terraza, corrió a preguntarle a todos si lo habían visto y hasta pensó que el viento, durante la noche, lo había tirado al jardín, lo buscó por todos lados y al no poder encontrarlo se quedó en su casa y no quiso salir con sus amigos al parque, pasó toda la tarde muy triste, sin ganas de jugar, alguien de su familia le dijo que le ayudaría a hacer uno nuevo, igual que el anterior, pero eso no lo consoló y siguió encerrado en su cuarto sin salir.

   Al llegar la noche sintió deseos de subir a la terraza con su perro Cachito, primero lo abrazó para consolarse un poquito, pero como Cachito solo quería jugar, empezaron a correr juntos y pronto Tomasito comenzó a alegrarse. Cuando se cansó se sentó en la reposera y su perrito apoyó su cabeza en las rodillas de él invitándolo a seguir jugando.

   Sin darse cuenta descubrió a la luna flaquita y brillante en el cielo, algo le llamó la atención, descubrió unas pequeñas lucecitas colgadas de la luna, que el viento movía y brillaban, parecía que bailaban para un lado y para el otro.

   Pensativo miró y miró y entonces se dio cuenta que era la cola de su barrilete enganchada en la punta de la luna, y se imaginó que éste estaba abrazándola feliz de estar siempre en las alturas, su lugar preferido, y se le alegró el corazón, porque el deseo de su barrilete se había hecho realidad volando para siempre bien alto al lado de la luna.

 

AUTORA: Inés Insua

Ramos Mejía (Buenos Aires – Argentina)

TALLER VIRTUAL 8

"Barrilete en la luna" (por Raúl Oscar Ifrán) TALLER VIRTUAL 8

 

Subió tanto el barrilete

que en la luna está su cola

como un pájaro al garete

que le dice al viento “Hola”.

 

Y aquí está con el lucero

y allá está con los planetas

y le charla al aguacero

y se ríe de las veletas.

 

Ay barrilete no vayas

cerca del sol, que te quemas,

ponte tu piyama a rayas

y escribe un par de poemas.

 

Aprovecha el farolito

de la luna que te alumbra,

verás cómo a lo bonito

todo el mundo se acostumbra.

 

No sé cómo fue la cosa,

tal vez solté mucho el hilo

mirando una mariposa

que aleteaba sobre el tilo.

 

O tal vez el barrilete

vio al gato sobre el tejado

y el gato le dijo “Vete,

que te engullo de un bocado”

 

Lo cierto es que está allá arriba

dele colear y colear

para que alguno le escriba

este poema lunar.

AUTOR: Raúl Oscar Ifrán

Punta Alta (Buenos Aires – Argentina)

TALLER VIRTUAL 8


domingo, 25 de octubre de 2020

"Conexión lunática" (por José Luis Albornoz) TALLER VIRTUAL 8

 


Costelo era un chico que había nacido en una era tecnológica, se caracterizaba por ser muy curioso y le gustaba inventar cosas. Un día aceptó un desafío proclamado por un youtuber, consistía en enviar un mensaje lo más lejos posible y de una forma que nadie lo haya realizado antes. La idea más innovadora ganaría el premio.

Luego de su clase virtual con la seño Eva, tomó la chocolatada con masitas pepas y se preparó para el desafío.  Investigó en la web, indagó en las redes sociales, miró algunos videotutoriales y hasta consultó con la NASA sobre algunos cálculos de distancias. Tenía en mente la idea ganadora, quería llegar hasta la luna.

Puso en marcha su notebook y diseñó los planos basados en un juguete muy antiguo, que según su buscador web ayudó a un científico, un tal Benjamín Franklin, a dominar la fuerza de un rayo, ese juguete se llamaba “barrilete” y como su curiosidad era tan grande también buscó su traducción al inglés…KITE.

Ayudado por su impresora 3D, comenzó la construcción del artefacto que lo llevaría a lograr su objetivo. De pronto recibió un mensaje de su mejor amiga la “Gringa”, ella también quería participar del concurso y Costelo aceptó su ayuda porque admiraba su sensible creatividad.

Juntos comenzaron a confeccionar el barrilete. Cálculos exactos de geometría ayudaron a la correcta estructura del armazón. Utilizaron los papeles reciclados más coloridos que la Gringa tenía en su mochila. Con un trozo de sábana verde y amarilla con dibujos de ostras de mar hicieron la cola que estabilizaría el vuelo y finalizaron el proyecto con miles de metros de hilo que compraron en una famosa tienda de ventas online con envío gratis en el día.

-¿Falta algo? Preguntó Costelo.

-Sí, necesitamos viento, dijo la Gringa.

Ella tomó su celular, activó el GPS y pudo observar que el estado del clima pronosticaba fuertes vientos para esa noche. Todo estaba listo, solo faltaba el mensaje que enviarían.

De un modo cómplice, Costelo miró a la Gringa, sonrieron y entendieron que además de ganar el premio querían dejar un mensaje valioso, capaz de cambiar al mundo. Encriptaron la idea hecha palabras y lo imprimieron sobre un panel del barrilete.

Esa noche lo remontaron con ayuda del fuerte viento y gracias a los 384.400 metros de hilo lograron alunizar. Sacaron una foto con su telescopio de 50 megapíxeles, la hicieron viral por todas las redes sociales y ganaron el tan esperado premio.

Ah… ¿quieren saber qué mensaje enviaron?...

                                                    

AUTOR:  José Luis Albornoz

Clucellas (Santa Fe- Argentina)

TALLER VIRTUAL 8


miércoles, 21 de octubre de 2020

"Juan en el país sin viento" (por María Alejandra Civalero) TALLER VIRTUAL 8


Había una vez un extraño lugar donde las ramas de los árboles y los gallos de las veletas habían quedado quietas. Las nubes en el cielo aparecían y desaparecían pero sin moverse. A nadie se le volaba el sombrero y las banderas no flameaban en lo alto de los mástiles. Todo eso porque el caprichoso viento se había quedado sin ganas de soplar.

Un día Gastón, el papá de Juan, lo tomó de la mano y a paso lento entraron en el cañaveral con un machete filoso. El pequeño no comprendía mucho el motivo del paseo. Seleccionaron cañas que, por lo que entendió, servirían de esqueleto para armar un pájaro de papel. Según la historia que le contó mientras volvían a casa, iban a armar un juguete que volaría tan pero tan alto que llegaría a besar la Luna.

La elaboración fue mágica: mediciones precisas, cortes, ensamblados, diseños coloridos. Todo entusiasmaba a Juan, si no fuera porque necesitaban viento para remontarlo. “No esperes el viento para hacer un barrilete” dijo el papá, y aunque el niño no percibía el doble mensaje de esas palabras en ese momento, sentía que era importante.

Una tarde en la que el sol brillaba y la luna que era blanca opaca se achicaba día a día,  la cabeza de Juan sintió cosquillas. Sus cabellos se alborotaron y sus oídos zumbaron.  Las hojas flojas y amarillas de los árboles empezaron a pasar volando a su lado. “¡Qué raro todo!” se dijo Juan.  Entró a su casa corriendo para contarle a la familia lo que estaba sucediendo. La cara de Gastón se iluminó con una sonrisa y exclamó: “¡Llegó Juan, llegó! ¡Es el viento! ¡Ahora verás para qué armamos este barrilete! No perdamos tiempo, está todo listo para remontarlo antes de que el viento desaparezca otra vez”.

Hacia un descampado se dirigieron y después de algunas explicaciones técnicas, Juan vivió la mejor experiencia que jamás había soñado. En sus manos estaba el poder para mantener en el aire a ese pájaro  con plumas de papel y huesos de caña. Se elevaba y se elevaba mientras sus ojitos lo acompañaban y se perdían en el cielo. Como la cometa se acercaba más y más a la Luna, el papá le aconsejó que tirara del hilo para traerla de regreso o por lo menos, para hacerla descender un poco. Tiró y tiró del piolín pero no logró desprenderla, la larga y colorida cola estaba enredada en uno de los cuernos de esa luna menguante. Lejos de entristecerse, Juan pensó que su novedoso juguete había cumplido el sueño de abrazar y besar a la Luna.  Entonces, cortó el hilo y les permitió vivir ese romance.

Y colorín colorado, otro barrilete será armado.

AUTORA: María Alejandra Civalero

Clucellas (Santa Fe- Argentina)

TALLER VIRTUAL 8

"La luna está sola" (por Claudia Fernández) TALLER VIRTUAL 8


La Luna está sola

y quiere jugar.

De tanto en tanto

se puede escuchar

¿si estoy sola acá

con quién voy a jugar?

Las estrellas están lejos

y no las puedo alcanzar.

Un niño en la Tierra

la pudo escuchar.

Y le dio tristeza

oír a la Luna llorar.

Y se preguntó

¿Qué puedo hacer yo

para poderla acompañar?

Y muchas ideas

se puso a pensar.

Y una de ellas

le llegó a gustar.

¡Hacer un barrilete

que a la Luna pueda alcanzar!

Y manos a la obra

se puso a trabajar.

De mil colores

se puso a pintar.

Y una cola larga

le hizo para volar.

Agregó imaginación,

sueños y amor

Y un cascabel

para que sonara al volar.

Y un día de mucho viento

al cielo lo hizo elevar.

Y la Luna se puso a reír

al verlo llegar.

Y, desde entonces

feliz con su barrilete

puede jugar.

AUTORA: Claudia Fernández

Balcarce (Buenos Aires – Argentina)

TALLER VIRTUAL 8

martes, 20 de octubre de 2020

"Luna celosa" (por Isabel Cismondi) TALLER VIRTUAL 8


 

Luna majestuosa

Señora del cielo

Con tu cara refulgente

¿Te has puesto celosa?

 

¿Han invadido

Tu firmamento

Los pequeños terrícolas?

¿Qué son esos pájaros

De colores

Que irrumpen en tu espacio?

Risas de alegría los acompañan…

 

En cuarto creciente

Bajó la luna a inspeccionar

Y se encontró con objetos

Danzando en el viento,

Ondeando con sus colas atrevidas

Y en una punta del ovillo

Niños gozando y saltando

En una hermosa tarde otoñal.

 

La luna se sobresaltó

Cuando quiso regresar

A su lugarcito especial

 

Sintió un peso diferente

En la punta de su cuerno

Y ¡vaya sorpresa la que se llevó

Al ver colgado de él

Al más simpático de los barriletes!

¡Sonriéndole picarón

Por haber llegado más alto

Que todos sus compañeros!

 

Y como se hizo de noche

Se quedó a dormir

Acurrucado y feliz

En el cuerno de la luna

 

Esa noche los niños

Buscaron su cometa perdida

¡Y al mirar la luna

Creyeron que sonreía

Y vieron que una cola muy larga,

Se enredaba

En su sonrisa!

 

AUTORA: Isabel Cismondi

Armstrong (Santa Fe- Argentina)

Te elijo (de la autora)

 


Te elijo cada día, y me pregunto

cómo fue que nos hemos encontrado,

si es cierto que existe algún Cupido

que trenza hebras perdidas,

causante final del entramado.

Te elijo un domingo, y un febrero,

pero también un jueves,

y un abril lluvioso

de la mano caminando en Buenos Aires,

donde andamos, impávidos  y anónimos.

Te elijo en el fragor y en el silencio,

en los sitios de serenidad y de locura,

y entre mis cosas más fundamentales,

y en nuestras nueve lunas.

Y esto de elegirte

una y otra vez, cuando despierto,

me conmueve, y me alimenta,

y tu presencia,

al final de la jornada,

me sorprende

cuando cierro los ojos,

custodiando mi sueño.

Y esto de extrañarte

en tus pequeñas ausencias cotidianas,

sustenta los instantes plenos,

e inunda de frescura

todos los rincones de la casa.

Y hasta que el azar, o el destino lo decida,

quiero compartir contigo todos los ocasos,

una copa de vino,

y una taza de café a media tarde,

algún dulce en el cine,  y un paraguas,

cuando el cielo amenace.

Hoy te elijo una vez más, y brindo,

por el milagro de este amor ileso,

que perdura, que palpita,

que es tan nuestro.


lunes, 19 de octubre de 2020

"La cola de la cometa" (por Celia Scicolone) TALLER VIRTUAL 8

 

Había una vez, un niño que soñaba con su cometa llegar a la luna.

Pero eso era casi imposible o imposible.

Por más que se esmeraba nunca lo lograba.

Su cometa levantaba, pero ahí nomás se quedaba.

Solo cuando él se dormía, en su sueño lo lograba.

En sus sueños, la cometa levantaba vuelo y llegaba hasta la luna.

Pero, al despertar, todo se desvanecía.

Un día pensó, que, si le ponía una cola muy, muy larga, lo iba a lograr.

Así que empezó a realizar con distintos trapitos que encontraba, una cola muy, muy larga.

Cuando ya estuvo terminada, tuvo que esperar el día apropiado.

Tenía que ser un día de mucho viento, porque con una cola tan larga, la cometa estaba muy pesada y no podría elevarse.

Esperó y esperó, hasta que ese día llegó.

Con mucho esfuerzo logró que la cometa comenzara a elevarse, pero con tan mala suerte, que el viento, se la arrebató de las manos.

La cometa comenzó a elevarse y a alejarse tanto, que era imposible verla.

-Tanto esfuerzo para nada, pensó.

Estaba muy triste y tirado en el pasto, miraba el cielo buscando su cometa.

Se quedó dormido y cuando despertó, ya era de noche.

Y de repente, allí la descubrió.

Estaba allí la luna y en cuarto creciente…

Brillaba y en un extremo enganchada, estaba la cometa, con su cola muy, muy larga,

de colores y agitada por los vientos

 

AUTORA: Celia Scicolone

San Martín de los Andes (Neuquén- Argentina)

TALLER VIRTUAL 8


"Barrilete" (por Beatriz Barsanti) TALLER VIRTUAL 8


 

                                                   Equilibrio real e irreal

                                                   proyectarme      crear.

                                                   Me elevo asida a un barrilete

                                                   para alcanzar la cima de la

                                                   mente abierta.

                                                   Salgo por la puerta de la vida

                                                   hacia otra

                                                   sugerida,  más intensa.

                                                   Vuelo al espacio

                                                   subo hasta el estrato

                                                   distante de lo mágico

                                                   y quedo enredada en una luna

                                                   hecha de silencios y de arcanos.

                                                   Que no baje        no regrese

                                                   que no vuelva de esa

                                                    dimensión desconocida

                                                    quedar quiero

                                                    volando el barrilete

                                                    de mi loca y re loca fantasía.


 AUTORA: Beatriz Barsanti

San Isidro (Buenos Aires- Argentina)

TALLER VIRTUAL 8

"La luna camina" (por Beatriz Barsanti) TALLER VIRTUAL 8


 

La luna camina

                     zapatos de plata

                con pisada lenta,  como de una gata.

           Miro con asombro desde mi ventana

           cómo yo me quedo y ella,  se escapa.

          De este a oeste suave se desplaza

        la luna cambiante,  la luna cambiada

      en sus cuatro fases.          Parece embrujada.

     Alfombra de cielo su paso destaca

      y deja una estela blanquísima,  blanca.

      Ya se va la luna con su andar de gata

      en la noche tierna.    La luna engarzada

      con cientos de estrellas y polvillo de hadas.

AUTORA: Beatriz Barsanti

San Isidro (Buenos Aires- Argentina)

TALLER VIRTUAL 8

domingo, 18 de octubre de 2020

La última mirada (de la autora)


Hoy no te recuerdo,

pero cincuenta y tantos años antes

yo me mecía entre tus brazos

y sólo Dios sabe cuántas veces

tus manos me ciñeron,

tus ojos me abrazaron,

pero de pronto y sin aviso,

el eco de una voz ausente,

un tenue llamado,

provocó un vacío,

y echaron a volar las golondrinas

en medio del calor de aquel verano,

llevándose del aire los aromas,

rompiendo los hechizos,

dispersando caricias por los campos,

y así, el arrullo narcótico y el beso

poco a poco se fueron esfumando.

Sólo Dios sabe cuántas veces

en ese corto tiempo

tus ojos me abrazaron…

Pero tu última mirada,

la última,

la que quedó impregnada de jazmines,

esa que se perpetuó en el espacio,

fue prendiéndose a mi rostro

como un tatuaje urgente,

como un sello grabado.

Hoy, no te recuerdo sin embargo.

Pero al final de cada día

descubro tus ojos

en los ojos de mis niños, reflejados,

y de pronto retorna lentamente

como hace cincuenta y tantos años,

el calor maternal de tu mirada,

las caricias dispersas

y el júbilo perdido del verano.


Publicado en "Rincones y Acuarelas I"- La Imprenta Digital- Buenos Aires (2019)