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LIBROS PUBLICADOS POR LA AUTORA
(poesía y narrativa)
"DE LOS HIJOS" (2014)- Ediciones Mis Escritos (Bs. As.)

Rincones y Acuarelas I (Poesía) -2019- La Imprenta digital (Bs. As)

Rincones y Acuarelas II (Narrativa)- 2019- La Imprenta digital (Bs. As.)

Los encontrarás:
En Rafaela (Santa Fe): en Librerías "EL SABER", "PAIDEIA" y "FABER".
En San Francisco (Córdoba): en Librería "COLLINO"
y en otras librerías del país.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Los duendes del salón (de la autora)

Al viejo cine de mi pueblo...

Dónde andarán los duendes del salón
que deambulaban entre las butacas,
dónde habrán ido cuando un tiempo atrás
cerraron sus puertas en la esquina de la plaza.

Dónde llevaron toda la emoción
que con cada función nos transportaba
a través del tiempo y el espacio
reflejándolo todo en la pantalla.

Dónde quedaron todas las historias
impregnadas de misterio y de magia,
que hacían temblar de terror
o estallar la sala a carcajadas.

Quiero volver a entrar en las escenas,
con el simple pago de una entrada
como el  pasaje de mi imaginación
al viaje de los sueños y las hadas.

Que vuelvan los duendes al salón
que espera en la esquina de la plaza,
que traigan otra vez las aventuras
de indios, bandoleros o fantasmas.

Y cuando comience la función,
y se oscurezca la sala,
allí me encontraré, atenta y en silencio,
comiendo un dulce, sentada en la butaca. 
   
PUBLICADO EN EL LIBRO “Sentate que te cuento”- Editorial De los cuatro vientos- Bs.As- 2009
  

viernes, 19 de agosto de 2011

María camina...(de la autora)

María camina sola por las calles,
son largos sus pasos, largos y muy lentos,
lleva la mirada fija en la distancia,
lleva en su mochila el peso del tiempo.

María va dejando sus huellas marcadas,
la vida la empuja, desvía sus sueños,
el sendero es largo, largo y empinado,
la mochila pesa y encorva su cuerpo.

María camina sola con su historia
que lleva prendida en sus largos cabellos,
pesa la mochila, la baja, la aparta,
se detiene una rato, la carga de nuevo.

Y pasa su tiempo tejiendo una manta
con hilos de plata y hebras de recuerdos
y en las noches frías de niebla y rocío
cubre con su manta sus largos cabellos.

Sigue su camino,  sin metas precisas,
sin rumbo, sin cauce, sin destino cierto,
y dentro de un puño fuerte y apretado
lleva acumulados todos sus proyectos.

Perdona María mi paso apurado,
si ando y camino y no me detengo,
perdona María mis ojos ausentes,
perdón si te miro… pero no te veo.

PUBLICADO EN EL LIBRO “Sentate que te cuento”- Editorial De los cuatro vientos- Bs.As- 2009
                         
                                                        

sábado, 13 de agosto de 2011

MÁS FLORIDA QUE NUNCA (de la autora)

Hoy, más Florida que nunca
tu camiseta brilla más sobre la cancha,
tus rayas se ven desde lo lejos
y de lejos se oye cantar tu hinchada.
Tus colores representan tantas cosas:
juventud, sentimiento, amor y garra,
de ese pueblo que te lleva tan adentro,
que te alienta, que te sufre si hace falta.
Tus colores representan tantas cosas
que parece imposible enumerarlas.
Con el rojo despiertas la pasión
y vibra el corazón bajo tus rayas,
eres fuego que crece desde adentro
y eres diablo, también, cuando te llaman.
Con el blanco tu andar se hace paloma
que a tus once muchachos pone alas
con mensaje de fe y de disciplina
cuando siembras el deporte en cada cancha.

Hoy, más Florida que nunca
sos el fruto del furor y la plegaria,
sos domingos  compartidos entre amigos,
sos tardes entre gritos y mateadas.
Hoy...ese grito que te alienta cada día
se nos quedó trabado en la garganta,
se transformó en abrazo de alegría
y en lágrimas de triunfo
en los ojos de tu hinchada.
Por eso, lleva siempre adelante tus colores,
representa a tu pueblo en cada cancha
 y alimenta con deporte a nuestros hijos,
con el pié en el balón, y en el pecho...tu casaca.

PUBLICADO EN EL LIBRO “Sentate que te cuento”- Editorial De los cuatro vientos- Bs.As- 2009

viernes, 12 de agosto de 2011

EL APLAZADO

Baldomero Fernández Moreno
(Argentina, 1886/1950)
De pronto, como un breve latigazo,
mi nombre, Friedt, estalló en el aula.
Yo me puse de pie, y un poco trémulo
avancé hacia la mesa, entre las bancas.
Era el examen último del curso
y al que tenía más miedo: la gramática.
Hice girar resuelto el bolillero
Las dieciséis bolillas del programa
resonaron en él lúgubremente
y un eco levantaron en mi alma.
Extraje dos: adverbio y sustantivo.
Me dieron a elegir una de ambas
y elegí la segunda.
-¿Y qué es el nombre?,
díjome uno y me asestó las gafas.
Sentí luego un sudor por todo el cuerpo,
se me puso la boca seca, amarga,
y comprendí, con un terror creciente
que yo del nombre no sabía nada.
Revolvía allá adentro, pero en vano,
me quedé en absoluto sin palabras.
Y empecé a ver la quinta en qué vivíamos:
el camino de arena, cierta planta,
el hermano pequeño, mi perrito,
el té con leche, el dulce de naranja,
¡qué alegría jugar a aquellas horas!
Y sonreía mientras recordaba.
-¡Pero señor -rugió una voz terrible-,
el nombre sustantivo, una pavada!
Torné a la realidad: sobre la mesa
los dedos de un señor tamborileaban,
cabeceaba blandamente el otro,
el tercero bebía de una taza.
Hacía gran calor. Yo tengo una
cara redonda, simple, colorada,
los ojos grises y los labios gruesos,
el pelo rubio, la sonrisa clara.
Yo quería jugar, no dar examen
darlo otro día, sí, por la mañana...
Se me nubló la vista de repente,
los profesores se me borroneaban,
adquirió el bolillero proporciones
gigantescas, fantásticas,
oí como entre sueños: -Señor mío,
puede sentarse...
-Y me llené de lágrimas.

martes, 9 de agosto de 2011

Crítica a"SENTATE QUE TE CUENTO" por Carlos Pablo Lorenzo (Editor de la revista Papirando- Río Gallegos)


NARRADORA DE LO COTIDIANO
© C. Pablo Lorenzo

Crítica a “SENTATE QUE TE CUENTO” de Beatriz Chiabrera de Marchisone

Ejercitar la lectura es una tarea que requiere tiempo, momentos robados a otras actividades, es al principio una imposición voluntaria, luego se transforma en placer, la retribución es grande. Probablemente lo que leemos hoy recién en unos años podamos encuadrarlo o cruzarlo con otras lecturas o situaciones vivénciales, dar con puntos de luz y algunos tibios eurekas, aunque siempre es más fácil quedarse en el tiempo hueco de la televisión o la charla insustancial.
Con el libro de Beatriz, me atrevo a ser confianzudo por que ya lleva varias colaboraciones para Papirando, me encontré con una charla profunda, ahondé en el valor de la sencillez que puede ocultar profundas reflexiones, me senté y escuché lo que tenía que decir.
En unos de sus primero textos “Casi como un hijo” se observa el oficio de narradora, se vislumbra la cocina literaria, la rara unión del pensamiento y el sentimiento del escritor.
Hay ciertos lugares que parecen comunes pero se transforman, por ejemplo empieza con un vidrio empañado donde se escribe un nombre y termina con “…y en ese papel descuidado, // el triste recuerdo de una mancha.” La imagen de lo borroso y el adjetivo anterior tienen un peso que excede a las palabras aisladas al poner toda la figura en su sentido semántico más profundo.
Los pequeños detalles cotidianos de la observación directa son entonces elementos sencillos trastocados,
agrandados por una gran sensibilidad.
Como ya he dicho los seguidores de la revista ya han podido leer algunos poemas y relatos de Beatriz, este
número no es la excepción, dos textos de la autora que forman parte de este libro - enviado en formato pdf- el cual, al leerlo, fue como un bálsamo de sencillez y sentimiento por el despliegue de buenas intenciones de la autora. Del mundo materno, que lo torna nada aburrido, hay un abanico de sentimientos bien descriptos, poéticamente figurados, con imágenes validas por una pureza de mirada sin falsas premisas.
Si, puede caer en el lugar común, pero esos lugares tienen un carácter didáctico, enseñan desde el ejemplo de la situación como obrar sin extorsionar, con una buena leche de madre que no castra sino que potencia.
Con los pies bien puesto sobre la tierra parte su mirada nostálgica hacía el pasado para reinterpretar un presente no ajeno de pasiones futboleras, denota preocupación y orgullo de pertenecer, de ser memoria y parte de activa de su pueblo describiendo y participando en homenajes a lugares públicos que son cobijo para la imagen grupal de personas reunidas con un mismo fin y con una línea temporal que los hermana.
No hay figuras extrañas y no usa el simbolismo sino que apela al sentimiento que provoca la memoria nostálgica pura, a la contemplación signada por ojos optimistas. Los elementos son los comunes, los cotidianos, un mundo distinguible sin retórica ni términos rebuscados.
Como lector parcial me gustó más su narrativa, tendiente más a historias verídicas que a lo ficcional, pues parece ser un testimonio de su época, pretende, como casi todos los escritores, dejar una huella, una marca de su paso por este mundo y de alguna manera con “Sentate que te cuento” lo ha logrado desde esa supuesta charla informal pero cuidadosa en sus formas, un libro para lanzar al mundo para
que las miradas vuelvan a un lugar de origen muy especifico.

miércoles, 3 de agosto de 2011

El sueño de Tito (de la autora)


Cuando deseas realmente algo, el Universo entero
conspira para que puedas realizar tu sueño…sólo
debes reconocer las señales que te lleven a él.
Paulo Coelho
EL SUEÑO DE TITO
(basado en una historia real)

Buenos Aires estaba lejos, muy lejos. Pero él podía imaginar casi con lujo de detalles todo lo que publicaban las revistas semanales que llegaban al único quiosco de su pueblo en la provincia de Santa Fe, y que leía detalladamente en sus tardes solitarias. Todas las imágenes aparecían como por arte de magia. Los imponentes teatros, con sus luces y marquesinas siempre encendidas, iluminando las veredas como si fuese de día, las calles y avenidas llenas de vida y movimiento, la noche, los artistas... aquél mundo tan lejano y maravilloso que reflejaba fama, glamour, mujeres siempre bien vestidas y de sonrisas brillantes y hombres apuestos, elegantes y exitosos. Estaba lejos, no sólo en distancia sino también en la forma de vida tan distinta a la de su pueblo y a la de su gente. Quizás eso era lo que más le atraía, la abismal diferencia. Cada día se despertaba programando un futuro casi inaccesible. Pero tenía un fuerte presentimiento: nada ni nadie lo detendría.
El trabajo de Tito tenía que ver con el espectáculo. Hacía presentaciones en fiestas, lugares bailables de la zona y hasta tenía participación en una orquesta, pero lo que él quería y soñaba se encontraba en Buenos Aires.
Una tarde que estaba leyendo una de esas revistas del ambiente, encontró algo que llamó su atención. La reconocida actriz Mirtha Legrand, tan admirada por él, publicaba una dirección donde podrían enviarle correspondencia aquellos que quisieran. No lo dudó ni un instante, tomó lápiz y papel y empezó a escribir lo que sería el comienzo de su historia.
Al poco tiempo, los tiempos que llevan el ir y venir del correo y las distancias, recibió una sorpresiva contestación que lo alentó. Mirtha, la de las famosas películas, había respondido su carta. Corría por ese entonces el año 1942 y ella estaba filmando “Adolescencia”, su quinta producción.
La insistencia de Tito en seguir con la correspondencia lo condujo a un llamado telefónico que desencadenó, inesperadamente, en un encuentro para conocer a la Estrella. Esa prolongada admiración por la Diva fue lo que hizo que él emprendiera sus esporádicas visitas a la Capital, donde comenzó a conocer, ocasionalmente, gente del ambiente. Esperaba a Mirtha fuera de los sets de filmación, le llevaba flores, la seguía a cuanto evento ella concurriera sin que nada lo amedrentara. Los plantones, las largas esperas llenas de gente, los empujones por llegar a ella, todo era válido y cada vez conseguía acercarse más. Simpático por naturaleza, fue ganándose su atención de a poco. ¿Quién era ese insistente y obstinado muchacho provinciano?
Mientras tanto, Tito siguió con su vida en el interior, incursionando en una radio de Córdoba por los años 50, con exitosos programas como “Cazadores de autógrafos” y “Tomando el té con las estrellas”, donde desfilaron las figuras más importantes que pasaron por la ciudad. Así, empezaron a conocerlo como el famoso “reporter” del momento, como lo nombraban en los diarios de la época. Estaba, también, a cargo de la organización de “La semana de las Estrellas”, un evento colmado de fiestas, bailes, comidas y presentaciones cuyos principales protagonistas eran los artistas de la Capital que él convocaba. Al mismo tiempo, irrumpía en emisoras radiales de Buenos Aires como Radio Mitre y ocasionalmente en otras de Rosario. Sus comentarios escritos sobre cine, teatro y televisión llegaron a revistas y periódicos en circulación en ese momento, otorgándole, algunos de ellos, una columna propia donde Tito realizaba sus crónicas y reportajes sobre el mundo del espectáculo.
Más tarde, llegó a la televisión de Villa María y también a la de Río Cuarto, alrededor de 1964, cuando esta última ciudad inauguraba su Canal 2 Imperio Televisión, momento en el que ya había cambiado su apellido por uno artístico: Rivié. Sus contactos en Buenos Aires con Mirtha hicieron posible que artistas importantes aparecieran en las emisoras en los programas que él conducía, dándole así un mayor prestigio a la radio y al canal. Así, Tito comenzó a brillar también en la pantalla chica como conductor. Sus programas “Río Cuarto Nocturno”, “Cocktail de Estrellas” y “El Show de Tito Rivié”, los dos primeros en vivo, fueron premiados por su convocatoria y popularidad.
Otro de sus exitosos emprendimientos fue la conocida Confitería “Kokeshi”, también en Río Cuarto, lugar donde se desarrollaba una febril actividad social, animada por peñas, noches de gala de tango y hasta desfiles de moda con visitas de figuras llegadas de la Capital, todo coordinado por Tito, su director artístico.
Nunca dejó de intercambiar cartas con la Legrand y fue ella quien a través de esa continua correspondencia y floreciente amistad lo alentó para que se instalara en Buenos Aires a seguir con su carrera.
Buenos Aires…sería posible acceder a ese mundo? Sin pensarlo más, tomó la decisión que cambiaría su vida. Armó su valija y partió hacia la gran ciudad sin tener muy en claro lo que el futuro le depararía, pero sabiendo que su objetivo estaba allí. Una mezcla de pánico, emoción e incertidumbre lo embargaron ante el vertiginoso panorama que se le presentaba. Los tiempos, los ritmos, los modos de la gente…todo era tan nuevo y distinto que se sentía como acelerando un auto a alta velocidad en una autopista desconocida, siempre con el riesgo de chocar contra los obstáculos del camino. Pero decidió hacerlo lento y paso a paso. En sus manos llevaba las cartas de la Estrella como un pasaporte para el nuevo viaje que intentaba emprender.
Ya instalado en una pensión en las afueras de la Capital, comenzó su lenta incursión en el mundo del glamour. Fue conociendo a otros artistas que lo fueron sumergiendo en el ambiente con ocasionales invitaciones a fiestas y eventos, entre ellos estaban Olga Zubarry, Analía Gadé, Juan Carlos Thorry, Virginia Luque. También aparecerían en su vida Mariquita Valenzuela, Soledad Silveyra, Thelma Biral, la familia Carreras y su íntima amiga Eslela Raval, entre otros tantos. Allá, comenzó como promotor de espectáculos, haciendo lo que hoy llamarían “relaciones públicas”, y con el tiempo se fue ganando la fama que transmite la confianza, la sinceridad y esa espontaneidad y frescura que a veces tiene la gente del interior.
Para estar más cerca de todo, adquirió un departamentito en la calle Riobamba e instaló una pequeña oficina donde podría atender a los artistas y desde donde empezaba a encaminar su sueño. Sentía que de a poco iba avanzando y abriendo puertas en esa ciudad tan ajena y competitiva.
Organizaba eventos, coordinaba actuaciones y presentaciones buscando lugares y fechas convenientes y poniendo en contacto a la gente, actividad que conocía muy bien por haberla llevado a cabo en el interior, pero ahora, había llegado a Buenos Aires. Más adelante aparecerían el Festival de Cine de Río Hondo, las fiestas empresariales en Paraná y otras ciudades importantes y los espectáculos de los veranos en Mar del Plata acompañando a los artistas. Esto incluía una carpa permanente en la playa Mar y Sol de Punta Mogotes, siempre disponible para los amigos o familiares que venían de su pueblo a pasar unos días en “La Felíz”, los que seguramente también asistían invitados a las obras o shows que él promocionaba.
Volvía a su tierra natal cada tanto. Allí ya habían llegado las noticias que Tito era “promotor de espectáculos” en la Capital y no faltaron las ocasiones en las que trajo a figuras conocidas a diferentes eventos culturales organizados para fines benéficos. Entonces, el pueblo se revolucionaba. Había llegado Tito, siempre vestido de traje y con otro apellido, con algún actor o actriz de las revistas y andaba por las calles. Pero su simpleza y frescura seguían intactas. Luego, los artistas subían al escenario del Club del pueblo a representar un fragmento de alguna obra, y antes de volver a Buenos Aires, los llevaría a comer comida casera a la casa de alguna tía o de algún amigo, lugar que se convertía, por un momento, en la atracción del barrio.
Conductor, promotor, “reporter”, animador, cronista, productor, director artístico, así era Tito, multifacético, siempre dispuesto y de buen humor, con una sonrisa permanente como rasgo característico de su personalidad. Hace ya unos años que emprendió otro viaje, lejos de su pueblo y de su gente y también lejos del ambiente del espectáculo. Pero esta vez, sin pasaportes ni cartas de recomendación, aunque seguramente satisfecho por haber cumplido su sueño. Ahora, había bajado el telón. Y como dicen los artistas… el show debe continuar.

PUBLICADO EN EL LIBRO “Sentate que te cuento”- Editorial De los cuatro vientos- Bs.As- 2009