POESÍA. NARRATIVA. INFORMACIÓN LITERARIA. CONCURSOS. AUTORES CLÁSICOS Y NÓVELES


Puedes pedir los libros de la autora al mail: beamarchisone@gmail.com (envíos a todo el país)

LIBROS PUBLICADOS POR LA AUTORA
(poesía y narrativa)
"DE LOS HIJOS" (2014)- Ediciones Mis Escritos (Bs. As.)

Rincones y Acuarelas I (Poesía) -2019- La Imprenta digital (Bs. As)

Rincones y Acuarelas II (Narrativa)- 2019- La Imprenta digital (Bs. As.)

Los encontrarás:
En Rafaela (Santa Fe): en Librerías "EL SABER", "PAIDEIA" y "FABER".
En San Francisco (Córdoba): en Librería "COLLINO"
y en otras librerías del país.

jueves, 31 de diciembre de 2015

Fallo del Jurado "Amores Perdidos"- LETRAS CON ARTE (España)

Han participado 836 escritores, de los que resultaron 1 ganador, 4 finalistas y 180 seleccionados.

(10 ejemplares de la Antología, Ebook y diploma)

PRIMER FINALISTA  (1 ejemplar de la Antología y diploma) Pilar R. de los Santos
TERCER FINALISTA  (diploma)  José Manuel Infante Gómez
(publicación de su obra en el Libro Antología)

martes, 29 de diciembre de 2015

Historias de Estefanía y otros cuentos (Serespi)

SERESPI es el seudónimo de Sergio Espinosa Soto, escritor nacido en Santiago de Chile en 1954. Profesor de Estado en Física y Matemática y Técnico Universitario en Electrónica Industrial.

lunes, 28 de diciembre de 2015

Camino de Belén (María Rosa Rzepka)



Si al andar con las manos vacías
por inciertos caminos buscando
encontrar, para quien va llegando
el amparo en las noches tan frías.

Un pesebre es, a la luz del día.
Cielo es, en la noche guardando
al enviado de Dios, prodigando:
Esperanza, perdón y alegría.

Navidad es ahogar rebeldías
en un cáliz de amor desbordando.
Perdonar, sin medir hasta cuándo.
Renacer en Sagradas Familias.

Poco valen mil y un homilías
cuando muerde el rencor oxidando.
Jesús pide caminar orando
libre el alma de odios y falsías.

Sea la paz de este mundo la guía.
Sean los hombres faros alumbrando.
Sean los niños felices cantando,
y el Jesús del pesebre sonría.

MARÍA ROSA RZEPKA: la autora es de Florencio Varela, conurbano sur de la prov. de Buenos Aires, escribe poesías, cuentos cortos y algunas novelas cortas.

martes, 22 de diciembre de 2015

Nuevo libro de Alberto Feldman: "Miss Alice al mediodía"- Editorial Dunken




Un adelanto de uno de los cuentos.


                                                         Sor Juana, mis respetos         

  Es muy poco lo que recuerdo  de las clases de Literatura española del secundario.
De  Sor Juana Inés de la Cruz, apenas cuatro palabras: “…necios hombres
que acusáis…”,   
y esto se explica muy fácilmente porque en la edad  del secundario, una
escritura un tanto recargada y arcaica perdía puntos frente a los  versos
frescos  de García Lorca, el  luminoso poeta granadino, que leían unos
ojos adolescentes cargados de hormonas y que decían:
 “Esa noche corrí el mejor de los caminos, montado en potro de nácar,  
 sin bridas y sin estribos…” ¡Esos versos sí  que  los aprendimos enteros!...
Leo algunos datos sobre Sor Juana, y empiezo a respetar a esta mujer.
Escribe con muchas palabras, es cierto, pero dice mucho más de lo
que escribe. Saltando  sobre un  montón  de frases en latín y citas bíblicas 
 y patinando sobre un montón de  palabras, que en nuestra época
se considerarían excesivas, leo lo que puedo de la “Carta a Sor Filotea”,
 que no es sino el seudónimo del obispo de Puebla, su superior jerárquico, 
quien había  reprendido a Juana  por sus escritos en los que ésta criticaba
 los sermones de monseñor Vieyra, otro superior suyo. En su descargo,
Sor Juana repasa su biografía y su evolución  intelectual, y  su sed de
aprender todo lo que puede, en un deseo ilimitado de conocimientos,
haciendo gala de una fina ironía, frente a un superior que prácticamente
le está diciendo, traducido a nuestro idioma actual, que deje de estudiar
y vaya a lavar los platos.
Vivió entre lo años 1651 y 1695 y es en ese contexto que hay que apreciar
su valor, su inteligencia y  su figura como precursora del feminismo, 
 recordando que todavía faltaban muchos años de lucha. Todavía hoy,
algún desubicado   repite una popular  frase atribuida  a Schopenauer:
“ La mujer es un ser de cabello largo y entendimiento corto”
 Reproduzco dos fragmentos de la “Carta a Sor Filotea”:
“ Me ha hecho Dios la merced de darme grandísimo amor a la Verdad
y una poderosa inclinación hacia  las Letras.”

Y es especialmente notable el segundo:
“ Yo no estudio para escribir y mucho menos para enseñar, que eso
 fuera de mí desmedida soberbia, sino sólo por ver si por estudiar
 ignoro menos”

viernes, 18 de diciembre de 2015

Rincones simples (de la autora)

Rincones simples, domésticos instantes, 
murmullo matutino de tostadas,
rendijas con el sol a media luz
entrando sin permiso, en la mañana.
Mesa tendida,
fragancias y sabores en la piel,
certeza de calor en el regazo,
sabiendo a almíbares y a miel.
Bálsamo diario, remedio acostumbrado
que cura sin motivo y sin demora,
que busca el cobijo en la caricia,
en el silencio justo de las horas.
Cascada de presencias oportunas
sin razón ni fundamento,
palabra precisa que brota de los labios,
que desliza un alivio, que dibuja un consuelo.
Rincones simples, domésticos instantes,
que escapan audaces, sin aviso,
así, sin previas advertencias,
con la rapidez de un fugitivo.
Pero han de quedar, prendido a las cortinas,
en la retina, en la sangre, en la memoria,
el sabor triunfal de la cosecha,
del riego habitual y de la poda,
la esencia perenne del linaje,
el aroma de hogar entre los puños
y el arrullo cotidiano de las ollas.      

jueves, 17 de diciembre de 2015

La luz es como el agua (Gabriel García Márquez)

La luz es como el agua, escrito originalmente en 1978, es el onceavo del compendio de doce cuentos escritos y redactados por Gabriel García Márquez a lo largo de dieciocho años, que conforman el libro llamado Doce cuentos peregrinos.


En Navidad los niños volvieron a pedir un bote de remos.
-De acuerdo -dijo el papá, lo compraremos cuando volvamos a Cartagena.
Totó, de nueve años, y Joel, de siete, estaban más decididos de lo que sus padres creían.
-No -dijeron a coro-. Nos hace falta ahora y aquí.
-Para empezar -dijo la madre-, aquí no hay más aguas navegables que la que sale de la ducha.
Tanto ella como el esposo tenían razón. En la casa de Cartagena de Indias había un patio con un muelle sobre la bahía, y un refugio para dos yates grandes. En cambio aquí en Madrid vivían apretados en el piso quinto del número 47 del Paseo de la Castellana. Pero al final ni él ni ella pudieron negarse, porque les habían prometido un bote de remos con su sextante y su brújula si se ganaban el laurel del tercer año de primaria, y se lo habían ganado. Así que el papá compró todo sin decirle nada a su esposa, que era la más reacia a pagar deudas de juego. Era un precioso bote de aluminio con un hilo dorado en la línea de flotación.
-El bote está en el garaje -reveló el papá en el almuerzo-. El problema es que no hay cómo subirlo ni por el ascensor ni por la escalera, y en el garaje no hay más espacio disponible.
Sin embargo, la tarde del sábado siguiente los niños invitaron a sus condiscípulos para subir el bote por las escaleras, y lograron llevarlo hasta el cuarto de servicio.
-Felicitaciones -les dijo el papá ¿ahora qué?
-Ahora nada -dijeron los niños-. Lo único que queríamos era tener el bote en el cuarto, y ya está.
La noche del miércoles, como todos los miércoles, los padres se fueron al cine. Los niños, dueños y señores de la casa, cerraron puertas y ventanas, y rompieron la bombilla encendida de una lámpara de la sala. Un chorro de luz dorada y fresca como el agua empezó a salir de la bombilla rota, y lo dejaron correr hasta que el nivel llego a cuatro palmos. Entonces cortaron la corriente, sacaron el bote, y navegaron a placer por entre las islas de la casa.
Esta aventura fabulosa fue el resultado de una ligereza mía cuando participaba en un seminario sobre la poesía de los utensilios domésticos. Totó me preguntó cómo era que la luz se encendía con sólo apretar un botón, y yo no tuve el valor de pensarlo dos veces.
-La luz es como el agua -le contesté: uno abre el grifo, y sale.
De modo que siguieron navegando los miércoles en la noche, aprendiendo el manejo del sextante y la brújula, hasta que los padres regresaban del cine y los encontraban dormidos como ángeles de tierra firme. Meses después, ansiosos de ir más lejos, pidieron un equipo de pesca submarina. Con todo: máscaras, aletas, tanques y escopetas de aire comprimido.
-Está mal que tengan en el cuarto de servicio un bote de remos que no les sirve para nada -dijo el padre-. Pero está peor que quieran tener además equipos de buceo.
-¿Y si nos ganamos la gardenia de oro del primer semestre? -dijo Joel.
-No -dijo la madre, asustada-. Ya no más.
El padre le reprochó su intransigencia.
-Es que estos niños no se ganan ni un clavo por cumplir con su deber -dijo ella-, pero por un capricho son capaces de ganarse hasta la silla del maestro.
Los padres no dijeron al fin ni que sí ni que no. Pero Totó y Joel, que habían sido los últimos en los dos años anteriores, se ganaron en julio las dos gardenias de oro y el reconocimiento público del rector. Esa misma tarde, sin que hubieran vuelto a pedirlos, encontraron en el dormitorio los equipos de buzos en su empaque original. De modo que el miércoles siguiente, mientras los padres veían El último tango en París, llenaron el apartamento hasta la altura de dos brazas, bucearon como tiburones mansos por debajo de los muebles y las camas, y rescataron del fondo de la luz las cosas que durante años se habían perdido en la oscuridad.
En la premiación final los hermanos fueron aclamados como ejemplo para la escuela, y les dieron diplomas de excelencia. Esta vez no tuvieron que pedir nada, porque los padres les preguntaron qué querían. Ellos fueron tan razonables, que sólo quisieron una fiesta en casa para agasajar a los compañeros de curso.
El papá, a solas con su mujer, estaba radiante.
-Es una prueba de madurez -dijo.
-Dios te oiga -dijo la madre.
El miércoles siguiente, mientras los padres veían La Batalla de Argel , la gente que pasó por la Castellana vio una cascada de luz que caía de un viejo edificio escondido entre los árboles. Salía por los balcones, se derramaba a raudales por la fachada, y se encauzó por la gran avenida en un torrente dorado que iluminó la ciudad hasta el Guadarrama.
Llamados de urgencia, los bomberos forzaron la puerta del quinto piso, y encontraron la casa rebosada de luz hasta el techo. El sofá y los sillones forrados en piel de leopardo flotaban en la sala a distintos niveles, entre las botellas del bar y el piano de cola y su mantón de Manila que aleteaba a media agua como una mantarraya de oro. Los utensilios domésticos, en la plenitud de su poesía, volaban con sus propias alas por el cielo de la cocina. Los instrumentos de la banda de guerra, que los niños usaban para bailar, flotaban al garete entre los peces de colores liberados de la pecera de mamá, que eran los únicos que flotaban vivos y felices en la vasta ciénaga iluminada. En el cuarto de baño flotaban los cepillos de dientes de todos, los preservativos de papá, los pomos de cremas y la dentadura de repuesto de mamá, y el televisor de la alcoba principal flotaba de costado, todavía encendido en el último episodio de la película de media noche prohibida para niños.
Al final del corredor, flotando entre dos aguas, Totó estaba sentado en la popa del bote, aferrado a los remos y con la máscara puesta, buscando el faro del puerto hasta donde le alcanzó el aire de los tanques, y Joel flotaba en la proa buscando todavía la altura de la estrella polar con el sextante, y flotaban por toda la casa sus treinta y siete compañeros de clase, eternizados en el instante de hacer pipí en la maceta de
geranios, de cantar el himno de la escuela con la letra cambiada por versos de burla contra el rector, de beberse a escondidas un vaso de brandy de la botella de papá. Pues habían abierto tantas luces al mismo tiempo que la casa se había rebosado, y todo el cuarto año elemental de la escuela de San Julián el Hospitalario se había ahogado en el piso quinto del número 47 del Paseo de la Castellana. En Madrid de España, una ciudad remota de veranos ardientes y vientos helados, sin mar ni río, y cuyos aborígenes de tierra firme nunca fueron maestros en la ciencia de navegar en la luz.

domingo, 13 de diciembre de 2015

LIBROS SUGERIDOS: Siempre Alice

Alice Howland está orgullosa de la vida que tanto esfuerzo le ha costado construir. A los cincuenta, es profesora de psicología en Harvard y una lingüista de fama mundial. Tiene un marido al que ama y tres hijos adultos. Cuando empieza a sentirse desorientada y olvidadiza, un trágico diagnóstico cambia su vida para siempre. Bella y estremecedora, esta novela es un retrato vívido y conmovedor de la irrupción precoz del Alzheimer. Al adentrarnos en la historia, nos enteramos de lo que Alice piensa y siente a medida que avanza la enfermedad, haciéndola dejar de ser la persona que era y modificando su relación con su familia y con el mundo. Un libro escrito con realismo y al mismo tiempo con ternura.

martes, 8 de diciembre de 2015

Frases de Napoleón Bonaparte

-Imposible es una palabra que se encuentra sólo en el diccionario de los necios.

-El coraje no es tener la fuerza para seguir adelante – es seguir adelante cuando no tienes la fuerza.

- La habilidad es nada sin oportunidad.


- Muéstrame una familia de lectores, y yo te mostraré las personas que mueven el mundo.

-Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes.

-No debes luchar demasiado a menudo con un enemigo, o vas a enseñarle tu arte de la guerra.

-La muerte no es nada, pero vivir derrotado y sin gloria es morir todos los días.

-La primera virtud de un soldado es la resistencia a la fatiga; el valor es sólo la segunda virtud.

-Nunca interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error.

-Cada uno de los movimientos de todos los individuos se realizan por tres únicas razones: por honor, por dinero o por amor.

-Un ejército de leones mandado por un ciervo nunca será un ejército de leones.

-Mi grandeza no reside en no haber caído nunca, sino en haberme levantado siempre.

-Nunca emprenderíamos nada si quisiéramos asegurar por anticipado el éxito de nuestra empresa.

-Las únicas victorias que no dejan arrepentimientos son las que se obtienen sobre la ignorancia.

-Diez personas que hablan hacen más ruido que diez mil que están en silencio.

-Pon tu mano de hierro en un guante de terciopelo.

         

sábado, 5 de diciembre de 2015

Poema de los dones (Jorge Luis Borges)

Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría de Dios,
que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.

 De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden

las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.

De hambre y de sed (narra una historia griega)
muere un rey entre fuentes y jardines;
yo fatigo sin rumbo los confines
de esta alta y honda biblioteca ciega.

Enciclopedias, atlas, el Oriente
y el Occidente, siglos, dinastías,
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.

Lento en mi sombra, la penumbra hueca
exploro con el báculo indeciso,
yo, que me figuraba el Paraíso
bajo la especie de una biblioteca.

Algo, que ciertamente no se nombra
con la palabra azar, rige estas cosas;
otro ya recibió en otras borrosas
tardes los muchos libros y la sombra.

Al errar por las lentas galerías
suelo sentir con vago horror sagrado
que soy el otro, el muerto, que habrá dado
los mismos pasos en los mismos días.

¿Cuál de los dos escribe este poema
de un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?

Groussac o Borges, miro este querido
mundo que se deforma y que se apaga
en una pálida ceniza vaga
que se parece al sueño y al olvido.

autógrafo
Jorge Luis Borges, 1960

miércoles, 2 de diciembre de 2015

“Para qué sirve la poesía”, por Prócoro Hernández Oropeza

Dicen que la poesía es un trabajo estéril y no sirve para nada. Es una pérdida de tiempo en este mundo globalizante y amorfo, un desperdicio del intelecto, una entelequia espiritual mal retribuida.
La poesía se emplea para aplacar las tormentas del alma, redimir a una mujer o un hombre o llenar el corazón de ese sentimiento llamado amor. Puede, en dosis bien servidas, alimentar el espíritu, asustar una soledad y alejar una tristeza. Sirve también para reflexionar acerca de si las piedras hablan o si la luna es medicina para el mal de amores. Por medio de la poesía podemos hacer hablar a las flores y voltear el cielo de cabeza, cambiar la tarde de lugar. Es un buen recurso para transgredir la monotonía y curar el insomnio.
Un simple verso trastoca el sentido de una palabra, de un enunciado. El verso es una transgresión del sentido común, un ahogado del poeta, un halo místico que impulsa los dedos, un flagelo al silencio.

A través del verso el poeta reflexiona acerca de la vida de una mariposa, de la muerte de un minuto en las manos del tiempo. Por medio del trabajo refinado de la palabra se desdibuja el rostro de un recuerdo , la desventura de un te quiero en la boca del blasfemo.
En fin, la poesía es útil de muchas maneras, pero sobre todo es instrumento para observarnos a nosotros mismos, como expresa el poeta y pintor chino Xingjian. Porque cuando se concentra la atención internamente surge la poesía y empieza la aventura emocional de la palabra.
Octavio Paz afirma que la poesía no es una actividad mágica ni religiosa, no obstante el espíritu que la expresa, los medios de que se vale, su origen y su fin, muy bien pueden ser mágicos o religiosos. Mientras que en la religión lo sagrado cristaliza en el ruego, en la oración, en el éxtasis místico, en un diálogo o relación amorosa con el creador, el poeta lírico entabla un diálogo con el mundo; en ese diálogo hay dos situaciones extremas: una de soledad y otra de comunión.
¿Qué pretende el poeta cuando expresa su experiencia? Paz contesta: “La poesía ha dicho Rimbaud, quiere cambiar la vida. No piensa embellecerla como piensan los estetas y los literatos, ni hacerla más justa o buena, como sueñan los moralistas. Mediante la palabra, mediante la expresión de su experiencia, procura hacer sagrado al mundo; con la palabra consagra la experiencia de los hombres y las relaciones entre el hombre y el mundo, entre el hombre y la mujer, entre el hombre y su propia conciencia. No pretende hermosear, santificar o idealizar lo que toca, sino volverlo sagrado. Por eso no es moral o inmoral; justa o injusta; falsa o verdadera, hermosa o fea. Es simplemente poesía de soledad o de comunión. Porque la poesía que es un testimonio del éxtasis, del amor dichoso, también lo es de la desesperación. Y tanto como un ruego puede ser una blasfemia”.
El poeta, agrega Paz, tiende a participar en lo absoluto, como el místico, y tiende a expresarlo, como la liturgia y la fiesta religiosa. Esta pretensión lo convierte en un ser peligroso, pues su actividad no beneficia a la sociedad; verdadero parásito, en lugar de atraer para ellas las fuerzas desconocidas que la religión organiza y reparte, las dispersa en una empresa estéril y antisocial. En la comunión el poeta descubre la fuerza secreta del mundo, esa fuerza que la religión intenta canalizar y utilizar, a través de la burocracia eclesiástica. Y el poeta no sólo la descubre y se hunde en ella: la muestra en toda su aterradora y violenta desnudez al resto de los hombres, latiendo en su palabra viva en ese extraño mecanismo de encantamiento que es la poesía.
La poesía es la revelación de la inocencia que alienta en cada hombre, en cada mujer y que todos podemos recobrar apenas el amor ilumina nuestros ojos y nos devuelve el asombro y la fertilidad. Su testimonio es la revelación de una experiencia en la que participan todos los hombres, oculta por la rutina y la diaria amargura. Los poetas han sido los primeros que han revelado que la eternidad y lo absoluto no están más allá de nuestros sentidos, sino en ellos mismos. Esta eternidad y esta reconciliación con el mundo se producen en el tiempo y dentro del tiempo, en nuestra vida mortal, porque la poesía y el amor no nos ofrecen la inmortalidad ni la salvación. Nietzsche decía: “No la vida eterna, sino la eterna vivacidad: eso es lo que importa”.
Luego entonces la función de la poesía, en un mundo vacío pero computarizado sirve de mucho y aunque no alivia ni corrompe, purifica. No tiene más ideología que un alma y un espíritu en confrontación con todo lo que le rodea. El periodista Braulio Peralta, en el prólogo a una larga y de las últimas entrevistas a Octavio Paz sentencia: “Heraldos de sí mismos, los poetas viven un mundo aparte: mensajeros del destino, en los tiempos modernos, pocos, muy pocos los escuchan, los leen y atienden. Vivimos con los ojos abiertos pero ciegos ante las premoniciones que nos anuncian. ¿De qué sirve pensar y sentir si todo ello no ayuda a vivir más y mejor? El ser y la nada nos arrojan al vértigo de la ignorancia. ¿Tendrá el poeta que gritar sus versos por teléfono, enviarlos por fax, a través de internet, o leerlos por televisión? Hasta eso, en los tiempos actuales, le está vedado; nadie quiere oír verdades a fin de siglo. En tono de queja Peralta señala: “La poesía -la palabra del poeta- ha sido menospreciada en este siglo. Pero no ha muerto. Dicen que cada 50 años nace un poeta -poeta mayor, con ideas- en cualquier país. Poetas que defienden la poesía, porque los versos son inseparables de la defensa de la libertad. Sí: la poesía no se lee en los estadios. Pero no agoniza. En medio de la turbulencia del fin de siglo, algo queda: un puñado de hombres que describen el mundo con versos y prosa poética”.
                                 Prócoro Hernández Oropeza©

FRASES: Hoy autor anónimo



Avanzar por caminos construidos es negarse la oportunidad de construir mejores caminos. 

Anónimo