POESÍA. NARRATIVA. INFORMACIÓN LITERARIA. CONCURSOS. AUTORES CLÁSICOS Y NÓVELES


Puedes pedir los libros de la autora al mail: beamarchisone@gmail.com (envíos a todo el país)

LIBROS PUBLICADOS POR LA AUTORA
(poesía y narrativa)
"DE LOS HIJOS" (2014)- Ediciones Mis Escritos (Bs. As.)

Rincones y Acuarelas I (Poesía) -2019- La Imprenta digital (Bs. As)

Rincones y Acuarelas II (Narrativa)- 2019- La Imprenta digital (Bs. As.)

Los encontrarás:
En Rafaela (Santa Fe): en Librerías "EL SABER", "PAIDEIA" y "FABER".
En San Francisco (Córdoba): en Librería "COLLINO"
y en otras librerías del país.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

"Feriado inesperado"- (De la autora)

Nos levantamos temprano, más que lo habitual, para ir a Rafaela. Cuando uno viaja del pueblo a las ciudades cercanas, siempre “acumula” varias cosas para hacer: trámites, compras, etc. Mientras estamos llegando, mi hija averigua por teléfono por algo que yo debo comprar en un negocio donde ella tiene un conocido, y le dicen que “mirá, hoy no, porque está cerrado por el Día del Empleado de Comercio”. Nuestras caras cambian por completo; igual seguimos. Algo estará abierto, pensamos, un supermercado, algún negocio. Pero no, todo herméticamente cerrado; algunos locales hasta con persianas y rejas. Bueno, la dejo a ella que tiene una reunión y voy al centro a ver qué puedo hacer. Igualmente me traje un libro; en la plaza me podré sentar a leer. Estaciono, y antes de bajarme le mando un mensaje a Claudia, que vive acá, por si tiene tiempo de tomar un café. En seguida me contesta que “lástima, estoy saliendo para una reunión”. Me sugiere un super Chino que “puede estar abierto”. Me bajo del auto y camino hacia el centro. Me cruzo con Julián Ratti. Claro, él no me conoce, pero yo lo escucho siempre en la propaladora de mi pueblo. Los lugares donde debo ir están cerrados; ya lo comprobé. El Chino también. Igualmente me consuela que no soy la única; una pareja está leyendo el cartel y comentando que no sabían. Sigo caminando, el día está precioso y la primavera se palpita en el aire. Miro las vidrieras que no tienen las persianas cerradas; tengo tiempo de ver todas las novedades y leer todos los carteles,  pero me aburre; no vine a mirar vidrieras. Me cruzo en la vereda con un empleado del Correo Argentino en bicicleta que está repartiendo la correspondencia en los negocios cerrados; claro, no tiene problema porque las veredas están vacías. Veo un local abierto y me alegro, pero es de quiniela. Yo ni siquiera juego; podría empezar hoy, pienso. Llego hasta el cine y cruzo la calle. Del otro lado me vuelvo a encontrar con el empleado del Correo. Llego a un café,
entro y me siento en una mesa que da a la calle, así tengo luz para escribir mientras tomo algo; hay varias mesas ocupadas. Escucho una canción de Abel Pintos que me alegra la mañana, siempre es bueno escucharlo. Cuando llega la camarera le pido un café y busco en mi cartera algo dónde escribir y una lapicera. El cuaderno que tenía adentro lo dejé en casa, y los lentes quedaron en el auto. No importa. Una servilleta va a ser muy chica. Revolviendo, encuentro un viejo presupuesto arrugado en el fondo de la cartera, que me puede servir; la parte de atrás está en blanco. Escribo igual, sin lentes y en el papel desprolijo. Levanto la vista cada tanto para mirar las noticias en el televisor; la vista me va a pasar factura, seguro. Por la ventana veo que pasan algunas personas caminando. Pocas. Busco en Internet por la fecha del día del Empleado de Comercio, porque tengo mucha duda. ¿Cómo no escuchamos nada? Encuentro información que me confunde aún más:  
“El 26 de septiembre, los/as empleados/as de comercio de todo el país celebramos nuestro día, conforme con la ley 26.541, sancionada el 11 de noviembre de 2009; ratificando lo establecido por el artículo 76 de nuestro Convenio Colectivo de Trabajo 130/75. Para este 2019, se ha resuelto, trasladar el feriado para el lunes 23, con el objetivo que todos los trabajadores y trabajadoras puedan gozar de su día de descanso.” 
 ¿26 de septiembre? ¿23 de septiembre? Hoy es 25 de septiembre. Bueno, festejemos los 3 días. Siempre hay lugar para un feriado más.

viernes, 20 de septiembre de 2019

"Complemento" (De la autora)- Inspirado en "Cohesión" de María Elena Doleatti


¿En qué rincón pronunciarán su amor?
ese que no habla de ficciones,
tan lejos de la farsa cotidiana,                                                 
el que por su particular pureza
resuena en el tañer de las campanas.
¿Qué espacio contendrá tanta pasión?
esa que se funde con la piel y con la sangre,
la que reverbera en los latidos mutuos                          
del abrazo simple
entrelazando sus almas inmortales.
Ambos se prefieren,
se entregan sin razón ni condiciones,                    
desafiando al tiempo,
fundiéndose con lazos invisibles
que quiebran las barreras,
formando un único elemento.                                    
Ambos existen opuestos, diferentes,
mas ligados por un impulso necesario,
como la luz seduce a la penumbra,                      
la tierra es nada sin el cielo,                                              
y al fuego le urge el agua a sosegarlo.
Yacen allí, ajenos, solitarios,
fruto del artista
que ha plasmado su genio en el cemento,                      
dos fuerzas que profesan armonía,
volcando su energía
en el equilibrio final del complemento.
Nadie nunca sabrá, nunca,    
lo que murmuran con su voz caliza
qué secretos recónditos y ocultos
están grabados en sus formas esculpidas.
Quizás sea un rumor de despedida
o el susurro inicial de una promesa,
mas sin duda el destello del recado                
dejará  su huella eterna en las veredas.                                                         
Sin embargo, el grito del creador se expresa
con una voz imperceptible y muda
que trasciende el tiempo y las fronteras 
y destaca otra forma de lenguaje,                          
y en un intento por honrar la vida                                                              
exhibe su labor con respeto y homenaje.



Inspirado en Cohesión   (Escultura de María Elena Doleatti- 2003-
Ubicada en la Plaza San Martín- Clucellas- Santa Fe)
Dice la escultora de su obra: “Es un bloque compacto de cemento y ladrillos con un poco de hierro en la base y en el cuello. Se realizó por adición. Representa el Yin y el Yang de la creación, y el amor correspondido y desinteresado” (María Elena Doleatti)

martes, 10 de septiembre de 2019

"Carta de un alumno a su maestra"- (De la autora)

Seño:
     Sólo quería aclarar algunas cosas y que queden sentadas antes de comenzar. Compartiremos el espacio diario y estaremos juntos andando hacia una misma meta. Pero vos vas a estar de un lado y yo del otro. En realidad, no sé si tu objetivo es el mismo que el mío, pero de lo que sí estoy seguro es que marcharemos juntos en la tarea.
     Deberás seducirme, no lo dudes. Porque para que yo te siga, tendrás que atraerme y hacer que yo me interese en lo que me cuentas. Y eso se logra sólo con una cuota de seducción que no cualquiera tiene. Pero eso, vas a demostrarlo solamente si sos capaz de involucrarme. Vas a tener que aplicar métodos y técnicas variadas para que no me aburra, disfrazar situaciones, hacerme creer que estoy jugando y lograr que yo disfrute cuando me estás probando. En cierto sentido vas a tener que actuar, como cualquier actor en escena, estudiando tu libreto para cautivar al público. Porque yo voy a ser tu público. Sí, nos evaluaremos mutuamente. Porque la evaluación que me tomes será también tu evaluación. Y solamente habrás tenido éxito cuando el resultado demuestre que yo entendí y sé cómo aplicar los contenidos en las situaciones concretas. Los malos resultados generales también serán tu falla, porque querrá decir que, o no supiste explicarnos, o no te entendimos, o estás evaluando de una manera diferente a cómo nos enseñaste. La evaluación que tomaste el año anterior no siempre se adecuará al grupo actual. Entonces deberás cambiar. No tengas miedo de cambiar, ni de equivocarte. Entenderé si debes buscar información para la próxima clase porque no podés saberlo todo. Por eso, prefiero que no me mientas, así no te perderé el respeto.
     También necesito que seas justa conmigo, que valores mis esfuerzos, mi responsabilidad y mi compromiso, que corrijas mis errores para que no los vuelva a cometer y mantengas tu palabra. Tu palabra es muy importante, no lo olvides. Si me encomendaste algo para hoy, pero la mayoría no lo hizo, no lo dejes pasar. Por lo del respeto, viste.
     Te pido también, que no te tiemble el pulso para darme un premio o un castigo. El premio justo será un estímulo seguro para mí, y el castigo será un llamado de atención que no olvidaré. En ambos casos lo entenderé, aunque me duela lo segundo. Y aprenderé de ello, no lo dudes. Pero también deberás estar segura que el falso premio no dará resultado, y será una mala señal de tu parte.
     Por último, te recomiendo que no me impongas miedo, sino respeto, porque será la única forma que yo valore lo que estás haciendo. Y algo fundamental, que tampoco me impongas tus ideas, sobre todo las políticas, porque me estarás haciendo mucho daño y eso te degradará, no lo dudes. Porque demostrará que no eres capaz de mostrar la realidad sino de disfrazarla como a vos te convenga.
     Será un camino arduo en el que nos deberemos tener paciencia recíprocamente. Sé que te recordaré solo si fuiste justa, honesta y si demostraste pasión en lo que haces, que además, es lo que elegiste hacer.
                                                         Con afecto,
                                                                        Tu alumno

"Llevarás..." (De la autora)

Llevarás siempre en tus ojos
la imagen de tus días frente al aula,
la mirada tierna de tus niños
reflejando toda tu confianza.

Llevarás pegado a tus oídos
un verso, un himno y una marcha,
el murmullo de voces en el patio
y el lejano son de una campana.

Sentirás por siempre entre tus dedos
el roce de una caricia vaga
tocando caritas inocentes,
calmando cabecitas despeinadas.

Y no dejarás que se te olvide
la imagen de la bandera izada,
que en el mástil, al ritmo de la Aurora,
más de una vez te despertó una lágrima.

Conservarás entre todos tus tesoros
una flor... en tu carpeta, aún guardada,
un guardapolvo con todos los aromas
y un puñado de niños en el alma.  

 

Publicado en "Sentate que te cuento"- Editorial De los cuatro vientos- Bs. As. 2009-

jueves, 5 de septiembre de 2019

"Patronales" (de la autora)

     Los zapatos están lustrados. Y el traje de Juan está listo, aún colgado, para que no se arrugue. Es el día de las Patronales de Clucellas y el pueblo se detiene para festejar. Habrá que levantarse temprano porque la misa de acción de gracias es a las nueve y media, con el Obispo. Igual, antes está la Procesión. Irá abrigado. Siempre va abrigado el día de la fiesta. Porque todavía hace frío a principios de septiembre. Y caminar alrededor de la plaza a paso lento hace que se sienta más. La Virgen, impecable, irá cargada en andas llevada por algunos voluntarios, y los niños caminarán arrojándole pétalos de rosas que caerán como lluvia sobre su manto mientras los fieles la acompañamos rezando. Antes era llevada por muchachas solteras, muchas veces escoltada por Granaderos; hubo un período en que era transportada por conscriptos, pero ahora no hay un criterio determinado. Algunas cosas han cambiado demasiado, piensa Juan, y una gran melancolía lo invade como queriendo retornar a aquellas épocas. Siguiendo con sus evocaciones determina que tampoco habrá bombas. La primera se arrojaba en la víspera, cuando caía el sol, y luego, el día de la Fiesta se anunciaba, al amanecer, muy temprano, el comienzo de las jornadas patronales. Un primer estruendo despertaba a la población en su conjunto; era como un despertador masivo para que todos abriéramos los ojos al mismo tiempo y nos comenzáramos a preparar para los festejos. Luego, se arrojaban otras para acompañar la Procesión, provocando el estremecimiento de algunos distraídos, el llanto de unos pocos niños y el inminente revuelo de los pájaros de los alrededores. Por eso se suspendieron, para no asustar a los animales; muchos perros desaparecían por unos días a causa de los explosivos, igual que en Navidad y Año Nuevo. Igualmente sigue siendo una fiesta, decide Juan mientras se pone el traje con mucho cuidado. Los zapatos se los colocará antes de salir, luego de desayunar, para que no se ensucien. Su traje, está quizás un poco pasado de moda. Pero es un traje, y la ocasión lo amerita. Recuerda que la ropa que se compraba para las patronales tenía que usarse igualmente, sin importar si el clima no era el adecuado. Su hermana y su madre modificaban los vestidos para que parecieran nuevos, agregándole o quitándole algún detalle, porque la mayoría de las mujeres de la familia sabía coser. Corte y confección habían estudiado. Ya
es la hora. Las campanas de la iglesia anuncian el comienzo de la Procesión en pocos minutos. Se coloca los zapatos, se apresura frente al espejo con los últimos retoques y sale a la calle camino a la plaza. El sol está radiante y eso ayuda a que mucha gente mayor, como él, pueda cumplir con el ritual anual. La Procesión sale de la Iglesia así que tendrá que caminar varias cuadras; a él nunca le gustó eso de “engancharse” en la vuelta. Ni bien cruza la puerta de su casa ya puede escuchar la propaladora con las canciones religiosas, de donde saldrá la voz que conducirá el rezo hasta el Templo. Cuando él era joven solía haber una banda que acompañaba la doble fila de peregrinos, también hubo ocasiones en las que alguien encabezaba el recorrido con un megáfono para que todos pudieran escuchar. Su trayecto hasta el templo le permite seguir recordando. Al llegar a la puerta de la iglesia, se coloca detrás de aquellos que arribaron antes que él. La cola es larga y lo será aún más a medida que vayan acercándose los vecinos más remolones.  Mientras va recorriendo el sendero perimetral ya puede ver los stands de los vendedores que, como todos los años, llegan al pueblo con la mercadería o los juegos que tienen para ofrecer. Se forma como una feria, que mientras fue pasando el tiempo, fue mutando también, adaptándose a las necesidades de la sociedad. La ruleta, el peludo, el alquiler de carros y los saltarines fueron suplantando a la carrera de embolsados, la sortija, las piñatas llenas de harina y caramelos, las carreras de obstáculos y el palo enjabonado con un lechón de premio. Y cuando llega la noche, es el momento del tradicional baile.  El salón del Club Florida aún mantiene la estructura por donde pasaron tantas reuniones sociales, y entre ellas, las de las fiestas patronales. Aunque antes de realizarse allí, se hacían donde ahora es el Salón Cultural de la Biblioteca Bonini, lo que luego funcionó como cine. Igualmente la antesala de los primeros bailes fueron los Pabellones. Juan recuerda cuando llevaban a todos los niños al campo a la casa de un tío para que no molestaran cuando los ensamblaban. Esas estructuras tenían piso de madera y estaban cubiertas por una carpa donde se bailaba al compás de alguna orquesta Típica como la Gomez-Vazquez, que tocaba especialmente tangos, milongas, pasodobles y valses; o Característica, que interpretaba además jazz, foxtrot o tarantelas, entre otros ritmos más modernos. Pero él no tuvo la oportunidad de bailar en esos pabellones que tuvieron su apogeo en los años treinta y cuarenta, allí transitaron sus padres y sus abuelos, y ese recuerdo lo remonta a imaginar las historias de amor que se habrán gestado sobre esas tablas, cuando no había computadoras ni celulares para concertar citas, y los horarios máximos de los eventos no pasaban la medianoche. También recuerda que tenía una única camisa que debía cuidar para los demás bailes de la zona, porque las fiestas patronales de los pueblos vecinos se festejan casi todas en la misma época. Su memoria va y viene en el tiempo constantemente, trasladándolo a situaciones imaginarias que lo conmueven y lo transportan. Ya casi está por la mitad de la Procesión cuando visualiza, casi como por arte de magia, las llamadas “vuelta del perro” en la plaza, donde los varones giraban en torno al predio yendo para un lado y las mujeres para el otro, para poder verse a los ojos en el punto de coincidencia. Era como un juego de seducción sin palabras, donde la mirada tomaba fuerza y transmitía mensajes. Y luego, estaban las reuniones familiares. La casa paterna era el escenario de los festejos, donde largas mesas con abundante comida, preparada durante días, despedían aromas mezclados, de los salames de las carneadas, las tentadoras mayonesas, el lechón adobado y otras exquisiteces para compartir con los parientes del dueño de casa. Aún tiene grabado en sus oídos las conversaciones en piamontés entre sus familiares mayores, dialecto que fue aprendiendo de a poco, a través de las canciones o charlas que escuchaba diariamente, porque los abuelos de Juan habían llegado de Italia a principios del Siglo XX, acarreando su idioma, sus costumbres y tradiciones.          
     Esas fueron y seguirán siendo nuestras fiestas patronales. Una jornada de contemplación y respeto respaldada por la fe religiosa, pero también de descanso de las tareas laborales y de festejo, que revela las más hondas rutinas y las raíces del pueblo. Por eso, hoy, como todos los ocho de septiembre hace más de sesenta años, una vez más, Juan  asiste a la misa, se dará una vuelta por la plaza y compartirá alguna reunión con algún amigo, tomando un vermouth, quizás en el Bar Bessone. Y así lo seguirán haciendo sus hijos y sus nietos, a través de generaciones, aunque cambien algunas costumbres y aunque los ritos no sean los mismos, ya que el orgullo pueblerino será lo que los mueva y los identifique.


1er Premio Centro de Revisionismo Histórico SALAC y Revista Ay Patria Mía.  (Córdoba) -2017