En el día del animal, un homenaje...
y cómo llora la casa...
Si hasta tu tierna diablura
quedó prendida a tu manta
y vuelca sobre nosotros
un mar de tristeza y lágrimas.
Y yo...te quería tanto,
y ya estaba acostumbrada
a invitarte con un ¿vamos?
para pasear por la plaza,
y saltabas de contento,
y corrías, y jugabas,
y siempre con tus ladridos
a más de uno asustabas,
mas no ladrabas por malo,
ladrabas porque ladrabas...
Pero hoy llegué, y el silencio
inundó toda la casa
y cuando entré a buscarte
me dijeron que no estabas,
que habías salido a la calle
a jugar como jugabas
y la rueda de un camión
te hizo perder la batalla.
¿Por qué no me lo dijiste?
te fuiste y yo no estaba
y ahora tengo que ir sola
a dar vueltas por la plaza.
Sólo ha quedado tu foto,
un hueso viejo, tu manta
y la lata que cada día
te abastecía de agua.
Qué solo y triste está el patio
y cómo llora la casa...
si hasta a veces por las noches,
cuando los perros se callan
siento un ladrido perdido
desde una estrella lejana.
Publicado en el libro “Sentate que te cuento”- Editorial de
los cuatro vientos- Bs. As.- 2009
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