PRÓLOGO DEL LIBRO
Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma.
No vienen de ti sino a través de
ti
y aunque estén contigo…no te
pertenecen…
El profeta- Khalil Gibran
Y allí están siempre nuestros hijos.
Aunque no estén presentes, están siempre. Porque los llevamos en nuestros ojos,
en nuestra voz, en nuestra piel. Porque son
nuestro motor de acción, de búsqueda constante, de trascendencia.
Allí están, sin más, cumpliendo con una
función en nuestra vida, con su sola existencia. Portando, a veces, nuestros
rasgos y nuestros gestos, en los que nos reconocemos por esa magia de la
naturaleza.
Allí están. Con sus sueños y con sus
miedos, de los reales y de los ficticios. Cargando una mochila con todo lo que
irán recopilando o descartando en este recorrido común a todos.
Allí están, monitoreados desde un
principio, para que el camino tome cierta dirección, guiados luego por un
tiempo prudencial, hasta que ellos mismos cuenten con los elementos necesarios
para tomar el timón, ése que los llevará a donde ellos decidan.
Entonces sí, habrá llegado el momento de
soltarlos. Y arrastrarán todo. Las canciones de cuna, las imágenes, los olores, los besos antes de
dormir.
Y se irán, con nuestros gestos y con
nuestros rasgos, con nuestras palabras que aprendieron copiándonos. Con sus
sueños, con sus miedos.
Y a pesar de
nuestros miedos.
Beatriz Chiabrera de Marchisone
2 comentarios:
Quienes te conocemos sabemos que es más que poético lo que escribís, especialmente de los hijos.Gran escritora y mejor mamá.FELICITACIONES BEA!!
Excelente y real !
Felicitaciones Genia !
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