Se piantó por la orilla de la
luna,
la mishiadura abandonó en las sábanas,
la mishiadura abandonó en las sábanas,
apuró unos tragos de recuerdos
y piró a trajinar la madrugada.
De las noches de estaño y de
gotán
le quedaron las mentas y las
lágrimas.
En la facha cruzado un hondo
feite
y de barbijos embretada
el alma.
En la penumbra gris de un
bodegón
quiso entre curdas
demostrar la hilacha.
Echó mano al bufoso y,
presumiendo,
buscó pendencia, recibió una
biaba.
El espejo cascado del boliche
le devolvió una imagen que
dio lástima.
La papusa que siempre fue su
sombra
de sus desplantes de malevo
harta
tomó sus pilchas y una tarde
oscura
abandonó el bulín sin decir
nada.
Era una mina posta aquella
jermu,
una naifa fetén, bien de la
planta,
que empeñó su buen nombre mientras
pudo
resistir la insolencia de aquel
tránsfuga.
Al fin la vida lo dejó forfai
con fama de atorrante y de
capanga,
un jailaife venido a poligriyo,
solari y perseguido por la
cana.
Quiso volver y desandó caminos,
le tiró el lance a una mishia
esperanza
que no se le rindió porque
sabía
que era un balurdo, un mísero
malandra.
2º PREMIO en el
Concurso de Poesía en Lunfardo. (Canelones- Uruguay)
No hay comentarios:
Publicar un comentario