Mañana, no sé,
pero hoy tengo ante mis ojos
un mundo en agonía,
la lluvia que moja, lluvia enferma,
son lágrimas que queman mis mejillas,
nos hemos gastado el aire puro,
andamos por bosques descartables,
con trajes de muerte, mostrando las heridas,
con grietas que sangran ríos en terapia
y flores de metal en sus orillas.
Mañana, no sé,
hoy huelo una tierra hipotecada,
hilvanada en fragmentos en su geografía,
alzando una plegaria silenciosa,
echando un manotazo hacia la vida,
con gemidos de montes devastados,
de hielos usurpados
convertidos en cenizas.
Mañana, no sé,
quizás juntemos los escombros
de aquella tierra que latía,
tal vez guardemos en museos
al oso polar, al panda y al gorila,
y sigamos andando, así, como si nada,
entre cielos manchados, disfrazando las llagas,
vestidos de caos y de hipocresía.
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