A Pablo Neruda (con P de Pablo...)
Pablo pinta poemas que parecen postales
y pincela con rimas su profunda pasión
sus palabras son brochas que acuarelan las
frases,
que modelan su porte de poeta y pintor.
Pablo esparce chispitas que iluminan sus
versos
cuando traza las coplas de una nueva canción,
poco a poco se tiñen con destellos plateados
los papiros eternos que guardarán su voz.
Pablo absorbe el murmullo de aquel mar que lo
arrulla,
y la sal se le incrusta en su piel de cantor,
las gaviotas se apropian de sus odas costeras
cuando labra en la arena su plegaria de amor.
Pablo guarda en un puño sus pigmentos de
artista,
y su pluma palpita cual cincel de escultor,
el papel se estremece con el pulso perenne
de la mano que guía como un firme timón.
Pablo plasma su pena en sus “versos más
tristes”,
las estrofas pregonan su profundo dolor,
él estampa en la noche los matices intensos
que fulguran las huellas del amor que partió.
El Pacífico guarda el fervor de su canto
en maderas crujientes de algún viejo vapor,
y la espuma acarrea el mensaje mojado
como un mapa en vocablos que dejó el trovador.
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