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LIBROS PUBLICADOS POR LA AUTORA
(poesía y narrativa)
"DE LOS HIJOS" (2014)- Ediciones Mis Escritos (Bs. As.)

Rincones y Acuarelas I (Poesía) -2019- La Imprenta digital (Bs. As)

Rincones y Acuarelas II (Narrativa)- 2019- La Imprenta digital (Bs. As.)

Los encontrarás:
En Rafaela (Santa Fe): en Librerías "EL SABER", "PAIDEIA" y "FABER".
En San Francisco (Córdoba): en Librería "COLLINO"
y en otras librerías del país.

domingo, 30 de junio de 2019

"La siesta" (por Jerónimo Castillo)

Avanza por entre el monte
el bochorno de la tarde
y la chicharra le canta
con translúcido ropaje.

Pasó de largo la siesta
donde lograron juntarse
travesuras de los niños
en ausencia de sus padres.

Junto al aljibe las huellas
descalzas dan el detalle
de las veces que buscaron
beber frescura y mojarse.

La honda colgada al cuello
que hace temblar los cristales
y escapó de la requisa,
no le ha de faltar a nadie.

Aunque el rezongo materno
marcó espacios especiales
donde descansar la siesta,
siempre fue lindo asolearse.

La caza de lagartijas
muy cerca de los tunales,
con la iguana corredora
fueron de esta fiesta parte.

Estos niños que repiten
las mismas barbaridades
con que nosotros hicimos
más llevadera la tarde,

encuentran en la aventura
gnomos, duendes y otros grandes
habitantes de la siesta
que la memoria me trae.

Por eso recuerdo ahora
raspones que aún me arden,
las picaduras de abejas
cuando bajaba panales,

torceduras, moretones,
ampollas, hilos de sangre,
de escapadas sin permiso
o en ausencia de mis padres.

Del libro "Vecindad Cerril"- 2ª Edición- San Luis- Marzo 2019 


JERÓNIMO CASTILLO:  Escritor argentino (Luján de Cuyo, Provincia de Mendoza, 1943). Ha obtenido el primer Provincial de Poesía 1975 y Premio Departamental por Guaymallén-Mendoza (Grupo Icthios); el primer Premio “Día de la Tradición” (poesía, 1976) del Círculo de Mujeres Intelectuales de Mendoza y Círculo de los Poetas (filial Mendoza), y el primer Premio Nacional de Literatura organizado por la Dirección de Asistencia a la Ancianidad e Invalidez (Mendoza, 1993). Ha publicado los libros de sonetos Pórtico (1975) y Testimonio americano (1989), los poemarios Minotauro (1994), Corazón de puma (1997), Vecindad cerril (2001), Horcón (2001), Antología del vino (2004) y Antología del amor (2004), y los ensayos Río Quinto: problemática y soluciones (en coautoría con Carlos J. A. Sergnese; 2000) y En busca de la integración americana (1995), entre otros títulos. Asimismo, ha sido incluido en varias antologías.

sábado, 15 de junio de 2019

"Dependencia" - Con un poco de humor (De la autora)

Siempre me he resistido a las dependencias. Ni bien me levanto, descubro que habrá corte de luz programado (información que me perdí), y por lo tanto deberé cambiar algunos hábitos de la mañana. Por lo pronto, no puedo poner el lavarropas. Total, con la humedad que hay, puede esperar. Me propongo preparar el desayuno. Descarto la pava eléctrica, no es tan grave. Busco las luces de emergencia para “salir del paso” pero no funciona ninguna. Recurro a una linterna y enciendo un par de velas, que reparto entre la cocina y el comedor, porque con la luz natural de las ventanas no alcanza, porque está nublado. Resultó ser un desayuno romántico. Siguiendo con la rutina, hay algunas actividades que también deberé postergar, ya
que tengo que hacer algunas cosas con la computadora. Decido hacer una torta; busco la receta y preparo los ingredientes. Cuando pongo la manteca y el azúcar en el bowl, me doy cuenta que no puedo usar la batidora. Menos mal que voy a tenis y tengo un poco de fuerza en los brazos. El horno es a gas, así que hornearla no es un impedimento. Mientras espero, me siento a escribir esto. Tomo dos hojas de papel y una lapicera – ya que no puedo hacerlo en la computadora- y me pongo los lentes. Luego de un rato, me doy cuenta que debo cambiar de posición para no hacerme sombra con la mano que interfiere con la luz de la ventana. Ya son más de las 11 y la mañana está perdida. O no. Quizás haya disfrutado el desayuno romántico, la preparación de la torta sin electrodomésticos que agilicen la tarea, y la escritura a mano del texto. Y sí, la dependencia muchas veces nos lleva a hacer lo mismo todos los días. Quizás esté bueno cambiar de vez en cuando.

martes, 28 de mayo de 2019

"El salón"- (De la autora)



     Mientras caminamos alrededor de la pista, haciendo las últimas vueltas de la clase de gimnasia, tratando de recuperar la respiración normal, mi mente retrocede de pronto, en el tiempo. Tengo ese hábito, el de hacer varias cosas a la vez; en algunas ocasiones esto me ha traído algunos problemas. Pero camino y pienso, no sé cuántas veces he pisado estas baldosas en damero amarillas y rojas, y cuántas historias guardan estas cuatro paredes.

     En realidad no importa cuántas veces sino en qué ocasiones lo he hecho. Y voy más atrás, mucho más atrás, hasta donde me permite la memoria. Mientras voy recorriendo los distintos rincones del salón, encuentro situaciones, percibo momentos, y escucho voces y melodías que me atrapan y me estremecen.
     Paso frente al escenario que ya no tiene el pesado telón de paño rojo, y descubro a una niña de unos nueve o diez años, de cabello largo y flequillo, que está entregando flores a las quinceañeras que van apareciendo mientras escuchan sus nombres, en el tradicional Baile de 15 años, y que bajan a bailar su primer vals. Esos acontecimientos sociales, que engalanaban al Club Florida y al pueblo, atraían a todas las adolescentes de la zona a presentarse en sociedad, y por supuesto, a todos los galanes disponibles que permanecían atentos debajo del escenario.
    Continúo caminando en sentido contrario a las agujas del reloj y llego a la ventana angosta y alargada que está ubicada en la parte noreste, donde era la cocina, y que habilitaba la salida de la comida para los almuerzos o cenas que se realizaban en distintas celebraciones como Fiestas Patronales, casamientos o cumpleaños. Y escucho las voces de las mujeres cocinando, riendo, disfrutando. Damas de esa época que dedicaban tiempo y esfuerzo para ello. Los aromas a platos recién horneados me deleitan, y veo salir a los mozos con sus impecables chaquetillas blancas y sus bandejas cargadas. Los esquivo y sigo caminando.
       Un poco más adelante, paso exactamente donde yo estaba sentada la noche en que mi marido me sacó a bailar por primera vez, en un baile, por allá por mayo de 1981. Todavía recuerdo mi corazón latiendo y mis piernas temblando; mis ojos lo buscaban entre los muchachos que se alineaban delante de las mesas donde nos sentábamos nosotras, esperando la “cabeceada”. Y allí está Pepe; acepto la invitación. Recorro con la vista el trayecto que hice desde mi silla para llegar hasta él, donde luego bailamos al ritmo de la orquesta, exactamente adonde estoy pisando ahora. El mundo se había detenido a nuestro alrededor, y allí comenzaba nuestra historia.
      Sigo caminando. Llego a la entrada de los camarines ubicados a ambos costados del escenario, que hasta hace poco estaban llenos de agua por las repetidas inundaciones ocurridas- increíblemente el agua los anegó, algo que no había sucedido nunca- y puedo ver los trajes y disfraces colgados en perchas, las madres maquillando y peinando a sus hijos en las veladas escolares, y los actores listos para salir a escena en las tareas de la “Campana de Cristal”. El bullicio pasando letra o recordando coreografías se escurre por todos los rincones; las voces de las maestras o directores apresurando el tiempo para salir a escena o aprontando los últimos retoques de alguna obra se filtran por las rendijas e invaden el salón. Y aunque ninguna de mis compañeras de gimnasia los escucha, yo los tengo en mis oídos, claros y presentes. Me lleno de recuerdos. Y eso hace que me distraiga de la actividad que estoy realizando, trasladándome, transportándome mágicamente. La mente tiene ese poder que no podemos desperdiciar.
     Allí, sobre el escenario, también me encuentro con mis compañeros recibiendo el diploma de quinto año, de manos de nuestros profesores, en una fiesta cargada de emociones. Tengo que leer el discurso final de despedida representando al grupo. Con esas últimas palabras marcamos el fin de una etapa y el comienzo de otra. Allí nos separaremos y cada uno seguirá su rumbo. Algunos volveremos a encontrarnos más adelante en la vida. Abajo están la familia, los novios, los amigos; gente de mi pueblo que está para compartir el evento.
     Sigo el trayecto y escucho las ruedas de los patines de mis hijas pasando a mi lado; me rozan con sus brillosos trajes de lentejuelas y lameta, y una vez más la música para acompañar la coreografía del Festival de fin de año, me seduce, los aplausos llenan la sala. Más adelante, escucho el vals de mi casamiento y veo a los invitados, algunos de los cuales ya no están, levantándose de las mesas para no perdérselo; el fotógrafo estará inmortalizando la situación también, en los distintos rincones del salón. Esa noche, he danzado por esas baldosas junto a mi marido, pasando exactamente sobre las huellas cuando bailamos por primera vez, antes de ser novios. Percibo una sensación muy extraña, casi mágica, que me llena el alma. También el vals de los quince años de mis tres hijas me rememora las imágenes de las respectivas fiestas en este mismo lugar; en un rincón encuentro las serpentinas y algún gorro dejado al descuido.  
     Completo la segunda vuelta y regreso al escenario, y allí está mi hijo, con la camiseta a rayas roja y blanca recibiendo su primer trofeo de la escuelita de fútbol, con una emoción que sé que lo embarga y que no va a olvidar.  Más adelante, también estaremos allí, festejando campeonatos y levantando copas, y sonará el himno de Florida, llenándonos los ojos de lágrimas.
     Himnos, valses, voces y aromas. Historias que comienzan y que terminan. Festejos y celebraciones sociales y familiares. Y esas baldosas rojas y amarillas, con tantas huellas…
      Ya hemos terminado la clase de gimnasia, donde mi hija, es la Profesora, y cuando llego a la puerta para irme, percibo una campana que suena. Entonces me detengo una vez más mientras mis compañeras se dirigen a la salida,  y me sorprendo al escuchar las voces del Jefe y de Lili,  anunciando: *“Tarea cumplida”.

Nota:   Frase con la que se finalizaba cada tarea en la “Campana de Cristal”.

En el día de los Jardines de Infantes. "En idioma de niño" (De la autora)

De niños vamos por la vida
pisando muy despacito,
explorando los rincones,
investigando escondrijos,
juntando los aromas
y guardando los sonidos
que entran por las rendijas,
que suben a un pentagrama,
y forman una balada
que explota en nuestros oídos.
Andamos, palpando todo,
recogiendo en los bolsillos
las formas y los colores,
que se escurren de las manos,
que suben por las paredes
que rebotan y hacen lío,
y que en idioma de infancia
nos pincelan travesuras
de reyes y de princesas,
de héroes y duendecillos
que se meten en los sueños
usurpándonos la almohada,
indiscretos y atrevidos.
Nos topamos con senderos,
que se bifurcan, dañinos,
y van formando figuras
que saltan sobre los muros,
haciendo audaces piruetas
que cruzan puentes y ríos,
y que nos mojan la risa
y nos salpican los ojos
cuando andamos muy deprisa.
Senderos muy caprichosos,
que se alejan sin aviso,
que trepan a las montañas,
esquivando telarañas,
buscando a los personajes
de aquellos cuentos perdidos,
escondidos en cabañas,
en cavernas milenarias,
en el fondo de los mares
o en legendarios castillos.
Y mientras vamos andando
por esos nuevos caminos
nos tropezamos con brujas
cargando grandes maletas
repletas con sus hechizos,
con hadas buenas que cantan,
con un lobo perseguido,
con un zapato extraviado,
un muñeco de madera
o siete enanos dormidos.
Qué lindo es este idioma
que aprendemos de chiquitos!
Nos encontramos de pronto
con despistados fonemas
que andan por allí rondando
apodando todas las cosas
que pasan por la vereda,
que irrumpen improvisados
entrando por las ventanas,
y no entendemos qué es eso
que suena a un recitado
que va de la  A a la  Zeta.
Qué lío grande y confuso
se nos forma en la cabeza!

Y de repente, el Jardín,
como por arte de magia,
se nos cruza en el camino,
con caritas asustadas,
en un manojo de niños,
para ordenar los senderos,
las formas y los sonidos.
Y comienza la aventura,
y aparece el desafío.

Entre grafismos y letras,
entre cuentos y canciones,
entretejemos un sueño
con lápices y crayones.
Aprendemos convivencia,
jugamos con emociones
moldeamos con plastilina
nuestros propios corazones,
realizamos un collage
con distintos materiales
con un poquito de sol
y con aromas de azahares.
Honramos nuestra bandera
cantándole fuerte y alto
para que escuchen los duendes
que andan, por ahí, jugando,
y sembramos semillitas
de energía y de esperanza
para que broten los sueños
donde los sueños no alcanzan.
Los títeres son amigos
que nos toman de la mano
para llevarnos a un mundo
con ilusiones de plástico.
Con bloques y con objetos
armamos grandes ciudades
donde no existe el rencor
y andan gnomos por las calles,
y recortamos estrellas
de un cielo azul de algodón,
armamos rompecabezas
con pedacitos de amor.
Entre témperas y masa,
con tizas y con fibrones,
dibujamos en el aire
pensamientos de colores,
y al final, nos llevaremos
nuestros bolsillos repletos
de trozos de fantasía
y de rodajas de sueños.



viernes, 17 de mayo de 2019

"Ayer anduve mi infancia" (De la autora)- Elige el final que más te guste



Te propongo que votes con cuál final te quedarías ... te doy dos opciones.

Por las rendijas del tiempo,
ayer anduve mi infancia.
Autora: Josephine Maldonado
Sin péndulos ni relojes,
me sumergí en la nostalgia,
los aromas y las voces
y las canciones guardadas
fueron colmando el silencio,
fueron trayendo la magia.
Y me fugué en bicicleta
por los veranos de nácar,
escapando por las siestas
de travesuras lejanas,
y me empapé con los juegos
de canicas y payanas,
de rondas multicolores
que siguen rondando el alma,
y de cometas volando
como si tuvieran alas.
Me escabullí, clandestina,
por las tardes perfumadas
de lilas jacarandaes
y de columpios de lana,
y recorrí los senderos
espiando en las ventanas,
como buscando los ecos
de risas y de campanas.
Y me encontré, sin aviso,
con un ratón con su carga
que acomodaba los dientes,
y las monedas de plata,
y un Santa Claus indiscreto,
con su bolsa colorada,
que rondaba por los sueños
y cornisas de la casa.
Y me sorprendió la noche
en el medio de mi infancia,
donde mi niñez, dormida,
sin prisa, se columpiaba,
con su reflejo, la luna,
iluminaba mi hamaca,
y las estrellas colmaron
los rincones de la plaza.
Retomé mi bicicleta,
recogí la luna blanca,
y la guardé en el bolsillo,
con canicas y payanas,
con travesuras de siestas
y con columpios de lana.

   FINAL   1                                         FINAL  2
Y desperté sin la luna,                Y desperté con la luna
junto a mi almohada mojada,      en un rincón de mi almohada,
y mis bolsillos…vacíos,              y mis bolsillos cargados
sin canicas ni payanas.                 de canicas y payanas.

sábado, 27 de abril de 2019

"Carta para Sergio" (De la autora)

A Sergio Denis
 
“La vida vale la pena” Sergio, vos lo cantaste. Te iniciaste en la canción desde muy pequeño. Ya a los 16 años integrabas la banda “Los Jokers” y recorrías los alrededores de Coronel Suárez con tu voz. “Los Bambis” fue tu otro grupo musical antes de lanzarte como solista. Como todos los grandes cantantes, pasaste por los “Sábados Circulares” de Pipo Mancera, en Canal 13. Desembarcaste en el cine en una que otra película, y en 1974 fuiste el primer cantante melódico argentino en actuar en el Teatro Ópera, con una orquesta de 36 músicos. Recibiste premios, grabaste temas con tus pares y también incursionaste en otros géneros como el folklore, y te animaste a interpretar canciones en español que antes habían sido grabadas en inglés, como “Pipes of Peace” (Pipas de la paz) de Paul Mc.Cartney o “Nothing’s gonna change my love for you” (Nada va a cambiar mi amor por ti) de Glenn Medeiros. Participaste en un disco navideño con una versión propia de “La Misa Criolla” de Ariel Ramírez. Pero el pop melódico y la balada romántica eran lo tuyo. Son lo tuyo. Recientemente, en 2017, recibiste el premio Gardel al Mejor Álbum Artista Romántico Melódico, y en 2018, el premio Gardel a la Trayectoria, de la mano del Presidente de CAPIF, por tu destacada carrera discográfica en 49 años.
El 11 de marzo estabas dando un recital en el Teatro “Mercedes Sosa” de San Miguel de Tucumán, cuando caíste del escenario, frente a tu público que no podía creer lo que estaba ocurriendo. La ironía del destino hizo que te dispusieras a cantar “Te llamo para despedirme” justo en ese instante. Quizás estabas demasiado concentrado, tal vez te encandilaron las luces. Te repito, tu público no lo podía creer. Fuiste parte de mi adolescencia Sergio. Tuve la suerte de verte en el escenario, y en una ocasión  te crucé en la calle, cuando estabas entrando al Cine-Teatro Belgrano de Rafaela. Mucho me has acompañado; tantas noches te he escuchado. No creo que sea el momento para partir. Quizás tu voz deba seguir sonando en las radios, en los autos, en los festivales, en los teatros. Para que podamos identificarnos cuando cantás “Gigante, chiquito”, o alguna melodía como “Por ti” nos retrotraiga a los danzantes de los 80. La vida vale la pena Sergio. Pensalo. 

Sergio Denis - Wikipedia, la enciclopedia libre



martes, 16 de abril de 2019

"Notre Dame" (De la autora)

Todo el dolor, todo,
y toda la impotencia,
y toda la historia convertida en llamas,
en humo oscuro y ominoso,
en fuego irreprimible,
que reprime el sonar de las campanas,
y el tejado y la bóveda y la aguja
y la armadura de vigas milenarias
se desplomaron sin tregua alguna,
sucumbiendo al poder de la fogata.
Se oscureció el cielo
y brotó la angustia,
zozobra universal en el corazón de Francia,
y la hoguera arrasó con la memoria,
con ritos medievales,
y tradiciones y leyendas y fantasmas.
Dicen que por allí anda un Jorobado
deambulando enlutado
entre los vestigios de la gran fachada,
buscando un refugio, un campanario,
en el tétrico escenario
donde perdió el amor de una gitana.
Así, como si fuera un bombardeo,
como si de repente el mundo se acabara,
la destrucción se apoderó del aire,
del tiempo y del espacio
y de todas las miradas,
del ave que rondaba el cielo negro y tenebroso,
del Sena, sus paseantes y sus aguas
que no bastaron para impedir las cenizas,
para calmar tanta tristeza,
en medio de la ciudad entre las brasas.


martes, 2 de abril de 2019

Día del Veterano y de los caídos en la Guerra de Malvinas- "Reina Madre"- (Raúl Porchetto)



Sonriendo despidió a su madre
iba al sur del Atlántico
El reino lo ordenaba
es que unos salvajes osaron molestar
el orden imperial y pagarán

Tanques ,aviones, barcos y municiones.
Madre, estate tranquila
el mundo así camina.
Son del sur de la tierra,
¿qué nos podrán hacer?
somos distintos, somos mejores.

Pero madre, ¿qué está pasando acá?
son igual a mi y
aman este lugar tan lejos de casa
que ni el nombre me acuerdo.
¿Por qué estoy luchando?
¿Por qué estoy matando?

Hoy la Reina pasea en los jardines
el sol besa sus rosas, la vida le sonríe
el Parlamento cuida que todo siga igual,
que nada perturbe su calma.

Luego tendrá una premier de cine
de un director famoso
que cuenta los flagelos
de la guerra y los hombres
y se emocionará (la reina) y aplaudirá su buen final

Pero madre, ¿qué está pasando allá
eran igual a mi
y aman ese lugar tan lejos de casa
que ni el nombre me acuerdo
¿Por qué estuve luchando? (mi Dios)
¿Por qué estuve matando?
Nunca más, nunca más, nunca más…







Reina madre es una canción escrita e interpretada por el músico de rock argentino Raúl Porchetto.
Según su autor, Raúl Pochetto; compuso la letra de su canción un estado de desesperación y de tristeza mientras escuchaba por radio las últimas noticias sobre el avance argentinos durante el conflicto armado que atravesaba con Gran Bretaña en la guerra de Malvinas, en el año 1982.


"Escuchaba una estupidez generalizada, los comunicados, "bajamos un avión", como si estuvieran ganando 2 a 1, veía que estaban mandando pibes, y no sabían que no se vuelve de un partido perdido. Y todos se prendían, los medios, incluso gente amiga, yo no sabía si estaba loco, parecía que había bajado de otro planeta. Y “Reina Madre” surge así, yo me había sentado al piano y tenía esa melodía dando vueltas. Un día termino de escuchar un comunicado por la radio en el comedor diario de mi casa, no podía más, cerré la puerta, me senté y empecé a escribir como si alguien me lo dictara, “Sonriendo despidió a su madre...”. Escribí toda la letra de corrido, y sólo taché una palabra."
                          Raúl Porchetto. Entrevistado el 29 de marzo de 2008.

Día del Veterano y de los caídos en la guerra de Malvinas

domingo, 31 de marzo de 2019

"Fue en un mayo otoñal"- (De la autora)


Con motivo del Gran Premio del Centenario
de la primera carrera organizada 
por el Club Atlético de Rafaela   
Fue en un mayo otoñal,
hace ya una centena de años,         
que un grupo de intrépidos volantes,
en la Perla del Oeste
se alinearon.
Los coches desfilaron con destreza
por terrenos arriesgados,
atreviéndose al límite del tiempo, 
desafiando curvas y badenes,
deslumbrando a los testigos del milagro.
La pista improvisada
irrumpía sin permiso por los campos,
abrazando a un manojo de pueblos
que fundían su pasión en un abrazo.
Rafaela, Lehmann y Ataliva,
Sunchales, Tacurales y Morteros,
Porteña, Luxardo, San Francisco,
Clucellas, Saguier, Susana,
y luego a Rafaela de regreso.
De pronto,
el eco invadía los serenos pastizales
con sonidos mecánicos,
y hechizaba a campesinos y tamberos
que a la sombra natural de una arboleda,
o trepados a los cercos y alambradas,
descubrían un lugar privilegiado.
Pero el estruendo deportivo
espantaba a las manadas y rebaños      
que no entendían la hazaña
de aquellos pilotos
domando a los bólidos clásicos.
Los máquinas sonaban extranjeras
Bianchi, Chalmer, Studebaker,
Chevrolet, Dodge, Overland,
y sus huellas quedaban en la historia,
y a su paso fugaz,
deliraban los fieles entusiastas,
haciendo alarde en la victoria.
La aventura cumplió su recorrido
y sobre aquellos hombres valerosos
cayó la bandera a cuadros:
Gallé, Valenti, Colombetti,
Víttori y Cohen,
seguidos por Macchi y Piovano.
Fue en un mayo de la Patria,
de hace un centenar de años,
y hoy los motores vuelven a rugir
en la línea de largada,
y ya se escuchan cercanos,
nuevamente se levanta el polvo del camino,
la pampa gringa se viste de fiesta,
en el mismo entorno centenario.
Y vuelve a bramar la competencia,
y regresa el abrazo,
de aquellos carros que conquistan la memoria
de simpatizantes y fanáticos,
que al costado de la carretera
se envuelven en sonidos veloces y mecánicos.

sábado, 23 de marzo de 2019

"No te enamores"- (Martha Rivera)

"...No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe... No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca. No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma. No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música. No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y sienta un inmenso horror por las injusticias. Una que no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo. No te enamores de una mujer intensa, lúdica, lúcida e irreverente. No quieras enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, JAMÁS se regresa..."

MARTHA RIVERA:  Nació en Santo Domingo,  República Dominicana, el 19 de enero del 1960 y es biznieta del gran poeta dominicano Gastón Fernando Deligne. Es poeta, narradora, ensayista, investigadora y articulista de opinión, destacada en la promoción literaria denominada “Generación de los 80s”.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Trámite (De la autora)

Tengo que hacer un trámite para averiguar algo por teléfono. Con el celular, marco el número. Me atiende una computadora que me informa que espere en línea para comunicarme con uno de sus representantes. Espero. La música es bastante agradable para hacerme compañía. Mientras, junto algunas cosas que están dando vueltas por la casa, siempre con el teléfono pegado a mi oreja. Me atiende alguien: -Buenos días, le habla Camila, en qué puedo ayudarle?. - Buenos días, mire yo tengo que hablar con Fulano de Tal. – En seguida le comunico, espere en línea. Otra vez la musiquita. Espero. Y voy acomodando otras cosas, junto una tijerita que no debería esta aquí, abro ventanas para que entre el sol, levanto ropa sucia para poner en el lavarropas. De pronto, silencio en la línea. Se cortó, pienso. Vuelvo a marcar el número. Luego de esperar nuevamente a un representante humano con el acompañamiento musical, me atiende alguien. Otra persona. -Buenos días, le habla Noelia, en qué puedo ayudarle?. – Buenos días, recién llamé para hablar con Fulano de Tal y me dijeron que espere, pero creo que se cortó la comunicación. – Se cortó o quedó mudo? – Bueno, quedó mudo. – Tiene que esperar a que la atiendan cuando queda mudo. Con paciencia le respondo. – ah no sabía, bueno entonces fijate si podés comunicarme. – Espere en línea. Espero. Y acomodo los portarretratos, preparo el libro que tengo que fotocopiar y el escaner, siempre con la cálida musiquita de fondo que ya me está alterando. Luego de unos minutos, y sin haber cortado, me atiende otra persona. -Buenos días, le habla Agostina, en qué puedo ayudarle?. –Mirá, yo llamé antes y ya me pasaron por dos personas que me preguntan lo mismo y no me comunican con Fulano de Tal. Si esta persona no me puede atender, me podés averiguar quién me puede informar sobre el tema?- Usted se está comunicando con un conmutador, espere que le averiguo. Espero. Música. Camino por la casa con el celular pegado al oído y mantengo el archivo abierto en la computadora para volver a la pantalla para cuando alguien que no sea del conmutador me pida los datos sobre lo que necesito averiguar. De pronto, otra vez el silencio. Espero, como me dijo la operadora. Pero me canso y corto. Vuelvo a marcar. Y siento, necesito pensar que conmigo no van a poder. Pero pueden. Siempre pueden. Primero la computadora, a la que no puedo reclamar, luego la música, que ya no me parece tan agradable y por último, la operadora, que me parece alguna de las que ya me atendió. -Buenos días, le habla Camila, en qué puedo ayudarle?. – Si, yo no sé si ya hablé con vos, porque llamé tres veces. Averiguame si alguien me puede atender así no espero. Si no puede Fulano de Tal, avisame por favor. – Espere en línea. Respiro hondo. El archivo sigue abierto. Pongo la ropa en el lavarropas y activo el manos libres para escuchar por si me atienden. – Buenos días, habla Fulano de Tal.  Aleluya. – Buenos días, yo te quería consultar porque ya te envié tres mails sobre este tema y no recibí respuesta. – Ah, me fijo. (Busca) Mire, va a tener que hablar con Mengano por ese tema porque yo esto se lo derivo a él. – Vos no podés preguntarle a Mengano y luego informarme por mail? Digo, ya que seguramente tenés un acceso más directo, además ya te envié todos los documentos que me pediste. Cuando corto me siento como si hubiera corrido una maratón. Pero bueno, por lo menos la casa está un poco más ordenada.

lunes, 4 de marzo de 2019

Destino San Javier - Justo Ahora - Ganadores Competencia Internacional Festival Viña del Mar 2019



JUSTO AHORA
     “Justo ahora yo me vengo a enamorar de aquellos ojitos negros…”, escucho que comienza la zamba en un programa de televisión de los domingos al mediodía. Inmediatamente identifico al conjunto folklórico que la está interpretando: Destino San Javier. Con esa canción se presentan en el Festival de Viña del Mar en Chile. Los tres tucumanos son hijos de dos de los integrantes del “Trío San Javier”, emblemático grupo folklórico que tuvo sus orígenes en los años 70. Pedro Favini, Pepe Ragone y el Paz Martínez fueron los primeros, retirándose este último para seguir su carrera como solista, y siendo reemplazado por Carlos Bazán. La repentina muerte de Favini en un accidente marca el final de una etapa. Es ahora que los hijos de Ragone y Favini forman el nuevo grupo, continuando con el consagrado repertorio de sus padres. Pero la historia conocida siempre tiene una anécdota, que marca momentos especiales. Nosotros seguíamos al Trío San Javier por los Festivales de Cosquín o en sus ocasionales presentaciones en la zona. En una oportunidad que se presentaron en San Francisco fuimos al show, estando yo embarazada de una de mis hijas. Así fue cómo Pedro Favini preguntó quiénes eran las embarazadas de la sala. Por supuesto, levanté la mano y me dedicaron la siguiente canción. Comenzaron a cantar “Será varón, será mujer”, y luego “Se llama Franco mi niño”. Ese niño, Franco (hijo de Pedro Favini), es hoy integrante de Destino San Javier, y me emociona escucharlos al homenajear a sus padres. Hoy son los premiados en el Festival de Viña del Mar en la competencia folklórica, habiendo deslumbrado al público en la Quinta Vergara, recibieron la Gaviota de Plata a la mejor canción y a los mejores intérpretes. Enhorabuena Destino San Javier.

domingo, 10 de febrero de 2019

Intervalo (De la autora)

Si un día decides
que deberás partir,
no vaciles,
no te demores,
no lo postergues.
Quizás sea importante
notar cada tanto los sonidos de la ausencia,
el espacio vacío,
la soledad de la noche
en la cama desierta.
Tal vez sea necesario
inventar una distancia provisoria,
que suspenda un instante la rutina,
que aleje los fantasmas
de los ritos y las formas.
Que yo no te tenga,
que tú no me tengas
tan sólo por un rato.
Que no vivamos la certeza de tenernos,
de percibir en el silencio
el murmullo de los pasos,
la respiración conocida,
la palabra acostumbrada,
los gestos espontáneos.
Que no nos tengamos
tan sólo cada tanto.
Para comprender, quizás,
la necesidad de vernos,
la urgencia de oírnos, 
la prisa mutua por reírnos o callarnos.
Si lo decidimos,
que sea tan sólo una pausa,
un momento, un intervalo,
para detenernos,
y asombrarnos del milagro
de habernos encontrado.