Los buitres millonarios irracionales son mafiosos de la impunidad. Algunas sábanas homofóbicas secuestran las escoltas en la mirada hambrienta de la lacra del mundo.
Como perros con rabia viajan por el mundo adoptando una neurosis en la criminal huida de sus perjuicios.
La difunta circunferencia de
la humanidad detesta la armónica sintonía de los rascacielos. Como observa el
juez zángano, quien escucha el ruego ácido al danzar en la vertiente del
orgullo.
Aplastan las alas del ocaso, por sus bocas vomitan los horarios plasmáticos para defender las bocinas de la locura. Los sarcasmos solicitan auspicio en las acciones esquizofrénicas.
Un estado visceral sustenta el ocio desnudo del caminar engreído como la labor de los engranajes omnipotentes. Sin embargo, la risa que los títeres respiran rechazando el miedo de los laboratorios crudos.
Los polos catedráticos se absorben en las noches de las estatuas pesimistas. Aquella enciclopedia ostentosa en el minuto infinito. El lado sincopado de la fobia conlleva a la soledad.
Avanzan los termostatos rabiosos de la armonía. El proyecto escondido encierra la vocación de las sorpresas. Un instante en la fábrica del llanto atraviesa la dimensión de la lucidez.
Transpiran los deshechos livianos de la mezquindad sobre la certera propaganda del puñal. Labran las lenguas prehistóricas secuenciales perfilando los decibeles permutados. Como el sonar de las estrellas entre mutantes que vacila el acopio de los estandartes durmientes en el llanto de los labios indexados.
Es la caja de pandora, lo sumergible de las cuerdas zigzagueantes en el rótulo submarino opresor. Igual que la saliva inconclusa del seudo avistamiento que visita el recuerdo de los ignorados.
Aquí están las verdades del alfabeto falso. Esos rieles de las dependencias del asfalto que mutiló los frutos del horizonte. Los sentidos desaparecen en el hielo de los peldaños. Puede que allí los bufones orienten su magno desconsuelo.
La agenda de los inútiles corre en el nítido reposo de los aullidos para contemplar las lágrimas de las mil batallas. Esta es la joya oscilante de los impulsos lejanos que las orquestaciones no soñaron.
Esa matiné arrepentida se desvanece en el karma del mundo como mensajes esquivos de la soledad. Una página en blanco inclinada en el abismo del cómputo.
Sí, en los caminos de la reciprocidad todos adjudican un cambio. Vale decir el infierno firmó autógrafos en los letreros de los glaciares.
El índice de las rebeliones traduce los espejismos de la desilusión y desde ahí concluye su pesada ofrenda que configura el libro de la modernidad.
Lejos se sienta el afiche del cálculo aproximado. En la vena del puente se define las sintonías de su clave.
En conclusión, el mundo sigue
su rumbo aunque su filosofía sea más cínica que sus estructuras. Considerando
sus riquezas y pobrezas. Sus orgullos y humildad.
AUTOR: Victor Hugo Gajardo Olivares
Valparaíso (Valparaíso- Chile)
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