Estaba Don Isidro, una tarde mirando
televisión, un partido de futbol, (importante para él que fue un jugador
seleccionado en sus años de juventud) sentado en su sillón favorito, después
del grito de gooool del relator era todo silencio, solo el rumor del viento y
las puertas que sonaban. De vez en cuando cabeceaba, lo vencía el sueño y abría
sus ojos, hasta que de repente vio un ratón que cruza por el corredor, pasó
rápido, era negro, bajó el volumen del televisor y esperó, solo el viento, y el
ratón cruzó nuevamente, despacito, despacito se levantó en punta de pies, fue a
la cocina y tomó la escoba nueva, esperó en la puerta y lo vio en una esquina enrollado, al parecer dormido o descansando.
Pensó
debo hacerlo rápido antes que regrese Inés porque se pondrá a gritar, o antes
que el ratón se esconda, y pensó debo buscar un gato de mascota para que espante
las ratas. Pensó nuevamente, mañana compraré veneno o tal vez una trampa.
Así de pronto, del asco a la rabia, y
tratando de controlarse, levantó la escoba y, antes de que se escapara o se
diera cuenta, le dio con toda su fuerza.
Su puntería no falló, a un lado la escoba,
quebrada por la mitad y al otro lado…. la pelotita negra con la que jugaba
Florencia. Y colorín colorado el cuento del abuelo exterminador ha terminado.
AUTORA: Hilda
Olivares Michea
Chañaral (Trecera región- Chile)
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