Antes de la cena, todos mis nietos,
menores de trece años, salieron a dar vuelta en una burbuja de cristal. Sus
padres conducían la nave a control remoto y los mirábamos por zoom. Saludaban
en el trayecto a otros chicos que circulaban por el espacio, observando las
estrellas más cercanas y sus seres fantásticos.
Estacionaron en una playa aérea y se
acercaron a un grupo de niños que formaban un círculo, y con curiosidad
observaron un juego con barriletes en el que decidieron participar.
Los ángeles guardianes dirigían el juego.
Consistía en remontar la cometa y tratar de enganchar la curva de la media
luna para dejársela de regalo, como un collar o colgante. A la vez, el niño que
lo lograra sería filmado y conocido por todo el mundo.
Dado que todos los asistentes
lograron el desafío, sus imágenes se difundieron en todos los hogares y a la
simpática luna le dejaron un barrilete de varios colores con sus nombres.
Una nube se retiraba lentamente luego del espectáculo.
Ese momento se grabó en sus memorias para siempre y desean poder repetirlo.
AUTORA: Irma M.G. Caggiano
Santa Fe Capital- (Santa Fe- Argentina)
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