Si
acaso fuera un perro, alertas las orejas,
los
ojos vigilantes, como al pasar
reflejan, cumplir con el mandato
“ser
el amigo fiel, disimular ofensas”.
Tal
vez si fuera un gato encontraría abiertas
las puertas y ventanas; acceso a las veredas.
Me
subiría a los techos cuando la luna es llena.
Imaginado ovillo para jugar con ella.
En
cambio, si tortuga, el destino me quisiera
estiraría
el cuello hasta otear las fronteras.
Sabría,
aunque muy lento, con esfuerzo se llega.
Siendo
un ave alzaría en vuelo las esperas.
De
rama en rama acaso, mis gorjeos pudieran
alegrar
las mañanas; aletargar las siestas.
Más,
soy un ser humano. El rey de la cadena.
Emulándolos
creo igualar sus destrezas.
Ladro
cuando me gana la furia que me encierra.
Maúllo
por dar pena, sin pudor ni vergüenza.
Guardo
mis sentimientos en caparazones ciegas.
Y
estas alas cansadas apenas si me elevan
cuando
encierro en palabras alegrías y penas.
AUTORA: María Rosa Rzepka
Florencio Varela (Buenos
Aires- Argentina)
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