Mientras
observo este monstruo extendido en el mar con ojo de calavera y mandíbula
dentada, pienso que hay mucho de la isla del tesoro, Stevenson, Jim y más de
una botella de ron.
No sé
por qué quiere comerse la estrella, ni si las pequeñas islas traseras son parte
de su cuerpo, o van aparte de éste, flotando a su alrededor.
Hay
una canción que nos cuenta de un corazón un corazón oscuro, de un corazón un
corazón con muros… un corazón que se esconde,
un corazón que esta adónde … un corazón, corazón en fuga herido de dudas de
amor.
Qué
rico ser Alí Baba, Simbad el viajero o Nemo el capitán, para ponerme a buscar
una escafandra y sumergirme en el sitio
del mar donde este monstruo vive.
¿Adónde
estará mi tesoro? ¿cuál es el tesoro de cualquiera? … el de doña Florinda era
Kiko… una melodía con la cual llamarte, una máquina para traerte desde la
inmensidad a mi bolsillo, los marcadores azul y rojo para pintar su
estrafalario sombrero de signo de la muerte pirata.
Tiene
tantos problemas de piel este pobre monstruo… cruces, palmeras, puntos rojos,
un árbol y una x, que seguramente delata el lugar del peor dolor de
muelas. Parece que en su mentón hay una
aldea y las pestañas le crecen en una extraña posición, y sin embargo está
vivo, continúa así para seguir encantando y provocando sueños.
Pobre
monstruo de corazón oscuro… pobre monstruo de corazón con muros.
AUTORA: Beatriz Ofelia Zuluaga
Medellín (Colombia)
No hay comentarios:
Publicar un comentario