RINCONES Y ACUARELAS I (Poesía)
RINCONES Y ACUARELAS II (Narrativa)
-Autora: Beatriz Chiabrera de
Marchisone-
Edición
de Jorge Emilio Bossa (2019)
Ha
llegado a mi conocimiento esta duplicidad de obras de la escritora Beatriz
Chiabrera de Marchisone, vecina de Clucellas, cercana a mi pago gringo de Rafaela, dicho esto con
el mayor de los orgullos.
No
puedo menos que componer una oferta literaria entre los dos libros. Aunque
marquen tópicos diferentes, su unión es terminante. Ya desde las portadas, que
conforman una expresión artística de alto vuelo, con un rincón hogareño, una
fotografía compartida y una plástica intervención sensitiva de calidad terminan
generando un producto impactante que se encuadra con una cuidada edición que
llama la atención desde antes de comenzar la lectura. Lo que no es poco.
No
puedo – ni debo- soslayar el detalle de mencionar que no soy crítico, apenas un
lector ávido que suele contar historia. Pero nada más. Por eso las palabras que
aquí se exponen son demostrativas de sensaciones y emociones; cuestiones
técnicas, abstenerse.
Mi
querida amiga Elda Massoni solía decir que “el poeta siente, los demás
perciben” y eso es lo que he encontrado en estas palabras, cuyos
entrelazamientos me llevarán a la conclusión final. En “Mi
pueblo en otoño” ya se percibe el tono intimista que BCM posee para comunicarse con sus afectos
escenográficos: su ámbito.
“Mi pueblo
es raíz, es arrullo, es manta,/es sendero llano con retoños nuevos,/ es aquel
regazo que guardó la infancia,/ es el niño libre deshojando sueños,/ es aquella
tarde de ocaso tranquilo,/ es aquel que somos aunque estemos lejos”. (Fragmento op.cit.)
Creo
haber corrido el telón del escenario. Buscaré en algo que no es único, pero que
marca un hito: “Por las rendijas del
tiempo,/ ayer anduve mi infancia. Sin péndulos ni relojes,/ me sumergí en la
nostalgia…” (“Ayer anduve mi
infancia”, frag.).
El
título en sí mismo me impacta muy fuerte. Ese verbo de tránsito temporal es
contundente. Una definición enorme en cuatro palabras.
Con
la sabiduría que da la experiencia, la vida, la autora deja salir su origen,
sus afectos y pertenencias. No es necesario saber de poesía para disfrutar. Con
haber sido niño es suficiente, aunque no todos disponen de ese diploma.
Ya
cuando ingreso al segundo libro, y aprecio que en la portada me espera un
sillón, quizás cargado de confidencias, sueños y lágrimas, ya me siento más en
confianza. Es como llegar a mi casa, literaria, en este caso.
Ya
en el Prólogo, la autora me advierte que “lo sobrenatural también aparece...”.
Caramba, reflexiono; estoy a mis anchas.
El
profesor Amílcar Torre (1947-2003), consejero y amigo, distinguido hombre de
letras, cuando leyó mis primeras obras me dejó una reflexión que el paso de los
años hacen cada día más certera: “El
autor nunca sabe lo que va a contar. Sólo lo cuenta”.
Aquí
también BCM se apoya en sus espejos cotidianos, su vivencia de lo más mínimo;
esas cosas que están allí, cerca, palpables, pero que sólo perciben algunos. En
“La plaza” ya deja en claro que hay espacio
con tiempo que marca las horas “..mi
pueblo se apronta a descansar”. (op. cit.). Pero no podría quedarme aquí.
Hay obras de infinita orfebrería literaria, espacio al cual solo acceden los
que manejan las técnicas más sutiles del cuento: “Vecinos” es excelente.
He
aquí que a partir de estas líneas me
permitiré ahondar en el sesgo conceptual propio de esta autora, docente además,
de la cual considero que pulsa el sentir de sus espacios en todos sus trabajos,
sin importar la forma en que los expone. Ella es la sangre y a la vez las venas
de su pueblo, al que pinta con palabras adecuadas, aunque no por el azar, sino
por el sentir; es una pintora de palabras en las cuales fluye una visión tan
efímera en materia como interminable en tiempo.
Su
pueblo está en ella. Ella es su pueblo y viceversa, y lo decora con los
universales colores que nos proporcionan el uso de las letras. Y esto no es
óbice para marcar una frontera: hay calidad y cadencia en sus cosas cotidianas;
el hecho de mostrar su entorno no la limita, la enaltece.
Beatriz
ha pintado su mundo con talento. En este espacio también hay lugar para su
aldea.
Algunas referencias del Periodista y Escritor EDGARDO PERETTI
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