Camino la noche de oscuros recuerdos.
Levanto mi rostro, de pronto te veo,
luna pequeña, un tanto menguada.
Hice un barrilete de papel radiante,
con un cordel largo lo envié a tu falda.
Danzaban a tu lado millones de estrellas.
Aún escondido el sol te besaba.
Y una aureola de luces brillaba en tu cara.
Lunita menguada, aun así eres bella.
Pequeña y curvada.
Mitigaste mis penas en la noche clara.
Con mil banderines en festejo vivo,
de varios colores en mi cuerda larga…
se fueron al cielo y hasta ti llegaron.
Me quedé extasiada mirando tu brillo.
Pero lentamente vi que te alejabas,
entre los anillos que te circundaban,
formaron un trompo de luces.
Un manto de nubes cobijó tu espalda
y así te dormías, sobre las montañas.
San Francisco (Córdoba- Argentina)
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