Costelo era un chico que había nacido en una era
tecnológica, se caracterizaba por ser muy curioso y le gustaba inventar cosas.
Un día aceptó un desafío proclamado por un youtuber, consistía en enviar un
mensaje lo más lejos posible y de una forma que nadie lo haya realizado antes.
La idea más innovadora ganaría el premio.
Luego de su clase virtual con la seño Eva, tomó la chocolatada
con masitas pepas y se preparó para el desafío.
Investigó en la web, indagó en las redes sociales, miró algunos videotutoriales
y hasta consultó con la NASA sobre algunos cálculos de distancias. Tenía en
mente la idea ganadora, quería llegar hasta la luna.
Puso en marcha su notebook y diseñó los planos basados
en un juguete muy antiguo, que según su buscador web ayudó a un científico, un
tal Benjamín Franklin, a dominar la fuerza de un rayo, ese juguete se llamaba
“barrilete” y como su curiosidad era tan grande también buscó su traducción al
inglés…KITE.
Ayudado por su impresora 3D, comenzó la construcción
del artefacto que lo llevaría a lograr su objetivo. De pronto recibió un
mensaje de su mejor amiga la “Gringa”, ella también quería participar del
concurso y Costelo aceptó su ayuda porque admiraba su sensible creatividad.
Juntos comenzaron a confeccionar el barrilete. Cálculos
exactos de geometría ayudaron a la correcta estructura del armazón. Utilizaron
los papeles reciclados más coloridos que la Gringa tenía en su mochila. Con un
trozo de sábana verde y amarilla con dibujos de ostras de mar hicieron la cola
que estabilizaría el vuelo y finalizaron el proyecto con miles de metros de
hilo que compraron en una famosa tienda de ventas online con envío gratis en el
día.
-¿Falta algo? Preguntó Costelo.
-Sí, necesitamos viento, dijo la Gringa.
Ella tomó su celular, activó el GPS y pudo observar
que el estado del clima pronosticaba fuertes vientos para esa noche. Todo
estaba listo, solo faltaba el mensaje que enviarían.
De un modo cómplice, Costelo miró a la Gringa,
sonrieron y entendieron que además de ganar el premio querían dejar un mensaje
valioso, capaz de cambiar al mundo. Encriptaron la idea hecha palabras y lo
imprimieron sobre un panel del barrilete.
Esa noche lo remontaron con ayuda del fuerte viento y
gracias a los 384.400 metros de hilo lograron alunizar. Sacaron una foto con su
telescopio de 50 megapíxeles, la hicieron viral por todas las redes sociales y
ganaron el tan esperado premio.
Ah… ¿quieren saber qué mensaje enviaron?...
AUTOR: José Luis Albornoz
Clucellas (Santa Fe- Argentina)
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