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LIBROS PUBLICADOS POR LA AUTORA
(poesía y narrativa)
"DE LOS HIJOS" (2014)- Ediciones Mis Escritos (Bs. As.)

Rincones y Acuarelas I (Poesía) -2019- La Imprenta digital (Bs. As)

Rincones y Acuarelas II (Narrativa)- 2019- La Imprenta digital (Bs. As.)

Los encontrarás:
En Rafaela (Santa Fe): en Librerías "EL SABER", "PAIDEIA" y "FABER".
En San Francisco (Córdoba): en Librería "COLLINO"
y en otras librerías del país.

jueves, 15 de octubre de 2020

"Un paseo en el espacio" (por Nélida Baros Fritis) TALLER VIRTUAL 8


 En septiembre del año 2019 Jaime L.B. celebraba las fiestas patrias,  invitaba a diez amigos con sus esposas e hijos a su parcela, ubicada en la localidad de San Pedro entre Copiapó y Caldera.

En ese lugar la entretención era para chicos y grandes, paseos a caballo, columpios, juegos, piscina, etc. No había ningún espacio baldío, todo cubierto de césped y sectores con árboles frutales y de picnic, además de una cancha de fútbol.

Los diez amigos estaban comprometidos a participar en  este festejo  con sus hijos, quienes llevaban  sus propios objetos, pelotas, trompos los volantines y sacos, etc. para participar en los juegos  a la chilena.

Había una ramada muy adornada, degustación de comidas y horarios de almuerzo. No faltaban golosinas y jugos, etc.

Los  amigos se asignaban el compromiso para que todo estuviera en orden, unos preparaban el asado, las señoras atendían a los niños y los  otros  encargados  de los juegos.

A las 11 de la mañana  de ese día 19, los pequeños decidían en que juego se iban a inscribir. Los del palo encebado iniciaban el espectáculo, los demás niños, adolescentes  y adultos, sentados en el pasto  aplaudían. Regresaban los juegos de antaño, el trompo, los ensacados en carreras, los huevos duros en cuchara para una carrera, etc. Las madres observaban y otras colaboraban en adornar las mesas para el almuerzo de los chicos. No faltaban ni las empanadas ni el asado. La música folclórica y las voces de niños animaban la fiesta.

Almorzaron los  niños  y fueron  a descansar en el pasto, otros  esperaban a sus padres que reposaran un breve tiempo para bañarse con ellos en la piscina.

A las cuatro de la tarde caminaban  con sus volantines a la cancha, niños y niñas, sus madres o sus padres, todos los adultos eran sus tíos o tías, una gran familia.

Los volantines grandes o pequeños comenzaban lentamente a encumbrarse, eran pájaros de diversos colores, tenían colas largas  adornadas de tal forma que presentaban la ilusión de pájaros  pequeños  en una cuerda, siguiendo al más grande. Cada vez  se superaban en altura unos a otros, los gritos por el volantín  que se fue en picada, el que se enredaba en la cola de otro. Papás y niños corriendo  para hacer otro volantín.

Claudette, hija de Clemente  llevaba un volantín de tela orgánica, lo había traído su madre de Santiago y  su hijo Alexis tenía un volantín en forma de pájaro. La variedad de volantines con diversos materiales  competían por llegar más alto.

Nadie  hablaba en los momentos que los pájaros iban subiendo, se miraban de reojo unos a otros, las mamás conversaban sin dejar de coger el volantín de su hijo antes que cayera al piso. Los flashes sonaban uno tras otro, ya se contarían las historias.

Claudette tenía ocho años, no dejaba  escapar el hilo  y se alejaba de su hermano. Salía de pronto un viento que en segundos  aumentaba la intensidad y una polvareda oscurecía la visión. Algunos volantines se fueron con el viento, otros acabaron rotos. Adultos y niños  corrían  en busca de los adultos, el viento fuerte parecía bramar. La hija de Clemente se había alejado tirando su volantín cometa que iba muy alto y exigía más hilo al mismo tiempo ella se iba elevando. El viento se desplazaba a mayor velocidad, su madre la llamaba al perderla de vista, por el polvo en suspensión. Algunas personas gritaban temiendo algo trágico al ver a la chica  cogida del hilo y balancearse en el aire, ella parecía embelesada.

Su padre corría  intentando cogerla, los amigos que observaban y estaban cerca le decían que esperara. Venía la calma y casi todos olvidaron los volantines perdidos, estaban expectantes.

Se hicieron eternos los segundos, la niña se equilibraba como un arlequín y lentamente  ella se aproximaba a la tierra sin soltar el volantín. El padre la cogía entre sus brazos. Todos aplaudían  y se fueron a la ramada  a pasar el susto de sus vidas.

 

AUTORA: Nélida Baros Fritis

                                             Copiapó (Chile)

 

TALLER VIRTUAL 8

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