No
quiere soplar el viento,
el
piolín se fue enredando,
y
para colmo los cables
no
me dejan remontarlo.
Hay
que agregarle más cola,
para
que luzca en lo alto
colores
del arco iris
y la
forma de un gran saurio.
Pero
el viento se empecina.
Se
queda quieto, callado.
No
se parece al de ayer
que
jugaba con el árbol,
que
formaba remolinos
con
el polvo del asfalto.
O
empujaba papelitos
a
las esquinas del patio.
La
niña ya se ha cansado
de
enroscar el carretel.
De
correr sin resultado.
De
juntar el barrilete
en
los pastos revolcado.
De
pronto surge la idea
que
combate el desencanto.
Juntemos
el viento de hoy,
de
mañana y de pasado.
Lanzamos
el barrilete,
muy
fuerte lo sujetamos,
y él,
encima de los techos,
podrá
volar como un pájaro.
Podrá
abrazarse a la luna
y
dormir en su regazo.
AUTORA:
María Rosa Rzepka
Florencio Varela (Buenos Aires- Argentina)
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