Allí están. Quietos, rígidos. Los desnudos troncos apuntando a una dimensión
desconocida.
Ningún aleteo de pájaros, ningún crepitar de ramas. Un estremecimiento frío y húmedo se arrastra por los charcos llenos de hojas muertas. Alguna mata de hierba pugna por liberarse, pero pronto es invadida por un silencio quejumbroso.
Detrás, una tenue claridad se filtra entre los árboles y entonces el bosque sueña, sueña con flores azules, con la luna entre las nubes, con doncellas de largas cabelleras, con cabalgatas nocturnas.
Sueña con el canto de la alondra, con el vuelo de la mariposa ; y por qué no con el eco de un romanticismo hecho de tempestades y batallas, de truenos y tambores.
De pronto la oscuridad, la nada.
Y allí siguen ...silenciosos, solitarios
Ningún aleteo de pájaros, ningún crepitar de ramas. Un estremecimiento frío y húmedo se arrastra por los charcos llenos de hojas muertas. Alguna mata de hierba pugna por liberarse, pero pronto es invadida por un silencio quejumbroso.
Detrás, una tenue claridad se filtra entre los árboles y entonces el bosque sueña, sueña con flores azules, con la luna entre las nubes, con doncellas de largas cabelleras, con cabalgatas nocturnas.
Sueña con el canto de la alondra, con el vuelo de la mariposa ; y por qué no con el eco de un romanticismo hecho de tempestades y batallas, de truenos y tambores.
De pronto la oscuridad, la nada.
Y allí siguen ...silenciosos, solitarios
AUTORA: Susana Giustina – Morteros (Córdoba- Argentina)
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