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LIBROS PUBLICADOS POR LA AUTORA
(poesía y narrativa)
"DE LOS HIJOS" (2014)- Ediciones Mis Escritos (Bs. As.)

Rincones y Acuarelas I (Poesía) -2019- La Imprenta digital (Bs. As)

Rincones y Acuarelas II (Narrativa)- 2019- La Imprenta digital (Bs. As.)

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lunes, 6 de abril de 2020

"Un bosque oscuro..." (por Pablo Vaudagna) TALLER VIRTUAL 1



San Juan Armuñariz es un barrendero municipal fichado por las filas del Ayuntamiento de Guardarellas, Comunidad Autónoma de Santa Eustaquia.
Por media su vida - todos los días + fiestas de guardar – ha soñado con una elegantísima damisela. Ella arriba, coloca sus aposenterías sobre una fina manteleta que somete y asfixia a la gramilla de los senderos, y aguarda el agasajo cortesano de su caballero San Juan...
“Alcaparrines, olivas, berberechos, 5 onzas de Jamón Belcebú, vientrecillas de ostras baleares, 1 frasquete de Pepsi Cola, almohares al vapor...
¿Qué más, Juan, qué más??? ¡Vamos, piensa!!!”. El hombrecillo paticalvo, no más – tampoco menos – de 1.61 de estatura, flanquea las gondolares del Hipermercado principal de su ciudad PRECIOLANDIA; en pos de la compra perfecta. “¡Vinagrín hachero, si señor!! Nadie resiste a los encantos de un buen vinagrín hachero. Con esto, seguro que os flipa...”. Abandona su seguridad comercial y continúa con su soliloquio diligente, rememorando los ítems faltantes a bordo de su chavalín rampante con ruedas. “Limoncello de San Marino, finas hojas de Puidgemont, preservativos Bronx...”

Cuentan los anaqueles medievales
Que húbose en una era de niebla y sal,
Una damisela que reinaba
Por sobre el reino de los Países Bajos.
Un gorgojeo en el aire de su rumor,
Y hasta el más férreo de los nobles
Flojeaba su filo.
Del agua o del cielo podía irrumpir,
Y quien le blandiera el fruto más sacro y
benedictino,
Obtuviere el honor de conquistar
Y morar glorioso por siglos
la cofradía de su corazón...

D: “Oye Muña, ¿has dado finalmente con aquel sitio?”
SJ: “Que me valga madres, si te lo muestro, no me lo crees...”
San Juan y Dorín, compañero de empleo de nuestro héroe, están compartiendo hacienda vespertina de LFB (Limpiado-Fregado-Barrido) en la rambla de la plana mayor del Barrio Viejo de Guardarellas. Platican y acometen al acaecer del sol; y al pasar de la voluptuosidad de algunas ciclistas ladies; casi siempre amas y señoras de dicha vía, aún más durante los días Osvaldos.
“¿Ya es la hora, verdad?”, Dorín incurre nuevamente y detiene la labor, sujetando
con ambas palmas a la punta Norte de su barretillas contra el suelo.
Primero San Juan lo reprende, luego le replica: “¿Acaso no podeis repasar y conversar al mismo tiempo!? Que la acera no se va a fregar sola, coño...”
“Si, ya es tiempo... tan solo debo llegar un día antes, para asegurarme de que todo marche bien...”
“Pero si no llega, no te me achacas, ¿me prometes?”, le recomienda con tono fraternicio su par, al tiempo que carga otra vez a su escoba, tan solo para barrer sobre un punto ya barrido.
El bajo escruta esta acción con renovado fastidio, más completa: “Viene, debo estar allí...”

Soberana de 100 lagos,
Vigía de los abedules,
Su rostro enigmático
Rastrilla la piel.
1 Príncipe por mandato
1 vez le falló.
Tajeó su alma,
Enblanqueció su hiel.
Desde entonces habita en sueños;
Reclama el néctar
Que le devuelva su candidez.
De padres pesqueros,
Y madres granjeras,
A los que nunca vio.
Cada plenilunio deambula por bosques,
Buscando al hacedor de su sucesor...

San Juan encaminó su coche por la amplitud de la A2-26. Detuvo en la Petrolera CARMAX, y sació la sed de su HISPANIA 220. Removió grillos y aseó meticulosamente la barbacoa del tren anterior. Luego ingresó al recinto y escogió el más fino jerez jamás de entre la botellería. Llámole la atención una tacilla tallada con caviar en almíbar del Turquestán (según rezaba su rúbrica de mercadotecnia), y, qué va..., la aprehendió para sumarla a la bebida y a los cigarretes.
“520 Linares...”, solicitó el sujeto a cargo del expendio. Luego hizo un silencio misterioso, para a continuación acotar:
“No creo que aparezca ella. No hay buen clima...”
“¿De qué estás hablando?!”, devolvió San Juan con ceño de pocos amigos.
El cajero vistó disimuladamente a ambos lados del salón, constatando de que no haya presente ningún otro cliente corto, además de ellos 2.
“Ha regresado con Enzo; el hechizo se romperá...”
El barrenderas tomó su vuelto de a cambios. Actuando un tantillo mal una supuesta indiferencia, escupió contra su interlocutor: “¡Cómprate una vida, ¿quieres? Y arregla ese corbatín...”

Dos horas después, San Juan estaba despejando la última hoja seca de su secreto peñasco de bosque. Simplemente impecable había dejado aquella parcela de tierra, lindante con los ramilletes de arroyos que dribleaban cuanto pie de pino interpusiese en su camino.
Desplegó una carpeta persa-canadiense sobre el lecho, y observó el firmamento filtrado de entre las copas, ya decidido a madurar en noche.
Descorchó un energizador burbujeante para seguir organizando; más al
2do. sorbo desinsomnizó...

“Mmm... tú sí que sabes hacer las compras... mmm... que delicia... fatal...”
Armuñariz se reinsomnizó rápidamente. Refregó los ojos 1 y mil veces pa’ comprobar si no estaban mintiendo.
“¿Eres una sirena? ¿¡¡¡What????”
“Si”, contestó el hada como si nada; y buscó dentro de la bolseta de PrecioLandia el barril de Cola para estrenarlo y beber de su bota.
“¿Y también pollo!??”, el enanete exclamó mirando al torso de la figura que le hablaba, cubierto de amarillentas y grisáceas plumas; al tiempo que le extendió atentamente una servilleta de papel para que ella limpiase los restos de avellana achocolatada sobre sus labios.
“Sabía que vendrías”, confesó la damisela, aleteó con rigor, y ello le colocó a la par inmediata de Armuñariz.
Muña: “Eres hermosa...” (comienza a acariciarle el cabello) “¡1 minuto!” (se aparta repentinamente) “¿eres canosa??”
Damisela: “Pues si...” (se estimula al divisar una cajoleta delicada de habanos)
“Wow... amor mío... ¿son para mí?” (se sacude como pez en la barca para dirigirse a por ellos) (Los huele y prende 1 valiéndose de sus garras) “No ruegues a Dios; porque ni él te salvará de esta noche la mejor noches de tus vidas...”
San Juan se repone del piso, ya con un dejo de incertidumbre, y coge una paleta plástica y escobín para agrupar plumas y escamas que la doncella ha dejado a su paso.
“No entiendo, en mis sueños eras blonda... (va, viene, la estudia, mira el piso)
...tampoco recuérdote hablando de esa forma.”
“Es el acento vasco, de allí viene mi linaje. Y vamos... que el agua del lago me ha corrío la tintura. No dura tanto con tanta polución”. Aplicando un tono libidinoso:
“Ven, caballero” (con su mirada recorre su propio cuerpo) “que todo esto será tuyo...” (luego escruta las compras del súper) “y todo aquello será nuestro...” (se relame de la gula).
San Juan se tienta y la toma por su delicada cintura de sirena.
“¡¿¡Pero cómo coños haré para follarnos, quieres decirme!!?! Si no tienes ni un puto orificio...” (le mira por todas partes, pero no).
La mujer se descorazona al oír estas palabras; halla consuela en una cazuela de frijoles amentolados que echa un vapor irresistible justo al lado de ella.
San juan vuelve a caminar en círculos y semis. “No, no, no, esto no debía ser de esta forma...”
“El amor tiene distintas formas, mi salvador San Juan” (ella se sumerge con gracia al arroyo y salta cual delfín para aproximarse nuevamente a él). “No impidas el destino, no impidas el amor...” (lo envuelve mágicamente en sus alas).
Hay un silencio, haces de luna penetran las ramas, un coro angelical de ranas aporta su canción. Dentro de ella, ahora están cara a cara, nadie ni nada que habite el bosque oscuro los puede ver.
Transcurren los segundos... el minuto... y...
“¡¡¡¡COF COF COF!!!!”, San Juan se libera tosiendo como un endemoniado, desperdigando por los aires escamillas, plumas de almohada, cabellos con caspa resecos, y quién sabe que más... “Ni los dientes te has lavao, joder”
“No seais pringao’, que no existe la pasta en Narnia...”, se excusa la mademoiselle con absoluta razón.
“Vete a tomar por culo, yo me largo de aquí...”, el petisote comienza a levantar el picnic y portar los artículos a su carromotor.
“¡¡¡¡¡NO!!!!! No, amado, no te largues. No me dejes aquí sola.” (le ruega y le
aletea la mujer de sus sueños cual paloma a alimentador de plaza).
Él, sin violentarla, la va haciendo a un lado, mientras sigue con practicidad
encorchando botellas, cerrando tuppers, y vaciando de migas la manteleta.
“¡No, no! ¡Déjame al menos el Frankfurt!!! ¡¡¡¡POR FAVORRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!!!”, se escucha el grito desgarrador en medio de la noche estrellada y la luna asustada; al unísono del HISPANIA 220, alejándose a toda marcha por la A2-26, para nunca más volver...

Y los tiempos de antaños paralelos
Volvieron a renacer...
Enzo y la damisela firmaron una paz
(según los notarios) duradera...
Ella le ha rasurado su barba de montaraz;
Él le ha enseñado un poquillo a callar.
Hoy ocupan el Alcázar Mayor
de la Comarca de Sidonia,
Criando a sus 7 herederos,
Viviendo de los planes sociales del Rey...
AUTOR: Pablo Vaudagna- GÁLVEZ (Santa Fe- Argentina)

Taller virtual 1

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