San Juan Armuñariz
es un barrendero municipal fichado por las filas del Ayuntamiento de
Guardarellas, Comunidad Autónoma de Santa Eustaquia.
Por media su vida -
todos los días + fiestas de guardar – ha soñado con una elegantísima damisela.
Ella arriba, coloca sus aposenterías sobre una fina manteleta que somete y
asfixia a la gramilla de los senderos, y aguarda el agasajo cortesano de su
caballero San Juan...
“Alcaparrines,
olivas, berberechos, 5 onzas
de Jamón Belcebú, vientrecillas de ostras baleares, 1 frasquete de Pepsi Cola,
almohares al vapor...
¿Qué más, Juan, qué
más??? ¡Vamos, piensa!!!”. El hombrecillo paticalvo, no más – tampoco menos – de
1.61 de estatura, flanquea las gondolares del Hipermercado principal de su
ciudad PRECIOLANDIA; en pos de la compra perfecta. “¡Vinagrín hachero, si
señor!! Nadie resiste a los encantos de un buen vinagrín hachero. Con esto,
seguro que os flipa...”. Abandona su seguridad comercial y continúa con su
soliloquio diligente, rememorando los ítems faltantes a bordo de su chavalín
rampante con ruedas. “Limoncello de San Marino, finas hojas de Puidgemont,
preservativos Bronx...”
Cuentan los anaqueles
medievales
Que húbose en una era de niebla
y sal,
Una damisela que reinaba
Por sobre el reino de los Países
Bajos.
Un gorgojeo en el aire de su
rumor,
Y hasta el más férreo de los
nobles
Flojeaba su filo.
Del agua o del cielo podía
irrumpir,
Y quien le blandiera el fruto
más sacro y
benedictino,
Obtuviere el honor de
conquistar
Y morar glorioso por siglos
la cofradía de su corazón...
D: “Oye Muña, ¿has
dado finalmente con aquel sitio?”
SJ: “Que me valga
madres, si te lo muestro, no me lo crees...”
San Juan y Dorín,
compañero de empleo de nuestro héroe, están compartiendo hacienda vespertina de
LFB (Limpiado-Fregado-Barrido) en la rambla de la plana mayor del Barrio Viejo
de Guardarellas. Platican y acometen al acaecer del sol; y al pasar de la
voluptuosidad de algunas ciclistas ladies; casi siempre amas y señoras de dicha
vía, aún más durante los días Osvaldos.
“¿Ya es la hora,
verdad?”, Dorín incurre nuevamente y detiene la labor, sujetando
con ambas palmas a
la punta Norte de su barretillas contra el suelo.
Primero San Juan lo
reprende, luego le replica: “¿Acaso no podeis repasar y conversar al mismo
tiempo!? Que la acera no se va a fregar sola, coño...”
“Si, ya es tiempo...
tan solo debo llegar un día antes, para asegurarme de que todo marche bien...”
“Pero si no llega,
no te me achacas, ¿me prometes?”, le recomienda con tono fraternicio su par, al
tiempo que carga otra vez a su escoba, tan solo para barrer sobre un punto ya
barrido.
El bajo escruta esta
acción con renovado fastidio, más completa: “Viene, debo estar allí...”
Soberana de 100 lagos,
Vigía de los abedules,
Su rostro enigmático
Rastrilla la piel.
1 Príncipe por mandato
1 vez le falló.
Tajeó su alma,
Enblanqueció su hiel.
Desde entonces habita en
sueños;
Reclama el néctar
Que le devuelva su candidez.
De padres pesqueros,
Y madres granjeras,
A los que nunca vio.
Cada plenilunio deambula por
bosques,
Buscando al hacedor de su
sucesor...
San Juan encaminó su
coche por la amplitud de la A2-26. Detuvo en la Petrolera CARMAX, y sació la
sed de su HISPANIA 220. Removió grillos y aseó meticulosamente la barbacoa del
tren anterior. Luego ingresó al recinto y escogió el más fino jerez jamás de
entre la botellería. Llámole la atención una tacilla tallada con caviar en
almíbar del Turquestán (según rezaba su rúbrica de mercadotecnia), y, qué
va..., la aprehendió para sumarla a la bebida y a los cigarretes.
“520 Linares...”,
solicitó el sujeto a cargo del expendio. Luego hizo un silencio misterioso,
para a continuación acotar:
“No creo que
aparezca ella. No hay buen clima...”
“¿De qué estás
hablando?!”, devolvió San Juan con ceño de pocos amigos.
El cajero vistó disimuladamente
a ambos lados del salón, constatando de que no haya presente ningún otro
cliente corto, además de ellos 2.
“Ha regresado con
Enzo; el hechizo se romperá...”
El barrenderas tomó
su vuelto de a cambios. Actuando un tantillo mal una supuesta indiferencia,
escupió contra su interlocutor: “¡Cómprate una vida, ¿quieres? Y arregla ese
corbatín...”
Dos horas después,
San Juan estaba despejando la última hoja seca de su secreto peñasco de bosque.
Simplemente impecable había dejado aquella parcela de tierra, lindante con los
ramilletes de arroyos que dribleaban cuanto pie de pino interpusiese en su
camino.
Desplegó una carpeta
persa-canadiense sobre el lecho, y observó el firmamento filtrado de entre las
copas, ya decidido a madurar en noche.
Descorchó un
energizador burbujeante para seguir organizando; más al
2do. sorbo
desinsomnizó...
“Mmm... tú sí que
sabes hacer las compras... mmm... que delicia... fatal...”
Armuñariz se
reinsomnizó rápidamente. Refregó los ojos 1 y mil veces pa’ comprobar si no estaban
mintiendo.
“¿Eres una sirena?
¿¡¡¡What????”
“Si”, contestó el
hada como si nada; y buscó dentro de la bolseta de PrecioLandia el barril de
Cola para estrenarlo y beber de su bota.
“¿Y también
pollo!??”, el enanete exclamó mirando al torso de la figura que le hablaba,
cubierto de amarillentas y grisáceas plumas; al tiempo que le extendió atentamente
una servilleta de papel para que ella limpiase los restos de avellana achocolatada
sobre sus labios.
“Sabía que
vendrías”, confesó la damisela, aleteó con rigor, y ello le colocó a la par
inmediata de Armuñariz.
Muña: “Eres
hermosa...” (comienza a acariciarle el cabello) “¡1 minuto!” (se aparta
repentinamente) “¿eres canosa??”
Damisela: “Pues
si...” (se estimula al divisar una cajoleta delicada de habanos)
“Wow... amor mío...
¿son para mí?” (se sacude como pez en la barca para dirigirse a por ellos) (Los
huele y prende 1 valiéndose de sus garras) “No ruegues a Dios; porque ni él te
salvará de esta noche la mejor noches de tus vidas...”
San Juan se repone
del piso, ya con un dejo de incertidumbre, y coge una paleta plástica y escobín
para agrupar plumas y escamas que la doncella ha dejado a su paso.
“No entiendo, en mis
sueños eras blonda... (va, viene, la estudia, mira el piso)
...tampoco
recuérdote hablando de esa forma.”
“Es el acento vasco,
de allí viene mi linaje. Y vamos... que el agua del lago me ha corrío la
tintura. No dura tanto con tanta polución”. Aplicando un tono libidinoso:
“Ven, caballero”
(con su mirada recorre su propio cuerpo) “que todo esto será tuyo...” (luego
escruta las compras del súper) “y todo aquello será nuestro...” (se relame de
la gula).
San Juan se tienta y
la toma por su delicada cintura de sirena.
“¡¿¡Pero cómo coños
haré para follarnos, quieres decirme!!?! Si no tienes ni un puto orificio...”
(le mira por todas partes, pero no).
La mujer se
descorazona al oír estas palabras; halla consuela en una cazuela de frijoles
amentolados que echa un vapor irresistible justo al lado de ella.
San juan vuelve a
caminar en círculos y semis. “No, no, no, esto no debía ser de esta forma...”
“El amor tiene
distintas formas, mi salvador San Juan” (ella se sumerge con gracia al arroyo y
salta cual delfín para aproximarse nuevamente a él). “No impidas el destino, no
impidas el amor...” (lo envuelve mágicamente en sus alas).
Hay un silencio,
haces de luna penetran las ramas, un coro angelical de ranas aporta su canción.
Dentro de ella, ahora están cara a cara, nadie ni nada que habite el bosque
oscuro los puede ver.
Transcurren los
segundos... el minuto... y...
“¡¡¡¡COF COF
COF!!!!”, San Juan se libera tosiendo como un endemoniado, desperdigando por
los aires escamillas, plumas de almohada, cabellos con caspa resecos, y quién
sabe que más... “Ni los dientes te has lavao, joder”
“No seais pringao’,
que no existe la pasta en Narnia...”, se excusa la mademoiselle con absoluta
razón.
“Vete a tomar por
culo, yo me largo de aquí...”, el petisote comienza a levantar el picnic y
portar los artículos a su carromotor.
“¡¡¡¡¡NO!!!!! No,
amado, no te largues. No me dejes aquí sola.” (le ruega y le
aletea la mujer de
sus sueños cual paloma a alimentador de plaza).
Él, sin violentarla,
la va haciendo a un lado, mientras sigue con practicidad
encorchando
botellas, cerrando tuppers, y vaciando de migas la manteleta.
“¡No, no! ¡Déjame al
menos el Frankfurt!!! ¡¡¡¡POR FAVORRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!!!”, se escucha el
grito desgarrador en medio de la noche estrellada y la luna asustada; al
unísono del HISPANIA 220, alejándose a toda marcha por la A2-26, para nunca más
volver...
Y los tiempos de antaños
paralelos
Volvieron a renacer...
Enzo y la damisela firmaron una
paz
(según los notarios)
duradera...
Ella le ha rasurado su barba de
montaraz;
Él le ha enseñado un poquillo a
callar.
Hoy ocupan el Alcázar Mayor
de la Comarca de Sidonia,
Criando a sus 7 herederos,
Viviendo de los planes sociales
del Rey...
AUTOR: Pablo Vaudagna- GÁLVEZ (Santa Fe- Argentina)
No hay comentarios:
Publicar un comentario