A
Manuel Torres Blumell, el amor de mi vida.
Manuel
había partido embarcado en el "Ulises" y vivía con
la esperanza del reencuentro con su novia Yaren, quien
permanecía en el puerto de Valparaíso. El joven sufrió un
accidente, cayó de una escalera en barco, estuvo en coma un largo
tiempo .Se fracturó la pelvis y piernas, su recuperación era
lenta. Permaneció seis meses hospitalizado
en Madrid después del coma, quedó con secuelas una amnesia disociativa.
Él ignoraba que Yaren lo esperaba y que seguía escribiéndole a diario,
enviando cartas que nunca llegaron.
Cuando
volvió del coma tenía vagos recuerdos, mediante la terapia recobró su estado
físico y siguió en tratamiento para recuperar su memoria. Su
familia no se enteró del accidente. Cuando estaba mejor de
salud regresó a Chile para continuar el tratamiento.
Uno
de sus primos que vivía en Caldera lo visitó en su casa meses después, le
llevó de regalo una botella que encontró en la playa de Bahía Inglesa.
Al
abrirla, había un rollo de cartón envuelto en plástico, contenía una foto
donde aparecía una muchacha con un vestido amarillo y una rosa en
los cabellos, cogida de la mano de un joven. Al reverso de la foto decía Manuel
y Yaren, se aman.
Manuel
comenzó a leer, su madre, su hermana y el primo estaban impresionados que
estuviese recuperando el habla. Decía por favor tienen que buscarla y decirle
que venga a casarse conmigo. Recuerdo que en mis sueños veía en una playa una
muchacha de vestido amarillo. Siempre aparecía como un ángel, le comenté al
siquiatra y decía que los sueños inconclusos no siempre se cumplían, pensó que
estaba loco. El joven comenzó a llorar, a llorar y nadie hablaba. Todos
recordaron en silencio que, la muchacha de la foto fue encontrada muerta, se
había ahogado en Año Nuevo del 2001.
El
mutismo de Manuel por segundos los dejaba perplejos, se miraron y la
madre habló:-Hijo mío, te prometo que buscaremos a la muchacha y si todavía
vive en Valparaíso la invitaremos a visitarte.-Gracias mamá.
Cogió
la carta y leía en silencio. Todos comprendieron que debían dejarlo sólo.
“Perdí
a mi familia cuando abandoné el convento en Santiago. ¡Manuel ¡Fuiste mi gran
elección. No puedo olvidar ese verano de amor y poesía. “Aunque pasen mil
noches de silencio te seguiré amando. ”Eres la estrella de mis sueños
amado mío, si soplaras mi corazón, sonaría una campana que borraría la
nostalgia.” Amado mío, son tantos recuerdos que nunca te olvidaré.
Cuando mañana despunte el sol, llegaré de nuevo al muelle a ver si
aparece el “Ulises”. Yo soy la que espera, una palabra, una sonrisa
tuya, y la ausencia se hace insoportable. Voy a la playa, círculo
recogiendo caracolas y les pregunto, ¿dónde estás? No hay respuesta para mí.
Converso con los pájaros, vuelo en su vuelo de una roca otra y mis ojos
se zambullen en el agua junto a ellos. Me adhiero en la arena, la siento correr
en mi piel, me adormece el calor. Tus besos van en mi sangre y mi boca descarga
los besos en tu pecho, amor mío. Siento las olas lamiendo la
piel de mis brazos y es tu boca, abro los ojos y estas de pie
sonriente con un mechón de cabellos rubios sobre la frente. Al levantarme
tu figura se va alejando y se pierde entre las olas. Grito, corro desesperada,
llegó al borde del agua, los pequeños ríen, los hombres y mujeres miran. La
mirada mía se pierde en el horizonte y vuelvo a desandar mis pasos como
una gaviota perdida.
Amor
mío, sigo esperando tu regreso, asoma la luna y vuelvo a casa con los ojos
cansados, la noche se hace infinita contando las estrellas, la
tierra no cambia en días y horas, pero si ríes junto a mí, abrirías las
puertas del cielo..."
Autora:
Nélida Baros Fritis- Copiapó (Chile).
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