La llovizna viene
lenta, se derrama en el rostro, quedo sorprendida por la sacudida de los
árboles. Caen granizos como una pelota de pin pon y rebotan en la tierra. El
granizo se desintegra dejando una pequeña poza de agua que, se junta a otra,
hasta formar el charco. Cientos, miles de moléculas le dieron estructura y al
chocar se desencadenó una tormenta. La angustia existencial se transformó en
otro pensamiento, en la reconstrucción y desconstrucción de la naturaleza.
Minutos después vi a
lo lejos un arco iris, reía, reía a carcajadas mirando los árboles, instantes
después brillaban por la luz. Me veía a si misma como un espantapájaros, la
vestimenta mojada y los pies embarrados. Era un árbol más en el paisaje de la
fotografía. Un impulso interior me incitó a conversar con los árboles. Me
abracé al primero, era el más fuerte, le pregunté.
“¿Cómo te sientes
con esta lluvia otoñal?
-Muy bien, ha
renovado mi cuerpo y limpiado mi alma”-
¿Cuál es tu nombre?
-Justicia.
Desde lo más
profundo de mi persona, otra mujer repetía, “Justicia.”
Comencé a interrogar
a los demás árboles. Respondieron uno a uno por su nombre. “Sabiduría,
Esperanza, Valor, Egoísmo; Verdad…”
Enfrente de todos
los árboles quedé perturbada, el árbol de la sabiduría preguntó. ¿Mujer cuál es
tu problema?
La verdad tengo
muchos problemas. “El virus covi 19 diezmará a la población en el mundo.” “La
destrucción del planeta, el cambio climático”. “Las guerras en otros países” y
no terminaría nunca de pensar en las situaciones catastróficas que se están
sucediendo minuto a minuto, etc.” No afecta sólo a los habitantes de mi país,
sino
de América y del
mundo.
El árbol de la
justicia habló: En breves minutos responderé, me reuniré con mis hermanos.
El árbol del
egoísmo, se quedó observándome y dijo.-No debes preocuparte tanto, eres una
hormiga entre miles y miles, vive tu mundo. Te aseguro que serás feliz.
Necesitas un trago, divertirte un poco, piensa en ti, los años no pasan en vano
y te mortificas por un gran problema que nunca tendrá solución.
No sabía que
responder a estas recomendaciones, otra mujer hablaba a través de mí. “El
hambre es el animal más poderoso que mata a cientos y miles de personas. ¿En
época de hambruna Ud. comería de las ollas comunes del pueblo? No respondió, él
movió su mano diciendo adiós.
La Justicia levantó
sus manos para ser oído. “Paciencia mujer, de las ruinas, el pueblo volverá a
levantarse, construirá nuevas ciudades, tú y todos los que sufren en el mundo,
tendrán el valor de mirar más allá del horizonte. Lucharan por aquellos que
tienen dificultades en resolver los problemas. Los árboles crecerán con rapidez
y la tierra renacerá, la hierba brotará en los cerros, las palomas traerán mensajes
de paz.
La poesía, el canto,
el baile y todas las artes volverán a florecer, surgirán nuevos valores y se
renovarán los pueblos con el arte.
Cuando entres de
nuevo a tu bosque encantado de silencio escribirás nuevos poemas y oirás
canciones darán tranquilidad a tu espíritu. No te rindas, muchas veces en la
vida llegan problemas como un galope de caballos, y mientras viene el sueño
aparece la solución.
Hay demasiado amor
en tu corazón, dentro ti hay mujer justiciera. La verdad y la justicia van de
la mano y esa es tu antorcha de luz.
Resistirás y saldrás
del bosque fortalecida porque tienes fe y esperanza en el destino humano.
Recuerda que toda la ternura derramada a tú alrededor y más allá de ti, se
reparte.
AUTORA: Nélida Baros Fritis- COPIAPÓ (Chile)
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