Apenas se despertó,
cuando empezaba a aclarar, antes incluso de que saliera el sol, el Sr.
Fredericksen se preguntaba si estaba listo, si ese sería al fin el gran día.
Se preparó, como de
costumbre su taza de café amargo, y salió al pórtico a contemplar el alba.
Una sensación rara
corría por su ser, diferente al resto de sus días.
De repente un cuervo
se posó sobre la baranda del pórtico, justo enfrente de él, quedando varios
minutos mirándose fijamente, admirándose, sin poder siquiera parpadear,
hipnotizado en sus ojos negros.
Fue allí, en medio
de su inmensidad, solitaria y anodina que supo al fin que ese era el día, ese
era su nuevo punto de partida.
Todo lo acontecido
iba a quedar relegado a un recuerdo, y sabía que nada había sido en vano.
Tomó su boina y su
abrigo, y convencido empezó a caminar.
AUTOR: Federico Valtorta- GÁLVEZ (Santa Fe- Argentina)
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