Mar adentro van los pescadores como cada
día, se balancea el bote al vaivén de las olas, esperan el tiempo para recoger
las redes mientras lían un cigarro, miran a lo lejos algo que brilla entre las
algas, que se han enredado junto a las redes, basura, una más de tanta que ha tirado
el hombre contaminando el océano, la basura también se mece en el mar.
Cuando al fin atraen el objeto brillante
gracias a los ganchillos y remos se dan cuenta que es una antigua botella.
Rápidamente recogen redes y pescados y regresan a casa.
Llamar a sus mujeres para mostrar el
hallazgo; ten cuidado Pepe puede ser un conjuro, una mala cosa, brujería digo
yo.
No Comadre, es alguien pidiendo auxilio. José
toma la botella extraña entre sus manos una vez más, hay un trozo de papel
dentro de ella , hace fuerzas para quitar el corcho una y otra vez, expectantes
sus amigos y familia, hasta que aparece un sacacorchos y al fin extrae el
escrito, asustados los reunidos, asustados como cuando el viento silva y
abre una puerta o bate las ventanas desordenando papeles, lo
mira intentando descifrar, pero nada, lo pasa a su amigo y va de mano en
mano de todos los presentes y ninguno hace comentarios, ninguna letra se
parece a nuestro abecedario. Será Árabe, Alemán, finalmente quedó la duda,
alguien pedía ayuda o era una declaración de amor o como decía la comadre sería
cosa mala, nadie más habló del tema y ahí quedó en un estante de la
casa, es un adorno más.
AUTORA: Hilda Olivares Michea- Chañaral (Chile)
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