Sin querer abrí un cajón de unos de los mostradores de mi abuela y sutilmente saque un papel de color caramelo casi amarillento, donde pude apreciar que el tiempo había transcurrido, al desdoblarlo observé la Cruz del Sur, indicaba que debía dirigirme hacia el Norte. Soy Rosmi y desde ese momento me convertí en una pirata….LA PIRATA ROSMI!!!
Esta vez no tenía una pata de palo, ni una mano con gancho, pero me tape un ojo como todos los piratas y busqué entre los recuerdos un sombrero de mi abuelo, y con un palo de escoba representé una espada, mi barco fue protagonizado por mi bicicleta, con una tripulación formada por Zin, Sara y Zaro, ellos son integrantes de cuatro patas, peludos, inteligentes y dan la vida por una misión junto a su dueño. No podía dejarlos porque además de brindar su compañía son leales, fieles, divertidos y te roban el corazón. Allí nos lanzamos hacia la gran aventura.
El viento sur del mes de agosto nos ayudó a llegar más rápido, el recorrido se hizo bastante llevadero, con algunos obstáculos que pudimos resolver con simplicidad. Estando en la zona ya indicada, caminamos por un sendero donde hallamos una cueva, y a la distancia escuché que en el fondo había agua que recorría un trayecto y luego un gran salto, caía una cascada con espuma trasparente y una brisa tan suave que salpicaba mi tripulación y mi cara.
Repentinamente, apareció una fragata, con aguas divertidas y una botella azul que nos invitaba a continuar con la aventura que nos ofrecía la bella naturaleza... desfundé mi espada y dije: YO SOY LA PIRATA ROSMI!!! Y nos perdimos en ese tramo.
AUTORA: Rosa María Milla
San Vicente (Santa Fe- Argentina)
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