Vivian
lejos de todo.
Pocos
días iba a la escuela, el clima, la distancia…
La casa era de barro, una mesa, cuatro sillas y dos
camas constituían el mobiliario.
Sus padres trabajaban duro, Mario cuidaba de su
hermano pequeño, lo único que les sobraba
era naturaleza y en las noches claras, estrellas.
Soñaba con un
mundo desconocido, ese que vislumbrara en viejas revistas llegadas quien sabe cómo; a una le
faltaba una hoja, esa, siempre iba con él, estaba ya un poco descolorida
y arrugada de guardar, una y otra vez en su raido pantalón.
Aun así, se veía un hermoso
e imponente
árbol de navidad.
No quería poner tristes a sus padres haciéndoles
saber que su deseo más grande era tener
un árbol como aquel, con adornos de colores, luces y
tanta cosa bonita como te imagines.
Lo deseaba con toda su alma.
Llego Nochebuena, un día más.
No sabía cuánto había dormido, pero voces y un gran
resplandor lo despertaron.
En el cielo, las estrellas se habían unido formando
un gran árbol y como adorno principal,
en la cúspide;
la luna le hacia un guiño.
Nunca dejen de soñar, los sueños, se cumplen.
AUTORA: Julia Ledesma
Pehuajó (Buenos Aires-
Argentina)
TALLER VIRTUAL 11
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