Me levanto
muy temprano, por prescripción médica, estuve quince días alejada de la computadora, realizando
ejercicios de rehabilitación, en mis manos doloridas. Esta mañana me dije: no te
rindas y sentada frente a esta querida amiga, mi computadora, elimino propagandas y selecciono algunos
correos, los que considero de interés. ¡Qué satisfacción! Por fin logro conectarme con el mundo
exterior, mis ojos recorren cada renglón. Leo con avidez cada mensaje, mi
rostro cambia de expresión, las emociones a flor de piel me alegran, me entristecen,
me preocupan… hasta que abro el enviado por Beatriz, una simple tarjeta
de Navidad, invitándome a participar en el último Taller Virtual, en un año
muy particular.
En
eso suena el portero, me apresuro a atender y escucho una voz querida:
-Tía
Mary, soy Bautista!
-
Voy….voy…
Abro la
puerta y aparece la figura menuda de Bautista, uno de mis sobrinos nietos de apenas diez añitos, nos saludamos a
distancia de acuerdo al protocolo social, le alcanzo el alcohol en gel y se
frota las manos, saca de su mochila un libro de poesías que le había prestado y
me lo tiende agradecido.
Cómo
todo niño, pregunta -¿qué está haciendo? y lo invito a pasar a mi escritorio, -
Trato de escribir algo sobre esta tarjeta- le digo.
Se
acerca y la mira con curiosidad, ¿qué vacía está esta tarjeta, tía?
Lo
miro sorprendida, pero feliz,
- ¿Me permite tía?
Adelante
y le cedo mi lugar y lo dejo trabajar.
Paso
a la cocina, preparo una bandeja con un vaso de leche y unas galletitas, se la
llevo-
-¡Gracias,
tía!
Activo
mi celular, que apago de anoche y comienza a sonar, descarga varios chats y una llamada perdida. Aprovecho
para sentarme y ponerme al día., mientras Bautista continua trabajando.
Respondo
a los chats, con mensajes de voz, estoy tan distraída viendo y escuchando
algunos vídeos, que pierdo la noción del
tiempo.
Una
suave voz, me vuelve a la realidad.
- ¡Tía,
venga a ver cómo queda la tarjeta!
Sonrío complacida con lo que veo. La tarjeta convertida en un precioso vídeo, con música de
villancico de fondo, un pesebre arriba de la chimenea, a una abuelita
sentada en la hamaca y dos niños jugando
al lado del árbol.
Bautista
comienza a explicarme sobre el significado de la Navidad, el nacimiento
del Niño Jesús, de los regalos que reciben los niños. Esto nos contó la maestra
de Religión en el Colegio. Mis papás están armando el pesebre en casa.
-¿A
dónde va a pasar usted la Navidad?
Este
año lo haré en casa de unos primos, a dos casas de la mía. Debo respetar el
protocolo por la Pandemia, hay muchos contagios y debo cuidarme, -le respondo.
La
conversación continua por unos minutos,
suena el portero, - es mi papá que viene
a buscarme…
AUTORA: María de los Ángeles Albornoz
Monteros (Tucumán-Argentina)
No hay comentarios:
Publicar un comentario