Sopla, Eolo, sopla fuerte…
Que la llama del Diego se propague,
que incendie
el pecho de sus contemporáneos…
Que la blanca y celeste
vuelva a tener ese fuego sagrado,
aquel que quedó marcado
en el verde césped
de un Azteca imponente.
Sopla, Eolo, sopla fuerte…
Para que la flama del Diez incinere
estas décadas de desencanto…
Para que vuelvan a arder los corazones
de los hinchas y de los jugadores
del presente.
Sopla, Eolo, sopla fuerte…
Para que el águila guerrera otra vez
bien alto se eleve,
para mirarlos a todos desde arriba,
para recuperar la mística perdida…
Para volver a enamorarme de la bella
casaca albiceleste…
¡Como cuando jugaba Maradona!
¡Como cuando no me era indiferente!
San Francisco (Córdoba – Argentina)
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