Cartuja de Valldemossa, Mallorca, febrero de 1839
Mi estimado amigo François
Rollinat:
Cuando reciba esta carta, seguramente ya estaremos en viaje hacia
Francia. La aventura en esta isla ha finalizado porque la salud de Frédéric
Chopin, ha empeorado en estos últimos días. El invierno se presenta frío y
húmedo y, a pesar de los paisajes maravillosos que nos rodean, no puedo hacer
más que pensar en nuestra partida.
Los dos enfermitos que trajimos, mi hijo Maurice por sus ataques de
reuma y el señor Chopin, me consta que disfrutaron de los días en esta región, ya que a ambos los médicos les
habían recomendado un clima cálido y soleado. Nada más bello para mí que estos
terrenos descuidados que producen lo que Dios quiera y en los que nada falta.
Árboles inclinados con sus melenas al viento, magníficas flores silvestres,
alfombras de musgos y juncos. Barrancas, colinas, senderos pedregosos que, de
pronto se sumergen en un riachuelo encantador.
Aquí Frédéric ha compuesto algunos admirables preludios que usted tendrá
oportunidad de disfrutar cuando nos veamos en París. El convento en el que nos
hospedamos, junto a los más diversos ruidos y fantasías que nos proveen el
viento y los cambios de tiempo, junto a la sensibilidad del señor Chopin, lo
han inspirado maravillosamente.
Palabras aparte merece nuestro piano Pleyel que tantas fatigas nos ha
costado traerlo hasta aquí. Era impensable llevarlo nuevamente con nosotros en
la travesía de regreso. Aquí debo agradecer la generosidad de la esposa de mi
banquero Canut, Doña Hélène Choussat, quien lo adquirió librándonos así de
dejarlo abandonado a su suerte en esta celda.
Le dejo a esta amable mujer un recuerdo sobre el piano. Una copa en
homenaje a los buenos momentos vividos y una flor en prenda de nuestra amistad.
Usted dirá que me domina la sensiblería, pero ahora a punto de dejar este lugar
que tan bellos recuerdos han dejado en mi alma, creo que lo mínimo que puedo
hacer por el noble Pleyel cuyas melodías embellecieron las veladas en esta isla
y por la generosidad de esta dama, es dejar estos recuerdos.
Nos vemos en París, espero que muy pronto.
Su amiga
George Sand
AUTORA: Susana Solanes
Rosario (Santa Fe- Argentina)
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