(El amor que no pudo ser)
No soportaba la carcajada burlona de las
teclas que el piano repetía cruel.
La copa de licor con gusto a hiel, hacía
sentir su llanto de cristal.
Tomó en sus manos la rosa que se
desangraba lentamente.
Todo destilaba dolor y la traición cruel
de su destino.
Una nube quieta la envolvió en silencio.
Buscó el amanecer arañando la mañana.
La luna menguó su brillo.
Hay muerte en el piano, en la rosa y en
la copa.
También murió el amor.
AUTORA: Nilda Alicia Vivas Goyenechea.
Rafaela (Santa Fe-
Argentina)
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